Iglesia por el Trabajo Decente: Un signo de esperanza
El trabajo no es solo una actividad económica si no un medio a través del cual las personas se realizan como seres humanos, participan en la sociedad y contribuyen al bien común. Cada año nuestra institución acompaña a decenas de miles de personas en graves situaciones de exclusión para procurarles un empleo. Sin embargo, el gran reto de nuestro tiempo es devolver al trabajo la dignidad que las personas se merecen.
A inicios del verano, con motivo de la presentación de nuestra Memoria Confederal denunciábamos la pérdida de la función protectora del trabajo. El 50% de las personas que atendemos son trabajadores pobres.
La mejora de la tasa de actividad y la disminución del paro a lo largo de los últimos años no se ha traducido en un aumento de la calidad del empleo, sobre todo para las personas en situación de exclusión social. Con una tasa del 11,9%, España sigue siendo uno de los países de la UE con mayor índice de pobreza laboral debido a la parcialidad, bajos salarios y temporalidad.
La precariedad, el desempleo y la explotación laboral que viven muchas personas nos unió en 2015 en la Iniciativa Iglesia por un Trabajo Decente (ITD). Han pasado desde entonces diez años, pero nuestra misión compartida sigue siendo hoy un gran reto para la Iglesia y la sociedad en general.
El trabajo va más allá de la mera legalidad. Según la Doctrina Social de la Iglesia, el trabajo debe respetar la dignidad humana, ser un espacio de realización personal, y contribuir al desarrollo integral de la persona.
En este sentido, el Papa Francisco ha sido una voz firme en la denuncia de las estructuras económicas que promueven la explotación laboral y la desigualdad. En su encíclica Fratelli tutti y en múltiples discursos, ha insistido en que el trabajo no es una mercancía, y que la economía debe estar al servicio de las personas, no al revés.
Para Cáritas, ITD es un espacio privilegiado para poder trasladar a toda la sociedad -desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia- un mensaje de alerta sobre las situaciones de vulnerabilidad que viven las personas por las enormes dificultades de acceso a un trabajo digno.
La precariedad laboral nunca puede ser entendida como un efecto colateral menor del sistema económico. Todos debemos ser muy conscientes de que un trabajo no decente no es aceptable en nuestra sociedad actual, porque afecta profundamente la dignidad de las personas, deteriora sus condiciones de vida y obstaculiza severamente su participación plena en la sociedad.
“A través de la red de ITD, intentamos sumar esfuerzos para promover una transformación social vinculada al modelo de economía solidaria que coloca a las personas y la sostenibilidad de la vida en el centro”
Es por esto que a través de la red de ITD, intentamos sumar esfuerzos para promover una transformación social vinculada al modelo de economía solidaria que coloca a las personas y la sostenibilidad de la vida en el centro.
Desde Cáritas llevamos más de 75 años desarrollando programas de empleo y economía social con múltiples acciones de formación, orientación y acompañamiento laboral para las personas que están en situaciones de vulnerabilidad.
Estos programas buscan capacitar y facilitar su acceso a empleos de calidad que les permitan llevar una vida digna.
Nuestra apuesta por la economía solidaria nos demuestra que es posible desarrollar productos y servicios dentro de la economía de mercado con valores muy marcados, como la sostenibilidad económica, la centralidad de la persona y el respeto a la ecología integral.
Este modo de ser y hacer de Cáritas explica nuestra participación activa en ITD, ya que su misión es una respuesta coherente con la Doctrina Social de la Iglesia y con nuestra labor de estar al lado de los más pobres y marginados, buscando transformar una realidad laboral injusta y promover un modelo económico que ponga en el centro la dignidad humana y el bien común.
Son muchas las Cáritas Diocesanas que desde su inicio se han sumado a las mesas diocesanas de Iglesia por un Trabajo Decente. Sabemos que para ellas además de un lugar de sensibilización y denuncia, también supone encontrar un espacio de reflexión y diálogo con otras organizaciones de Iglesia, fomentando así la cohesión eclesial en el territorio y favoreciendo el encuentro.
Para Cáritas este trabajo conjunto es un enorme signo de esperanza y el testimonio vivo de toda una comunidad cristiana que se afana cada día por ser más solidaria con los últimos.
Licenciada en Ciencias Políticas
Secretaria general de Cáritas Española
Directora ejecutiva de la Fundación FOESSA