Reconocer humaniza, nos humaniza cuidar
Visité hace unos días una exposición con el título «Cargueras. Un trabajo a reivindicar», que trata de rescatar del olvido un oficio que fue una realidad entre las mujeres hasta bien entrado el siglo XX.
En el paseo de Ría del Nervión, cerca del Ayuntamiento de Bilbao, un monumento las recuerda. Las sirgueras o cargueras, eran mujeres que se dedicaron a cargar y descargar las mercancías de los barcos que atracaban en los puertos. Mujeres que, con su fuerza, tesón y determinación fueron fundamentales en el desarrollo comercial y económico de Bizkaia, pese a que su trabajo fue largamente invisible para la sociedad.
Un trabajo en condiciones muy duras, vinculado siempre a la pobreza. Un trabajo que recayó sobre los hombros de cientos de mujeres durante cinco siglos. Hoy, desde las instituciones y gracias a diversos estudios, se ha ido rescatando, visibilizando. Ser carguera también significaba luchar.
Algunos periódicos del momento presentan a mujeres cargueras desde la acción, durante períodos de conflictividad laboral y social, y no como meras espectadoras sino como participantes activas en las reivindicaciones, sumando en tantas otras luchas obreras que tuvieron lugar en este mismo escenario y que están en el origen del reconocimiento de muchos de los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras hoy.
Mientras recorría la exposición, le seguía dando vueltas a la celebración en nuestra diócesis del 28 de abril, de la IV Jornada Diocesana por el Trabajo Digno, con el lema «¡Tenemos derecho al cuidado con derechos! Zaintzaren Eskubidea, Ekinbidea». Una jornada que quiere ayudarnos a profundizar en el sentido humano y cristiano del trabajo e implicarnos como comunidad cristiana en la defensa de la dignidad de los hombres y mujeres del mundo obrero y del trabajo.
Este año hemos puesto la mirada en los trabajos de cuidados y en las personas que los desempeñan en nuestros hogares, bajo la denominación de trabajo doméstico, «empleadas de hogar». Trabajos claves cuando hablamos de la atención y acompañamiento a personas vulnerables: mayores, niños y niñas, personas dependientes, enfermas… Trabajos no siempre reconocidos, invisibilizados, realizados en su mayoría por mujeres de origen migrante que en muchas ocasiones ven como sus derechos laborales no se cumplen.
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Militante de la HOAC.
Responsable de la Pastoral Obrera de la diócesis de Bilbao y miembro del Consejo Asesor de Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española.
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