El Gobierno acusa a la patronal de burlarse del diálogo social y descolgarse de reducción del tiempo de trabajo
La patronal se “descuelga”, al menos por ahora, de la reducción de la jornada laboral. Así lo ha explicado el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, quien, al término de la mesa del diálogo social, acusó a las organizaciones empresariales de un comportamiento “decepcionante”, cargado de “lastre político”.
La mesa del diálogo social para la reducción de la jornada laboral sigue enquistada. A pesar de que las organizaciones sindicales y el Gobierno están cerca de llegar a un acuerdo, las organizaciones empresariales no han presentado propuestas ni alternativas e incluso cuestionan el objetivo de reducir la jornada semanal a las 37,5 horas.
Ayer se cumplió el plazo dado por el Ministerio de Trabajo a la representación empresarial para sumarse al principio de acuerdo, pero la patronal sigue aferrada a su intención de ampliar el máximo legal de horas extras, lo que para el secretario de Estado es una “burla”, una postura “decepcionante”.
“Decir que esto no se puede hacer”, en relación a la reducción de la jornada, “negar el objetivo democrático que el Gobierno se ha dado con sus ciudadanos o no hacer ninguna propuesta muestran su falta de compromiso con el diálogo social”, ha resaltado Pérez Rey.
El número dos del ministerio de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, ha criticado duramente que “la patronal ponga, no solo ante el gobierno, también ante las organizaciones sindicales, medidas maximalistas inasumibles que empeorarían todavía más el tiempo de trabajo respecto a lo que tenemos”.
El escollo de las horas extra
“No es serio pedir más horas extras”, cuando España tiene “un grave problema” al respecto, con “una de las jornadas más flexibles” y “una distribución irregular que hace que la población trabajadora no sepa ni cuándo, ni cómo organizarse”. A su juicio, la solución no puede ser “incrementar más esa incertidumbre”.
Así, ha recordado el secretario de Estado que el objetivo de esta medida, que es democrática y horizontal, afecte al conjunto de los trabajadores, que esos 12 millones que todavía faltan por beneficiarse de una jornada reducida lo puedan hacer”.
“Es imposible que sea una cuestión apocalíptica” rebajar las horas de trabajo, ha apuntado y ha explicado que “los cambios de jornada van acompañados de grandes cambios tecnológicos” y se ha preguntado si “alguien duda de que hoy en día estamos dentro de uno de esos revulsivos tecnológicos”.
“España tiene un gran potencial de turismo, de servicios… pero los beneficios no pueden estar basados en las jornadas agotadoras, en la imposibilidad de conciliación, en la incapacidad de atender a los familiares…”, ha clamado.
Pérez Rey ha acusado a la CEOE y Cepyme de haber optado por “el descuelgue” de la negociación por “la ideología” y por “lastres políticos”, tras casi seis meses de esfuerzos invertidos en negociar la reducción del tiempo de trabajo.
Una burla al diálogo social
“La postura de la patronal ha dejado mucho que desear, ha sido claramente decepcionante”, ha lamentado, en lo que desde su óptica supone “burlar” la mesa de diálogo social con una postura “descuelgue”.
Con todo, el secretario de Estado ha declarado que no pierde “la esperanza de que puedan hacer un favor a las empresas a las que representan y poner propuestas concretas encima de la mesa”.
También las organizaciones sindicales han criticado duramente a la patronal. “No han traído ninguna propuesta, ni siquiera se ha despejado la incógnita de si quieren aceptar los compromisos del gobierno, no solo con las organizaciones sindicales, sino con la ciudadanía, de reducir el tiempo de trabajo”, ha expuesto el vicesecretario general de Política Sindical de UGT, Fernando Luján.
Según Luján, las organizaciones empresariales “han hablado de criterios que no han concretado” y lo que sí han presentado son “planteamientos inasumibles”, por lo que ha reconocido que se encaminan a “una negociación fallida” con la patronal.
El representante de UGT ha vuelto a aclarar que la reducción a 37,5 horas no es el punto final, “queremos ir más allá,” aunque de momento respaldan el compromiso del gobierno como un paso en la buena dirección. El otro objetivo es la implantación de un registro horario fiable y eficaz.
Sobre la postura empresarial, ha comentado que “si alguien quiere ir más allá, tiene que decir dónde quiere ir, qué necesita para incorporarse al acuerdo, sabiendo que estos dos objetivos son irrenunciables”.
“Ha llegado ya la hora de reducir el tiempo de trabajo, se nos ha agotado el tiempo”, ha denunciado Luján.
Por su parte, Raúl Olmo, adjunto a la secretaria de Acción Sindical de CCOO, ha reconocido que la reunión de ayer sitúa todavía “un poco más lejos” el acuerdo con la patronal que ha expuesto sus criterios en la mesa del diálogo “sin compartir” el objetivo de las 37,5 horas, “con posiciones de máximos”.
Igualmente ha mostrado su disposición a “dejarse alguna pluma en la gatera” a la hora de negociar con las empresas medidas de flexibilidad, transitoriedad y de ajuste fino siempre que se acometa la reducción de la jornada.
Eso sí, ha advertido que la distribución irregular de la jornada horaria ya es posible en España, “si es con acuerdo, no hay límite alguno más allá de la directiva europea”, por lo que si alguien pide todavía más flexibilidad, lo que quiere es “la imposición unilateral”, ha remarcado.
Un borrador sin la intervención de la patronal
Olmo ha dejado claro que “si no hay acuerdo tripartido, plantearemos que salga adelante más temprano que tarde”, ha concluido Olmo.
La negociación parece ya encaminarse a una fase en la que la administración y las organizaciones de trabajadores discutirán, sin el concurso de los empresarios, el articulado de un anteproyecto de ley.
“Nuestro objetivo ahora es pulir un texto, pero insisto, con las organizaciones sindicales, que son las que han mostrado predisposición a hacerlo, pero si la patronal de aquí a la semana que viene recapacita, (…) pues bienvenidos serán”, ha explicado Pérez Rey tras la reunión de este lunes con agentes sociales.
No obstante, la puerta sigue abierta para las organizaciones empresariales. “No pierdo la esperanza de que puedan hacer un favor a las empresas a las que representan y poner propuestas concretas encima de la mesa”, ha completado Pérez Rey, que ha confirmado es que hay todavía algunos elementos de carácter técnico que “pulir”.
“Es una cosa razonable, lo que estamos haciendo es rebajar dos horas y media, cuarenta años después, en plena era de la Inteligencia Artificial, la jornada de trabajo”, ha insistido, después de recordar que desde la implantación de las 40 horas semanales la productividad ha aumentado un 56%.
La reducción del tiempo de trabajo cuenta, en su opinión, con el apoyo de la ciudadanía, según los estudios demoscópicos, pero también de todas las fuerzas parlamentarias, menos Vox. “La primera vez que se ha situado en el ámbito parlamentario ha contado con un respaldo verdaderamente espectacular con la abstención del propio PP”, ha recordado en relación a la propuesta elevada al Congreso.
En su opinión, de lo que se trata es de que “esta medida democrática, horizontal afecte al conjunto de los trabajadores y llegue a esos 12 millones que todavía faltan para beneficiarse de una jornada reducida”.
El tiempo se agota
A falta de cerrar los flecos sueltos con los sindicatos, salvo un cambio radical de postura por parte la patronal, la intención es elaborar un anteproyecto de ley, “cuanto antes” y cumplir lo más rápido posible con el trámite interno dentro del Gobierno, la elaboración de los informes pertinentes y permitir la intervención de órganos colegiados, para llevarlo a las cortes, donde esperan abrir la negociación con el conjunto de grupos parlamentarios, que todavía no conocen el texto, “porque no está definitivamente delineado”.
“Llevamos más de 40 años sin reducir la jornada legal de trabajo que ha producido una gran desigualdad”, ha detallado el negociador de UGT, dado que en aquellos sectores y empresas con presencia sindical la jornada ya está por debajo de las 37,5 horas.
“No es de justicia que aquellas empresas, sectores personas que no tienen la posibilidad de tener un sindicalismo fuerte, una buena representación, no se vean beneficiados de esta reducción de la jornada laboral”, ha dicho Luján.
Su compañero de CCOO en la mesa de negociación de ayer, Olmo también ha advertido de que “ya es hora de que se produzca una reducción de jornada máxima legal, hace más de 40 años de la última; la realidad de la productividad, la evolución del empleo, la innovación tecnología hacen que haya que garantizar por ley que eso redunde en la reducción del tiempo de trabajo”.
Redactor jefe de Noticias Obreras
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