Francho Gracia: «Sueño con una militancia con claves humanas y cristianas sólidas en este tiempo líquido»
La Juventud Obrera Cristiana (JOC) celebra el próximo diciembre, nada menos que su 50 Consejo General donde evaluar la marcha del movimiento de Acción Católica Especializada y reflexionar sobre cómo seguir llevando la buena noticia a la juventud trabajadora en un mundo en cambio.
¿Podrías explicarnos qué significa el 50º Consejo General para la organización y cuál es su importancia? (Juventud en cambio, movimiento en acción)
Para entender la importancia, me gusta echar la mirada atrás. Hace 14 años hicimos un consejo general exactamente en el mismo sitio, en Huesca. Curiosamente, parece que muchos de los temas hablados entonces vuelven a estar en el orden del día. No es sorprendente esto, porque, por un lado, las personas que componen el movimiento se han renovado casi totalmente, y, por otro lado, ¿podemos decir eso de que en 14 años la vida de los jóvenes ha cambiado? Por eso, nos enfrentamos a un reto cíclico, pero claramente importante, que cada generación de militantes afronte cómo renovar la misión jocista en el mundo, para la juventud de hoy y ahora.
¿Cuáles son los principales retos o líneas de acción que esperas que surjan de este consejo general?
Pues, ahora mismo, estamos muy cerca de empezar a resumir y concretar estas líneas de acción, pero…, no hemos acabado, así que no te puedo decir nada concreto. Lo que sí intuyo, por las conversaciones que nos han llevado hasta aquí es que vamos a discutir mucho de metodología jocista, cómo renovar nuestras herramientas de reflexión como la Revisión de Vida, la Acción…, etc., y también de la estructura del movimiento (nuestra organización interna).
¿Podrías profundizar en cómo los consejos generales han influido, formativa y pedagógicamente, en tu desarrollo personal y en el de otros militantes?
Esta es una de las facetas a destacar de un consejo general. Creo que son una escuela de militancia indirecta que cabe señalar y valorar. Porque el fin de un consejo general no es «formar a jóvenes jocistas» o «dar nociones de asamblearismo», pero sí que es algo que a mí me ha ocurrido, y diría que casi todo militante que ha asistido a un consejo general, se lleva profundos recuerdos de la experiencia. La preparación de los materiales de reflexión, los meses previos al Consejo sensibilizan a los militantes que asisten. Pero, también sus bagajes y sus experiencias enriquecen el encuentro, independientemente de las conclusiones votadas.
He disfrutado profundamente de conversaciones, incluso discusiones sobre la acción y otras dimensiones nucleares del movimiento. Reconocer las diversas formas de «ser y hacer JOC» en distintas ciudades, regiones… es algo profundamente enriquecedor. Y, también, ahora que estoy liberado puedo disfrutarlo más, pero anteriores consejos generales me hicieron sentir que militaba en un mundo algo más amable, con más «cómplices» y menos solitario en esta, a veces, utópica apuesta.
El amor al movimiento nos puede llevar a preocuparnos y a descubrirnos debatiendo finuras en un mundo de urgencias. Pero reconocer en la vivencia del consejo general precisamente una recarga de amor al movimiento y de motivación de cara a la misión militante es algo que espero que ocurra a la mayoría de la militancia.
¿Qué estrategias consideras que necesita implementar la JOC para lograr conectar con los jóvenes alejados de la Iglesia y de su condición de trabajadores?
La JOC hoy en día dispone de una metodología de conexión y de iniciación relativamente sólida y rica. Otra cosa, es que en el movimiento seamos torpes con esto de presentar nuestro movimiento y cosechar jóvenes con éxito. Me encantaría contrastar esto con otros militantes y responsables, personalmente creo que debemos de pensar más en actitudes y en compromisos, como la continuidad, el contacto, la cercanía a los jóvenes, la mirada atenta y la profundización de la militancia en la metodología jocista, que en innecesarias «estrategias» de conexión.
Es más, diría que no existen estrategias o fórmulas de conexión exitosa o milagrosas con los jóvenes. Y partir de ello, nos ayudaría a mirar con más sencillez y honestidad aquellas carencias que pudiésemos tener. No elaborar ni intrincar algo, conectar con los jóvenes, que ya de por sí es complicado.
La misión de la JOC incluye educar y evangelizar a la juventud. ¿Podrías compartir algunos ejemplos concretos de cómo se está llevando a cabo esta misión actualmente? ¿Qué obstáculos han encontrado en este proceso?
Puedo responder con una situación real y en ella ejemplificar la misión educativa y evangelizadora de la JOC: en este año y medio de tarea estatal, he estado acompañando a la JOC de Canarias. Es una diócesis que ha encontrado dificultades naturales como la salida de militantes, dificultades personales y grupales, dificultad para llegar de forma amplia en la diócesis… Pero, con serenidad, han planteado la centralidad de la militancia en torno al equipo de vida y la cotidianeidad militante; un planteamiento básico en un movimiento, pero mostrando fidelidad a la misión evangelizadora y educadora, dejando incluso a veces desatendidas tareas organizativas a cambio de priorizar una propuesta continua, que los equipos de vida se reúnan semanalmente con los jóvenes con los que contactan.
No solo presentar la JOC está
atravesado por la vergüenza de decirse
«cristiano», sino que también empieza a
sonar difícil presentar «lo obrero»
Una muestra de que la misión jocista está funcionando óptimamente es el proceso que han tenido los grupos de iniciación que acompañaban los últimos años, en Teror, en Vecindario, con la asunción de compromisos y tareas militantes por parte de jóvenes que han optado por el movimiento. He podido vivir en su último campamento cómo han contagiado a estos jóvenes el gusanillo jocista.
¿Puedes contarnos más sobre el proceso de reflexión que se está llevando a cabo en las diócesis o en los equipos de vida?
Junto con antiguos militantes del movimiento, hemos elaborado un material de reflexión sobre el tema del Consejo General «Juventud en Cambio, Movimiento en Acción». Este material se ha enviado a nuestras zonas, regiones y diócesis, y los militantes lo han trabajado generalmente poniendo en común, en sesiones colectivas, su discernimiento. Esto a veces se ha hecho en asambleas diocesanas, o en equipos de vida. Los responsables diocesanos han recogido y resumido estas aportaciones y estas mismas semanas las hemos recibido el equipo responsable estatal del consejo general, que incluye a algunas militantes voluntarias de las zonas.
En general, hemos recibido comentarios positivos sobre este proceso de reflexión, los militantes y responsables en las diócesis se han sentido removidos por este proceso, y estamos expectantes ante los siguientes pasos, que incluyen la elaboración de la síntesis, y acotar aquellos ámbitos de acción sobre los que plantear los «actuares» de consejo, los grandes objetivos trianuales.
¿Cuáles consideras que son las principales fortalezas de la JOC en la actualidad? ¿Y las dificultades más significativas?
Esto da para un libro. Pero voy a intentar resumirlo. No solo presentar la JOC está atravesado por la vergüenza de decirse «cristiano», sino que también empieza a sonar difícil presentar «lo obrero». Es el cuento de siempre, las inercias sociales, la sensación de presentar algo que es muy raro y muy friki. Pero, por no echar balones fuera con todo, me pregunto si nosotros también ponemos dificultades a la gente que conoce la JOC. Así que bueno, para eso hacemos este consejo.
Como fortalezas, creo que la JOC ofrece a los jóvenes algo profundo, sólido. Y creo que hay muchos jóvenes en búsqueda. Creo que ofrecemos un proceso personal y colectivo de muchísima calidad, y, aunque a veces nos volvemos muy exigentes, creo que hay cientos de personas jóvenes que han conocido la JOC y en cierta manera han crecido.
¿Cómo crees que se puede lograr un equilibrio militante entre las tareas organizativas y la misionera?
Si alguien tiene la medida de ese equilibrio, que me lo diga. Ahora en serio. Creo que es cierto que existe una fuertísima atracción y tirón hacia lo organizativo. Y como muchos otros han advertido antes, lo suyo sería lo contrario: empezar por la tarea misionera. De forma óptima, tras experimentar la tarea misionera y saborear bien lo que es estar «en salida, en acción, en diálogo» nos podemos organizar.
Precisamente, dotarse de una organización para facilitar esta misión. Pero claro, yo y muchos otros, aprendemos más bien lo organizativo antes que lo social. Experimentamos más el academicismo o el formalismo del movimiento, que ser jóvenes misioneros en sus vidas. Así que esperemos que este consejo nos sirva para reeducarnos en esto mismo.
¿Qué esperas que se logre con este consejo general en términos de impacto a largo plazo para la JOC? ¿Qué visión tienes para el futuro del movimiento después de este encuentro?
Esto es muy complicado de prever. Personalmente, creo que la JOC va a mantenerse donde está, en los ambientes eclesiales y sociales donde está, y con el convencimiento de llevar la voz de los jóvenes trabajadores. También, intuyo una JOC fiel a sus tiempos que se va actualizando en temas y en formas. Quizás veamos algunos reajustes en las estructuras y la organización interna. Y ya por decir una última cosa, sueño con una militancia equilibrada, entre el tiempo en el que vive, líquido y loco, y unas claves humanas y cristianas sólidas y firmes.
¿Cómo describirías las relaciones actuales de la JOC con la Conferencia Episcopal Española? ¿Y con la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)? ¿De qué manera estas relaciones influyen en la misión de la JOC?
Con la Conferencia Episcopal mantenemos una buena relación, mesurada y cordial. Pensamos en cómo aprovechar al máximo los puntos en común, y cómo hacernos valorar. Me refiero especialmente a la tarea evangelizadora especializada entre jóvenes del mundo obrero. Prevemos que esta relación se refuerce precisamente en el marco de la Acción Católica Especializada, y dar valor a toda esta tarea de iglesia misionera realizada en los diversos ámbitos.
Con la HOAC tenemos una relación muy sólida y muy positiva. He de reconocer y de agradecer especialmente la relación entre comisiones permanentes. Pero también, a nivel local y diocesano, reconocemos el trabajo conjunto, la colaboración en ámbitos de pastoral obrera, social…, y muy a menudo la ayuda y el apoyo de responsables y militantes hoacistas a la JOC de sus mismas ciudades. Mil gracias por todo ello.
¿Cómo valoras la implicación de la JOC en la pastoral del trabajo a lo largo de estas tres décadas? ¿Cuáles consideras que han sido los principales logros y cuáles son los desafíos? ¿Y en ITD?
Es un poco difícil responder a esto sin negar que el espacio de Pastoral Obrera en la Iglesia no es en la práctica «para toda». Puedo decir que la JOC junto con el resto de Pastoral Obrera ha intentado dar visibilidad y dar una nota joven a esta voz del trabajo en la iglesia. Sin embargo, no me quito cierta sensación de marginalidad. Creo, en ese sentido, que la Iniciativa ITD puede resultar un revulsivo, sobre todo porque ha ampliado la convocatoria a esta causa, y puede producir más transversalidad.
¿Cuál es tu diagnóstico sobre la situación actual de los trabajadores jóvenes en España? ¿Cuáles son los principales desafíos? ¿Cómo está respondiendo la JOC a estas problemáticas?
Mi análisis es que la juventud se puede clasificar en dos sectores (en lo que a su situación socioeconómica se refiere), y es algo que la JOC percibo y sé que estamos en medio. Por un lado, una gran masa de jóvenes con una situación relativamente estable, generalmente han estudiado algo y se van insertando con más o menos fortuna en el mercado laboral. Por aquí aparece la clase obrera que, puntualmente, conoce el ascensor social, pero también a aquella a la que la meritocracia ya le suena a cuento chino, y es que no está exenta de sufrir precariedad u otras situaciones de desdicha socioeconómica
Por otro lado, creo que existe otro sector, quizás menos masivo pero numeroso y considerable, que vive de forma cruda y acentuada la pobreza y la desestructuración. Esto hablando de jóvenes a los que el sistema educativo no les ha servido, con situaciones de abandono escolar, o con estudios en los márgenes de la ESO. Pienso también en situaciones familiares muy chungas, desestructuradas, en familias migrantes, en una situación irregular, sin papeles… Y en general, una vida laboral muchísimo más jodida, sin contratos, en curros de mierda que nadie quiere, bajo una gran invisibilidad, así como capas de marginación que permiten mucha explotación de jóvenes trabajadores.
La JOC logramos contactar y formar a jóvenes de estos dos ámbitos, y en verdad pienso que es bueno que haya cierto equilibrio. No somos una entidad asistencial o de servicios sociales que ha de priorizar las realidades más marginadas…, pero tampoco nos tenemos que convertir en un movimiento acomodado, donde existan grupos estufa de militantes «funcionariados». Así que, bueno, sigamos con los ojos bien abiertos al mundo sufriente de los jóvenes trabajadores.
¿Cómo son vuestras relaciones con las organizaciones sindicales?
Ahora mismo, tenemos sobre todo relación con las secciones juveniles de los sindicatos de clase que se encuentran en el Consejo de la Juventud de España (CCOO y UGT). También contactamos con USO. Solemos compartir momentos en este espacio, y también nos invitamos a otras determinadas actividades que consideramos interesantes. Tenemos un buen número de militantes que están afiliados a estas centrales. Diría que nos sentimos compañeros en el obrerismo juvenil, aunque es cierto que los sindicatos trabajan de otra manera y a otra escala, y por ahora, el contacto es más puntual que continuo.
¿Cómo valoras el estado del tejido asociativo juvenil en España? ¿Qué papel juega la JOC dentro de este tejido y cómo colabora con otras organizaciones juveniles para fortalecer su impacto en la sociedad?
Tengo una visión un poco distorsionada de la realidad, porque en los espacios en los que me encuentro con otras entidades…, ¡todo el mundo está asociado! La JOC intentamos poner nuestro granito de arena, también a nivel local. La JOC participa en un puñado de consejos locales o autonómicos de la juventud. También se tienen contactos con otras entidades de carácter sociopolítico o religioso en diversos ámbitos.
Sin embargo, diría que la opción de dar tiempo a lo asociativo es relativamente minoritaria en el universo juvenil nacional, especialmente en ámbitos no productivos, como la educación no formal o el asociacionismo de barrio. Creo que existe cierta vida comunitaria en torno al deporte de equipos, gimnasios…, y quizás en torno a los grandes colegios concertados, si a iglesia se refiere. No diría que existe un declive o decadencia actual con respecto a los últimos 15 o 20 años. Percibo que las inquietudes sociopolíticas sí que mueven a las personas, aunque en un bajo porcentaje de gente en las aulas, en los barrios, en los grupos de amigo… De forma mayoritaria, se percibe el asociacionismo como una pérdida de tiempo, o peor, cómo vehículo para algún fin secundario. •
Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)