La Unión Europea sigue sin ponerse de acuerdo para acabar con los cambios horarios

La Unión Europea sigue sin ponerse de acuerdo para acabar con los cambios horarios
El cambio de hora tiene un impacto negativo en  la salud pública y la economía, al romper los ritmos ritmos circadianos con el horario solar.  Sin embargo, la Unión Europea sigue sin avanzar hacia el establecimiento de husos horarios naturales.

En los últimos 30 años, las investigaciones científicas han revelado los efectos perjudiciales de vivir en zonas horarias desalineadas con los horarios solares naturales, que se agravan con el  establecimiento del horario de verano (DST, por las siglas en inglés).

Algunos impactos negativos incluyen riesgos para la salud, como mayor incidencia de cáncer, diabetes y problemas de salud mental, pero también la reducción del rendimiento laboral y académico, con una afectación negativa al PIB y efectos ambientales perjudiciales, como el aumento de la contaminación y emisiones de gases de efecto invernadero.

En junio de 2024, más de una veintena de miembros del Parlamento Europeo firmaron el manifiesto “Europa, tic-tac: ¡Defendiendo el derecho al tiempo!”, promovido por la Time Use Initiative (TUI) para garantizar el derecho al tiempo a toda la ciudadanía.

Entre los cambios propuestas, eurodiputados y eurodiputadas firmantes  llamaban a establecer una hoja de ruta para acabar con el cambio hora para el 2026. En octubre de 2024 el eurodiputado irlandés Seán Kelly, miembro del Partido Popular Europeo, envió una carta dirigida a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, firmada por más de 70 eurodiputados y eurodiputadas.

Más recientemente, el pasado 18 de marzo se celebró en el Parlamento Europeo  una conferencia organizada por el eurodiputado Seán Kelly, con el apoyo de la Time Use Initiative (TUI), que reunió a personas expertas, eurodiputados y eurodiputadas para tratar de impulsar una estrategia para poner fin a esta práctica en Europa en el 2026.

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La Comisión Europea presentó una directiva en  septiembre de 2018 para a eliminar los cambios horarios que fue respaldada por mayoría en el el Parlamento Europeo. Sin embargo, los Gobierno no han terminado de ponerse de acuerdo y  la norma está bloqueada, al tiempo que insta a los países a no actuar por separado.

La propuesta de la TUI y la Alianza Internacional para un Horario Natural (IANT, por sus siglas en inglés) cuenta con el apoyo de múltiples centros de investigación y personas expertas de todo el mundo.

Un primer paso debería consistir en eliminar el cambio de primavera. El segundo lograr que siete países (Grecia, Bélgica, Francia, Luxemburgo, Países Bajos, España e Irlanda) cambien su hora estándar actual a su zona horaria solar más apropiada geográficamente, lo que implicaría retrasar por última vez sus relojes en otoño. Aquellos Estados miembros con territorios en diferentes husos horarios (Francia y Córcega; y Grecia continental e islas griegas) podrían actuar como lo hace España con respecto a las Islas Canarias, y encontrar soluciones específicas para los territorios europeos fuera del continente europeo.