Trabajadores Cristianos de Europa denuncian las profundas desigualdades entre hombres y mujeres que persisten en el mundo del trabajo

Trabajadores Cristianos de Europa denuncian las profundas desigualdades entre hombres y mujeres que persisten en el mundo del trabajo
El Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE) reafirma su compromiso con la igualdad de género, e  insta a gobiernos, empresas e instituciones a tomar medidas concretas para atajar la brecha salarial que es “escandalosamente alta, de hasta un 20%”

El MTCE denuncia que “la diferencia salarial entre hombres y mujeres sigue siendo escandalosamente alta, de hasta un 20%, y apenas se está reduciendo de forma perceptible” según la declaración final del seminario titulado “Igual remuneración por igual trabajo”, en el que responsables de movimientos de trabajadoras y trabajadores cristianos de Portugal, España, Francia, Suiza, República Checa, Austria, Alemania, Tirol del Sur y Lituania se reunieron en Múnich (Alemania) para reflexionar sobre la situación de desigualdad salarial que afecta a las mujeres.

El encuentro contó con la participación de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). La delegación de movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos de España estuvo integrada por su presidenta, Maru Megina; Marimar González, responsable de Compromiso y Relaciones Internacionales; Germán Gavín, responsable de Formación; y Maite Valdivieso, directora del Secretariado de Pastoral Obrera de la Diócesis de Bilbao. Además, Valdivieso intervino con una comunicación sobre los retos actuales y oportunidades para acabar con las diferencias salariales entre hombres y mujeres desde la perspectivas de la Doctrina Social de la Iglesia.

Desigualdades persistentes

La organización europea destaca algunas de las desigualdades que persisten en el mundo del trabajo. En este sentido, subraya que, aunque las mujeres suelen obtener mejores resultados en los sistemas educativos, “están infrarrepresentadas en los altos cargos y puestos directivos en todos los países”. En algunos contextos, las mujeres trabajadoras jóvenes enfrentan un problema adicional, ya que “se ven desproporcionadamente afectadas por el galopante desempleo juvenil”.

En cuanto al trabajo no remunerado, el comunicado señala que las mujeres trabajadoras siguen asumiendo la mayor parte del trabajo doméstico “en todos los países, las mujeres realizan la mayor parte (hasta el 85%)”. Esto repercute directamente en sus oportunidades laborales, confinándolas a empleos a tiempo parcial o precarios.

Cambios estructurales y reducción de la jornada laboral

El seminario puso de manifiesto la necesidad de cambios estructurales profundos en la manera en que se organiza el trabajo y la seguridad social, ya que “la seguridad social está vinculada a un empleo remunerado, lo que implica que las mujeres sufren una pérdida de oportunidades de ingresos”. Este problema se agrava en la jubilación, donde la pobreza afecta de manera desproporcionada a las mujeres trabajadoras siendo “una amarga realidad para muchas”.

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El MTCE también se posiciona favorable a la reducción de la jornada laboral “a fin de disponer del tiempo necesario para todos los ámbitos de la vida, en particular las necesidades de las familias, el trabajo cultural y las actividades comunitarias”, indican.

El encuentro también destacó el riesgo del auge del antifeminismo en varios países, ligado al crecimiento de la extrema derecha, lo que está generando un retroceso en los derechos de las mujeres. “El nuevo antifeminismo está dirigido militantemente contra los derechos de la mujer”, advierte.

La declaración final reclama garantizar la igualdad salarial y mejorar las condiciones laborales de las mujeres, especialmente en sectores como el de los cuidados y la educación, donde las trabajadoras están sobrerrepresentadas,  “las profesiones en las que predominan las mujeres siguen estando significativamente peor pagadas y son menos respetadas”.

Compromiso de solidaridad y de justicia social

Además de centrarse en Europa, el comunicado incluye un mensaje de solidaridad con las mujeres de otros continentes, especialmente África. “Las mujeres son las principales proveedoras de sus familias y las más afectadas y amenazadas por las catástrofes climáticas”, indicaron, subrayando la importancia de apoyarlas en programas de educación y acción climática.

En la declaración se plantean una serie de compromisos por parte de los movimientos de trabajadoras cristianas y su militancia en organizaciones sindicales y políticas, que incluyen iniciativas y propuestas que garanticen la igualdad entre mujeres y hombres. El MTCE se compromete a exigir que “el trabajo de cuidados deben repartirse equitativamente entre hombres y mujeres”.

El seminario finalizó con un llamamiento a no perder la capacidad de soñar con un mundo más justo: “Hagamos visible lo invisible. No perdamos nuestra capacidad de soñar con un mundo en el que las mujeres y los hombres sean lo primero y sean reconocidos a imagen del reino de Dios. Nuestro compromiso lo hará realidad”.