Helena Maleno: “El mercadeo de menores no acompañados es una violación de derechos”

Helena Maleno: “El mercadeo de menores no acompañados es una violación de derechos”
Helena Maleno Garzón (El Ejido, 1970) es defensora de derechos humanos, periodista, escritora e investigadora hispano-marroquí. Especialista en migraciones y trata de seres humanos, y fundadora y directora del Colectivo Caminando Fronteras

El próximo viernes interviene en el ciclo Líneas Rojas (20:00 horas, Centro Municipal “García Alix” de Murcia y en directo por Zoom) organizado por la HOAC diocesana y las Comunidad Cristianas de Base, para hablar de “Vida en la necrofrontera: resistencias de vida frente a políticas de muerte”.

¿Por qué hay que hablar de la muerte en las fronteras? ¿Somos conscientes de lo que está pasando?

Vivimos un momento en el cual es imperativo explicar lo que está sucediendo en las fronteras, cómo se han instaurado sistemas que causan la muerte de personas migrantes simplemente por intentar cruzar. Es necesario exponer los intereses que hay detrás de estos sistemas, que no son más que un lucrativo negocio. Este abarca la militarización de terceros países como Libia, donde recientemente se han descubierto fosas comunes de migrantes asesinados, así como los sistemas de control fronterizo en México y la financiación en el Sahel, o la presencia de fronteras en países como Mauritania y Senegal. Las empresas de venta de armamento han encontrado en el control de la seguridad una nueva fuente de ingresos, y esto está causando muertes. Este fenómeno viene acompañado de un proceso de deshumanización y una guerra fronteriza, como muchas investigadoras hemos señalado, en la cual las víctimas fatales son siempre del mismo lado. Esta situación es tolerada debido a un proceso de deshumanización. Es crucial, precisamente, comprender este concepto de deshumanización en estos momentos tan críticos a nivel global para poder entender cómo están ocurriendo estas muertes.

Pero ¿no cree que, en general, somos un poco ajenos a toda esta realidad de muerte, que permanecemos insensibles?

Pues mira, me sorprende mucho porque en Murcia sois tierra de frontera, donde habéis recibido muchas familias que se acercan a las comisarías a denunciar las desapariciones de sus seres queridos. Recientemente, regresamos de Ginebra, donde participamos en el primer Congreso Mundial de Desapariciones Forzadas, en el cual abordamos la problemática de las desapariciones en el contexto migratorio, un tema que preocupa profundamente a Naciones Unidas. En la Región de Murcia han llegado numerosos cuerpos y cadáveres que necesitan ser identificados, provenientes de personas que huyeron desde las costas argelinas y que fueron encontrados en vuestro territorio. Creo que no debéis vivir ajenos a esta realidad tan latente en vuestra tierra. También hay muchas personas migrantes que, aunque no mueren, se ven atrapadas en sistemas de explotación presentes en vuestra región.

Vivimos un momento en el cual es imperativo explicar
lo que está sucediendo en las fronteras,
cómo se han instaurado sistemas que causan la muerte
de personas migrantes simplemente por intentar cruzar.
Es necesario exponer los intereses que hay detrás
de estos sistemas, que no son más que un lucrativo negocio

¿Qué se siente ante las desapariciones de seres queridos?

Hace una par de meses participé en otro congreso sobre desapariciones organizado por la Fundación QSDglobal, de Paco Lobatón, donde nos encontramos con casos de personas desaparecidas por Alzheimer, con el abuelo de Marta del Castillo, con la madre de Jeremy Vargas, entre otros. Cuando hablamos sobre las desapariciones en el contexto migratorio, estas familias comprendieron ese dolor y lo que significa no tener un cuerpo que enterrar. Esto ha sido muy significativo, ya que la deshumanización ha alcanzado tal nivel que incluso los fallecidos y sus familias son deshumanizados. Hace poco se cumplieron once años de la masacre del Tarajal, y los cuerpos enterrados en Ceuta aún no han sido identificados. Seguimos hablando de desapariciones forzadas, de fosas comunes en el Estado español. Esto es una vergüenza para cualquier país democrático. Por ello, en Murcia hablaré sobre la construcción de vuestro territorio de frontera, sobre quiénes son esas familias y esas personas víctimas, que están más cerca de lo que pensáis. Es fundamental compartir momentos para recordar, mantener viva la memoria, reflexionar, y rezar por ellas. Esta memoria es absolutamente necesaria.

Cuando hablamos de personas migrantes lo hacemos de realidades muy distintas, pero en este escenario que comenta, ¿lo haríamos de vidas desechables, de nuda vida, ese concepto de una existencia reducida a lo biológico?

Efectivamente, se trata de vidas desechables y deshumanizadas. No es casualidad que la tecnología más avanzada en el control fronterizo y la militarización, que provoca tantas muertes, provenga del Estado sionista de Israel y se aplique en el genocidio contra el pueblo palestino. Esta misma tecnología se utiliza en nuestras fronteras. Por ello, estas vidas desechables y deshumanizadas no tienen valor salvo para ser explotadas y generar sufrimiento, sin producir beneficio alguno. Me pregunto, ¿es esta una situación admisible en estados democráticos? ¿Ha normalizado la sociedad esta realidad? ¿O acaso los propios estados no cuentan con mecanismos para enfrentarse a este sistema de impunidad, ante estas vidas desechables para las que no existe ni justicia ni reparación?

Vamos un poco a un plano más personal. ¿Quién es Helena Maleno, al margen de su currículum oficial?

Pues mire, soy una almeriense de El Ejido, muy orgullosa de mis raíces y de mi familia jornalera. Soy una persona luchadora y comprometida con el territorio en el que vivo. Asimismo, soy tangerina de adopción y también comprometida con la realidad de esta región. Tanto El Ejido como Tánger son territorios de frontera, y estoy profundamente comprometida con la realidad que representan. Soy muy hormiguita y con un compromiso social muy arraigado. Además, el papel de madre es lo que más me enorgullece. He aprendido mucho de mis ancestros, de las luchas de mi abuela y de mi madre, que no he olvidado, pero también aprendo mucho de mi hijo y de mi hija. También están abriendo caminos y enseñándonos valiosas lecciones, ¿no es así? Soy nieta, madre e hija, y me siento muy orgullosa de ello.

FOTO | El papa Francisco y Helena Maleno, en Santa Marta (Vaticano, junio 2024)

¿De dónde viene tu preocupación por el mundo de la frontera y, sobre todo, de monitorear precisamente una realidad tan dura como la de la vida de estas personas migrantes?

Bueno, evidentemente, cuando mi familia llegó a El Ejido, éramos una familia jornalera. Mi madre trabajaba en la alhóndiga, en las cooperativas, donde muchas mujeres eran explotadas en los invernaderos. De repente, toda esa gente empobrecida un día se encuentra con que hay otros que vienen, las personas migrantes. Entonces, cambia el mundo de los invernaderos… Yo no entendía cómo se podía pasar a la explotación del otro, de la otra. Esto me afectó muchísimo porque habíamos olvidado en El Ejido en poco tiempo lo que era el sufrimiento del campo, porque había otros que iban a sufrir en su lugar. Eso me impactó muchísimo. A partir de ahí, comencé a investigar más sobre la externalización de fronteras a Marruecos, sobre qué estaba pasando también al otro lado, cómo se externalizaba esa frontera. Mi vocación de investigadora me ha llevado a realizar muchos informes a nivel nacional e internacional sobre derechos humanos. Por ello, creamos un pequeño colectivo con las comunidades migrantes llamado Caminando Fronteras y con las comunidades que estaban en movimiento, entendiendo que en los campos de tránsito migratorio, aunque se hable de organizaciones y demás, también hay una organización y una solidaridad y una vida. Buscando esa vida y cómo esas vidas se protegen y se autoorganizan, comenzamos a acompañarlas, a veces al hospital, a dar a luz, a conseguir un certificado de nacimiento.

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¿Cuándo comenzaron su labor en el rescate de personas migrantes?

En el año 2007 recibimos la primera llamada de una persona que se estaba hundiendo en el mar. Nosotras no sabíamos qué teníamos que hacer. Llamamos a Salvamento Marítimo. Recuerdo que aquella noche pensamos, por favor, que no llamen nunca más.

¿Dónde estaba entonces para responder a esa llamada?

En Tánger, y las personas estaban cruzando hacia Almería.  Yo tuve que llamar a Salvamento Marítimo de allí.

Imagino que sorprendería esa llamada, porque era una organización muy pequeña…

Claro, nosotros no sabíamos ni a dónde llamar, buscamos en Internet qué se hacía en esos casos y entonces dijimos que no pase nunca más. Fíjate que hoy [martes] nos hemos pasado toda la noche en turnos, porque nuestro teléfono de alerta se ha convertido en un recurso para las comunidades migrantes en la protección de la vida. Esta noche ha habido un montón de lanchas neumáticas hacia Lanzarote, un montón de cayucos hacia El Hierro y Gran Canaria. Y bueno, justo estábamos hablando con la Guardia Civil para ver cuáles han sido rescatados y cuáles no, nos hemos convertido en una herramienta de protección de la vida, y no sé qué hacer.

¿Qué tal es vuestra relación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado?

Bueno, es una relación complicada. El Centro de Coordinación Regional de Canarias, que depende de la Guardia Civil, es quien recibe las alertas. Es cierto que la relación es bastante buena y colaborativa. El intercambio de información permite saber si todavía hay gente en el mar, entre otras cosas, y facilitar la coordinación con Salvamento Marítimo, cuya relación ha empeorado considerablemente desde 2018, cuando se realizaron cambios promovidos por el señor [José Luis] Ábalos. En aquel momento, se despidieron a personas que defendían el derecho a la vida. Desde entonces hemos sufrido criminalización y persecución por parte de las autoridades. La situación actual nos lleva a enfrentarnos a insultos, persecuciones y acosos, al igual que otras organizaciones sociales que trabajan en la frontera. Todo esto nos conduce a estar en una patera por la noche. Bueno, es evidente que ese intento de criminalización tiene un claro objetivo: desacreditar a quienes verdaderamente defienden los derechos humanos, las personas migrantes, pues son ellas quienes arriesgan sus vidas en esa ardua labor. Por ello, es fundamental que no dejemos de apoyar y acompañar a estas valientes personas en su lucha.

Si las comunidades autónomas no cuentan
con la capacidad para acoger a estos menores,
debe existir una solidaridad interterritorial.
Desafortunadamente, lo que ha acontecido este año
ha sido deplorable

¿Consideras que es posible alcanzar acuerdos ahora mismo entre el Gobierno central, las comunidades autónomas y el Gobierno de Canarias?

Nosotras siempre hemos sostenido que debe existir una solidaridad entre todos los territorios del Estado español respecto a la llegada de personas migrantes, especialmente en la ruta atlántica, donde el número de niños, niñas y adolescentes ha aumentado considerablemente. Este fenómeno se debe, en gran medida, al cambio climático, que expulsa a estas personas de sus tierras de origen. Resulta esencial brindar una protección integral a estos menores, respetando plenamente sus derechos. Si las comunidades autónomas no cuentan con la capacidad para acoger a estos menores, debe existir una solidaridad interterritorial. Desafortunadamente, lo que ha acontecido este año ha sido deplorable.

¿A qué te refieres exactamente?

Los menores no acompañados han sido deshumanizados y utilizados como moneda de cambio político y económico entre distintas Administraciones públicas, lo cual constituye una clara violación de los derechos de la infancia. Este tipo de prácticas atenta contra las instituciones democráticas y socava el sistema de protección de menores. Es imprescindible, por tanto, contar con un sistema de protección de infancia fuerte y no racista. La destrucción de este sistema para una parte de la infancia puede llevar a la destrucción de todo el sistema de protección. Este año ha sido especialmente vergonzoso debido al mercadeo de menores entre el Gobierno central y las comunidades autónomas.

¿Considera que existe alguna estrategia que podamos seguir o tener en cuenta frente a los escenarios globales actuales, como el ascenso de gobiernos de extrema derecha en América, Europa o la influencia de sus postulados en otros gobiernos? ¿Hay alguna solución en el plano personal y también desde una perspectiva comunitaria y colectiva?

La receta es comunidad, barrio y compromiso. No olvidemos la importancia de la educación y la cultura en tiempos en que la extrema derecha ha llegado al poder en distintas comunidades autónomas y los ayuntamientos. Anteriormente, cuando se llegaba a los gobiernos, se solía pedir Urbanismo, pero ahora se solicita Cultura y Educación, pues se ha comprendido que en estas áreas reside una gran oportunidad. Tenemos la posibilidad de influir en las generaciones futuras a través de la educación, sembrando una base sólida a largo plazo. En nuestras comunidades y barrios se evidencia la necesidad de vivienda. Vecinos y vecinas que se enfrentan a desahucios y expulsiones, y quienes residen en asentamientos y trabajan en invernaderos forman parte de esta realidad. Es fundamental construir desde lo pequeño, desde la comunidad y el barrio, si realmente aspiramos a generar cambios significativos a nivel macro.

 


Las cifras: 10.4578 muertes en 2024, 30 al día

El Informe Derecho a la Vida 2024, que realiza Caminando Fronteras, la ONG que coordina Helena Maleno, recoge que en 2024, las víctimas en la Frontera Occidental Euroafricana aumentaron en un 58 por ciento, alcanzando 10.457 personas un aumento de más del 58 por ciento respecto al año anterior. Si el promedio diario de 2023 era de 18 víctimas, en 2024 la media sube a 30 personas al día. La ruta Atlántica hacia las islas Canarias es la más letal, con un 71 por ciento de tragedias originadas en Mauritania. A pesar del crecimiento de víctimas, el Estado español y Europa siguen con políticas centradas en el control migratorio, deshumanizando y criminalizando a las personas migrantes.