El documento final del sínodo busca una renovación profunda de la Iglesia en situaciones nuevas, no decisiones y titulares

El documento final del sínodo busca una renovación profunda de la Iglesia en situaciones nuevas, no decisiones y titulares
La asamblea sinodal sobre la sinodalidad, que realiza su segunda sesión de 2 a 27 de octubre, entra en su semana decisiva.

Los participantes ya tienen en sus manos el esquema del Documento final, que ha sido entregado después de una misa votiva al Espíritu Santo y un momento de retiro, en los que tanto el secretario del Sínodo, el cardenal Mario Grech, como el padre Radcliffe, han dado una breve pero profunda lección de lo que es la sinodalidad.

Desde la tarde del lunes hasta el miércoles será tiempo para que los miembros de la Asamblea Sinodal puedan hacer sus aportaciones para que jueves y viernes la comisión de redacción pueda elaborar el Documento Final. Algo a lo que se ha referido la secretaria de la comisión para la Comunicación, Sheila Pires. Recordó las palabras del cardenal Grech en la misa del día, donde enfatizó que el final de la Asamblea es un nuevo comienzo, y del padre Radcliffe, que en el retiro hizo un llamado a la libertad y a la responsabilidad.

También se refirió al borrador del Documento final entregado a los participantes, un texto provisional y confidencial, hablando de la necesidad de afrontar la última semana con espíritu de libertad. El texto pretende ser una flecha en un camino rico que incorpora el trabajo a lo largo de todas las fases. En el borrador se consideraron las contribuciones de los círculos menores y de los teólogos, centrándose en la resurrección de Jesús. Los próximos pasos serán un intercambio de dones, para compartir retos, sueños, dinámicas y nuevas motivaciones que surjan del texto. La Asamblea rezó al final de las actividades matinales por el sacerdote Marcelo Pérez asesinado ayer en Chiapas (México).

Disculpas del cardenal Víctor Manuel Fernández

Por su parte, el prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, dijo que la asamblea está en un momento fundamental, destacando las reuniones del viernes por la tarde con los grupos de estudio. En esas reuniones, hubo una situación por la que el cardenal Víctor Manuel Fernández ha pedido disculpas en la Sala Sinodal, donde estaba presente el Papa Francisco, cuyas palabras, aplaudidas por los participantes de la asamblea, han sido entregadas a los periodistas. Ruffini destacó las canonizaciones de este domingo, la oración de clausura del Sínodo Digital y la realización el próximo viernes, 25 de octubre, del Sínodo del Deporte.

Los invitados a la Sala Stampa vaticana este último lunes de la asamblea, han sido Timothy Radcliffe, asesor espiritual de la asamblea, el arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal italiana, cardenal Mateo Zuppi, la subsecretaria del Sínodo, Nathalie Becquart, y Mons. Manuel Nin Güell, Eparca Apostólico para los católicos de rito bizantino en Grecia.

Cómo estar juntos de forma diferente

Para Radcliffe existe la tentación de leer el Documento Final, por ahora el esbozo, buscando decisiones y titulares, cuando “el Sínodo tiene que ver con una renovación profunda de la Iglesia en situaciones nuevas”. Ante una realidad de violencia y desintegración de la sociedad, citando como ejemplo los peligros de las elecciones en Estados Unidos, la Iglesia es llamada a asumir el papel de ser un signo de paz y de comunión con Cristo. Se trata de adoptar decisiones que no llegan a los titulares, pues tiene que ver con los modos de ser y estar de Jesús con las personas.

Para el dominico, que no olvidemos será creado cardenal el próximo 7 de diciembre, la importancia del documento esté en descubrir cómo podemos estar juntos de forma diferente. Sobre eso citó dos ejemplos, la visita del Santo Padre a la cárcel para lavar los pies de los reclusos y una visita suya al Norte de Pakistán, siendo general de su orden, cuando vio como un dominico americano vestía la ropa y estaba entre la gente, definiéndole como un pastor con olor a oveja, un testimonio de que el Evangelio puede tocar y renovar nuestra Iglesia. Desde ahí ha insistido en que esta es la forma, el enfoque que tenemos que adoptar para leer este documento, que “evoca no decisiones dramáticas y radicales, sino nuevas formas para ser Iglesia que nos permitan estar en comunión los unos con los otros de una forma más profunda en Cristo y hacia Cristo”.

También puedes leer —  ¿Cómo implementar la “infalibilidad de todo el pueblo de Dios”? Sugerencias para los sínodos mundiales sobre la sinodalidad (y II)

El diálogo es el fundamento de la Iglesia

El cardenal Zuppi afirmó que “el diálogo es el fundamento de la Iglesia”, refiriéndose a las mesas de la Sala Sinodal como espacios donde podemos hablar todos juntos, escucharnos desde una dimensión espiritual, no algo funcional, sino una dimensión más amplia, donde se percibe la presencia de la Iglesia de todo el mundo, citando como ejemplo el representante de la Iglesia de Nepal, con solo ocho mil fieles. El arzobispo de Bolonia llamó a no ceder a las polarizaciones, a no querer borrar la voz del otro, a buscar lo que nos une, recordando las palabras del Papa Bueno, lo que no significa fingir que no hay elementos que no nos pueden dividir.

El actual proceso sinodal lo define como signo grande de comunión en un mundo en el que a veces es difícil ponerse de acuerdo. En ese sentido ve el Documento Final como una buena indicación del método, para descubrir que la Iglesia está viviendo algo en este mundo que a veces nos olvidamos de que es nuestra casa común, y que debe suponer una aspiración a encontrar una fraternidad que nos una a todos y todas como experiencia muy bella, dado que se habla de todo, no se ignora lo que es planteado. Desde ahí llamó a seguir caminando hacia adelante, mirar más allá, no quedarnos donde estamos, un método válido en un mundo donde no se afrontan problemas, donde ante ellos se grita. Una Iglesia con rasgos de las personas que forman parte de ella, lo que la hace más atractiva, finalizó Zuppi.

Las mujeres hacen aportaciones esenciales

La subsecretaria del Sínodo destacó entre los frutos del Sínodo la promoción del ecumenismo, abriendo una nueva fase y aportando una forma nueva de ver y articular el Primado del Papa. En la Segunda Sesión, la calidad de la escucha mutua es muy alta, lo que lleva a una promoción de la fraternidad. Nathalie Becquart destacó el papel de la mujer en la asamblea, lo que están aportando como relatoras y en la comisión de redacción del Documento Final. Según la religiosa, la implicación de la mujer en el Sínodo se dio en todos los niveles, afirmando que las cosas cambian a partir de la experiencia. En ese sentido, ve que el Sínodo ayuda a interactuar hombres y mujeres, destacando la riqueza de la diversidad, y que se ha vivido en pie de igualdad, haciendo las mujeres aportaciones esenciales.