Celebrando los 30 años del documento “La pastoral obrera de toda la Iglesia”

Celebrando los 30 años del documento “La pastoral obrera de toda la Iglesia”

Este 2024, y en general, estos años venideros, la Juventud Obrera Cristiana (JOC) de España celebra algunas fechas importantes, efemérides muy redondas, y de gran regocijo por su significado –como será en 2025, el centenario de la fundación del primer movimiento JOC en Bélgica–. Este trigésimo aniversario del documento La pastoral obrera de toda la Iglesia (POTI) supone también algo importante, y que incluso trasciende nuestro movimiento. Y es que, la pastoral obrera es una causa común, amplia, que nos hace mirar a aquellos que consideramos compañeros: otros movimientos apostólicos que desarrollan su misión en el mundo del trabajo. Con curiosidad, fruto de mi desconocimiento y mi edad (similar a la del documento), voy a intentar proponer una mirada desde la JOC al impacto de la POTI en la misión obrera.

En primer lugar, reconocer el gran mérito de la elaboración de este documento por parte de las denominadas agentes de la pastoral obrera (o sea, movimientos, militantes, responsables…). Y, por otro lado, la prodigiosa guinda a la tarea que supone el empuje de monseñor Antonio Algora, al conseguir que sea refrendado y aprobado por una amplia mayoría de los obispos de la Conferencia Episcopal Española.

Es desde este punto, desde donde podemos extraer una foto, y una imagen, que nos recuerda algo que debemos no olvidar: el valor de la pastoral obrera o pastoral del trabajo. Conseguir la firma y publicación de la POTI es un gesto explícito de reconocimiento de la misión obrera. Si bien, no podemos presumir de un fuerte empuje práctico, el trabajo realizado hace 30 años –que imagino intensivo, a la par que extensivo– nos recuerda que debemos de insistir, y valorar nuestra tarea misionera. Hay que reconocerlo: la especialización y las grandes dinámicas socioculturales nos han relegado a un plano minoritario. Tanto en la Iglesia como en la sociedad. Sin embargo, ¿alguien duda de que el mundo del trabajo existe? ¿las realidades sufrientes en torno al mundo del trabajo han desaparecido? Un vistazo atento y sensible al mundo corriente demuestra que el mundo obrero sigue existiendo. Allí, nos podemos considerar necesarios, y podemos reivindicar nuestra labor al servicio de la Iglesia, explicitada en el documento La Pastoral Obrera de toda la Iglesia.

Algunos puntos que merece la pena revisitar y reivindicar con ahínco hoy son:

El reconocimiento de la complejidad del mundo obrero, pero también su amplitud. Los trabajadores y las trabajadoras son mayoría en nuestra sociedad y en nuestra Iglesia. Puede ser que los ambientes obreros se hayan difuminado, pero la experiencia y la vida no engañan. ¿Quién no conoce a personas trabajadoras que padecen y angustian con relación a su dedicación? Y la sociología pone cifras masivas a esa precarización, la figura del trabajador empobrecido, tristemente, no desaparece. En definitiva, un ambiente de evangelización común, masivo a la vez que prioritario.

Por otro lado, hay que destacar la propuesta de formación en torno a “las implicaciones sociales de la fe”, una idea ya compartida en otros documentos, encíclicas… En este sentido, nos sentimos llamados a continuar en nuestros movimientos la propuesta de procesos de crecimiento cristiano, que se nutren la formación, el conocimiento de la Doctrina Social, y el compromiso de cristianos es necesario para llevar a la práctica una actividad pastoral completa en los ambientes obreros. Honestamente, defiendo que en la JOC creamos jóvenes militantes de mucha calidad. Y estamos listos para poner nuestra pedagogía y nuestro ser al servicio del resto de la Iglesia y pastoral general.

Y finalmente, se puede añadir la situación de las personas jóvenes y sus especiales situaciones en los próximos pasos a dar. La realidad obrera conoce bien de aquellos primeros trabajos, de migrantes recién llegados, del anhelo del ascensor social y un futuro mejor. Por eso, también soñamos con cierto protagonismo en la tarea pastoral, y nos sabemos agentes de pastoral obrera útiles y eficaces, entre la población juvenil.

En definitiva, el 30 aniversario de la publicación de La pastoral obrera de toda la Iglesia, sirve para reclamar un impulso por parte de la Iglesia organizada hacia esta pastoral. Porque decir que La pastoral obrera de toda la Iglesia no es una vieja consigna, sino una idea con fundamento analítico que mira al mundo, y se reconoce “en salida”. Una salida que hemos de percibir con potencialidad, y con el ánimo de saber que nos movemos hacia lugares incómodos, inhóspitos para la Iglesia, pero que están allí donde poder sanar las heridas de un mundo que abandona.