Ama a tu prójimo como a ti mismo

Ama a tu prójimo como a ti mismo
Hay muchas definiciones de la palabra «cuidador»; en internet se define como «profesional sanitario, familiar, amigo, trabajador social o miembro de una comunidad religiosa que presta asistencia en el hogar, el hospital u otro entorno sanitario».

Para el Instituto Nacional del Cáncer, se define como «la persona que ayuda a otra que necesita ayuda para valerse por sí misma». En ambas definiciones, encontramos que son familiares, amigos o personas cercanas a la persona en situación de dependencia, que prestan, de forma prioritaria, permanente y comprometida, el apoyo físico necesario para satisfacer las actividades básicas de la vida diaria y que también prestan apoyo para otras necesidades derivadas. También prestan apoyo emocional a la persona a la que cuidan, con la misma constancia y compromiso.

El cuidado nace de las relaciones humanas, con compasión y discernimiento, hacia la otra persona que sufre sus dificultades. También significa respetar a otras personas que no son suficientemente autosuficientes para mantener su dignidad humana.

El cuidador no es solo la persona que presta apoyo, sino también la tiene la capacidad física y emocional para llevar una vida digna y, a su vez, se convierte en un amigo y familiar de confianza, esencial para esa persona.

La virtud del cuidador es la cualidad de servir a los demás. En el Evangelio de Mateo, Jesucristo es un servidor, busca el encuentro personal con los enfermos, los acoge, los mira, los escucha, los comprende e interpreta sus deseos, les da ánimo y esperanza. Jesús les libera de su soledad, les ayuda a descubrir que no están solos y abandonados.

Visitar al enfermo es estar en presencia de Dios. El amor del Padre nos enseña cómo debe ser nuestra empatía humana hacia otra persona, sea cual sea su condición, con consideración, compasión, altruismo y amistad fraterna
Jesús nos invita a amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos. En su paso por nuestra humanidad, nos muestra nuestra incapacidad para ver, sentir y discernir las necesidades que los demás puedan tener en sus dificultades.

También puedes leer —  La organización social del cuidado

Jesús sufrió, fue herido de la manera más cruel, con azotes en la espalda, heridas en la cabeza, golpes, laceraciones, le clavaron las manos y los pies, bebió vinagre con hiel, le apuñalaron en el costado. En la cruz soportó burlas y, a pesar de todo, sintió compasión por ellos. A pesar de este testimonio, seguimos siendo una humanidad indiferente.