La Iglesia de Jaén reclama “que el trabajo deje de ser una trampa mortal y vuelva a ser fuente de vida”

La Iglesia de Jaén reclama “que el trabajo deje de ser una trampa mortal y vuelva a ser fuente de vida”
La pastoral del trabajo de la Iglesia diocesana de Jaén denuncia en sus últimas jornadas el drama de la siniestralidad laboral

La jornada diocesana de pastoral del trabajo de este año realizada en Jaén repuso en el centro del debate una realidad dramática: la siniestralidad laboral. Un encuentro que reunió a víctimas, sindicatos e Inspección de Trabajo, para abordar una realidad cada vez más dramática: durante 2024, murieron en el trabajo 796 personas trabajadoras.

“Dos personas al día en España, una cada tres días en Andalucía. Si en lugar de calcular por días se hiciera por el número de horas laborables que se trabajan en España, cada 3 horas laborables, muere una persona en el país. Detrás de cada cifra hay historias de dolor, familias destrozadas y un sistema que no protege a los trabajadores”, denuncia el comunicado publicado en la web de la diócesis de Jaén.

Historias de dolor y lucha

Los testimonios de las víctimas fueron el alma de la jornada. Marcela Escobar, viuda de Miguel Godoy, fallecido en un siniestro laboral en 2022, relató el impacto devastador que sufrió su familia. “Es un dolor que nunca se va, y encima tienes que luchar por lo que es justo”, expresó con voz quebrada. Miguel y su compañero Mario murieron atropellados mientras trabajaban en una autopista.

Desde entonces, Marcela y su hijo han enfrentado no solo el duelo, sino también la incertidumbre económica y la falta de apoyo institucional. “La aseguradora puso trabas para reconocer sus derechos y el acceso a una pensión no fue inmediato”, denunció durante su intervención.

Otro testimonio desgarrador fue el de Fernando Higueras, extrabajador de la Fábrica de Uranio de Andújar. “Nos hicieron trabajar sin información, sin medidas de seguridad, nos llevábamos la ropa contaminada a casa, y ahora nadie se hace responsable”, denunció. De los 126 empleados que estuvieron expuestos a la radiación sin protección, casi todos han muerto de cáncer.

A pesar de los informes médicos que vinculan su enfermedad con la exposición al uranio, ni él ni sus compañeros han obtenido reconocimiento de enfermedad profesional ni indemnizaciones. “Es un crimen laboral sin resolver”, lamentó.

Por su parte, Miguel Cruz, presidente de la Asociación de Víctimas de Accidentes Laborales y Enfermedades Profesionales de Andalucía (AVAELA), subrayó que estos casos no son excepciones, sino la consecuencia de un sistema que normaliza la precariedad y la falta de seguridad. “Cada accidente laboral es un crimen evitable, pero seguimos viendo cómo las empresas y las Administraciones miran para otro lado”, invisibilizando esta tragedia humana y social.

Desde su experiencia personal, Cruz explicó que su padre murió en un accidente laboral cuando él era un niño, lo que lo obligó a incorporarse prematuramente al mundo del trabajo. “No son accidentes, son víctimas de un sistema que los considera desechables”, afirmó, recordando que “hay cosas que solo se pueden ver con los ojos llenos de lágrimas”, dijo citando al obispo congoleño Christophe Muzihirwa.

Prevención y cumplimiento de la ley

Mariola Palacios, jefa de Inspección de Trabajo, destacó la importancia de la prevención y el cumplimiento de las normativas laborales. Sin embargo, en el diálogo compartieron que las inspecciones, aunque necesarias, son insuficientes si no hay un cambio estructural que priorice la vida sobre el beneficio económico.

“Tenemos una ley de prevención bastante acertada, una ley inclusiva, pero el problema es su incumplimiento”, afirmó Palacios, en línea con las denuncias de AVAELA y los sindicatos presentes.

La siniestralidad laboral es, ante todo, un problema de dignidad humana. “No son números, son personas. No más muertes en el trabajo. Esforcémonos todos para lograrlo”, recordaron desde la pastoral del trabajo, citando al papa Francisco y llamando a toda la sociedad a reclamar “que el trabajo deje de ser una trampa mortal y vuelva a ser fuente de vida”.