Por una siderúrgica más descarbonizada

Por una siderúrgica más descarbonizada
FOTO | Třinecké železárny, vía Wikipedia
En medio del debate, por la reindustrialización europea y la salvaguarda del llamado Pacto Verde Europeo, un informe de la Fundación 1º de Mayo, apuesta por el “hidrógeno verde” para transformar la industria siderúrgica.

El sector de la siderurgia emplea de forma directa a cerca de 22.000 personas en España, aunque su viabilidad está cuestionada dentro del empeño por la descarbonización de la economía, con el consiguiente riesgo de deslocalización.

La siderurgia es uno de los sectores más intensivos en gases de efecto invernadero (GEI) –en promedio, por cada tonelada de acero bruto que se produce se emiten 1,83 toneladas de CO2– y uno de los más difíciles de descarbonizar por su alto consumo energético y porque buena parte de la producción aún depende del carbón de coque para su funcionamiento.

Sin embargo, la siderurgia no está ahora mismo contemplada dentro los convenios de transición justa que están acompañando la transformación de regiones donde la minería y las centrales térmicas y nucleares suponían un importante activo económico.

El informe Descarbonización y empleo en el sector siderúrgico español, coordinado por CCOO de Industria y que ha contado con colaboración con la consultora Syndex, contempla la oportunidad de España en avanzar hacia la descarbonización y eficiencia del sector, dado que el 70% de la producción de acero en el país se hace a través de la ruta eléctrica, que produce menos gases de efecto invernadero al no usar carbón de coque.

El otro 30% de la producción en España se realiza a través de altos hornos que sí necesitan del carbón de coque. Precisamente, en todo el mundo, el 71% de la producción de acero emplea precisamente este mineral de gran impacto en la emisión de gases de efecto invernadero.

“España presenta un gran potencial en su producción al contar con una gran cantidad de recursos solares y eólicos, una base industrial sólida en esta área, con empresas bien posicionadas en la producción de electrolizadores y otros componentes clave”, asegura el informe.

El estudio contempla tres escenarios de futuro para la siderurgia en España. Uno, seguir como hasta ahora y por tanto sin reducir la contribución al cambio climático, a riesgo de recibir penalizaciones de establecerse nuevas exigencias ambientales. Dos, introducir alternativas energéticas de origen renovable, aunque en combinación con el gas natural.

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El tercero, sustituir el gas natural por hidrógeno verde en el proceso de reducción directa del hierro y la integración de la electricidad renovable, para crear una industria siderúrgica de bajas emisiones.

Disminución de la dependencia del carbón

El informe apuesta por este escenario, que “ofrece oportunidades significativas en nuevos sectores verdes”, aunque requiere una inversión masiva en tecnología y capacitación de los trabajadores en activos en el sector y de las generaciones que se incorporan al mercado laboral. También ha de enfrentarse al riesgo de intensificación de las sequías. El agua se emplea en procesos como el enfriamiento, el lavado o el laminado, por lo que su disponibilidad afecta la generación de hidrógeno verde en cantidades industriales y competitivas.

La producción de hidrógeno verde crearía nuevas oportunidades en la cadena de suministro, generando empleos en áreas como la construcción de infraestructuras de hidrógeno, el transporte, almacenamiento y la manufactura de componentes de electrolizadores.

Las regiones con un fuerte enfoque en energías renovables o proyectos de hidrógeno verde en desarrollo podrían experimentar un aumento significativo en el empleo, mientras que las regiones dependientes de tecnologías convencionales podrían enfrentar desafíos económicos si no logran adaptarse rápidamente.

Sin embargo, “los trabajadores actuales necesitarán adquirir nuevas habilidades técnicas relacionadas con la gestión de energía, la producción de hidrógeno y la operación de plantas de reducción directa del hierro con hidrógeno verde”.

Por ello, el proceso de recualificación y modernización del empleo debe inscribirse en el marco de una transición justa, recalca el informe.

Además, el sector podría verse afectado por un proceso de deslocalización, que supondría la pérdida de miles de empleos, y que también necesitaría de un acompañamiento por parte de las administraciones para amortiguar el impacto social en caso de que esto ocurriera.