Auxiliadora Álvarez: “En las parroquias las personas migrantes tendrían que encontrar quien los reciba“

Auxiliadora pudo llegar a España “gracias a Dios”, en 2007, con un permiso de residencia y trabajo para ella  y su marido, asociado a una oferta de trabajo como internos en una gran casa. Cuando, después de un tiempo realizando las tareas que aquel contrato les exigía, pidieron un aumento de sueldo que consideraban más que justo, los echaron de un día para otro de allí. Se vieron en la calle pero una paisana ecuatoriana les ofreció una habitación dónde vivir.

Se emociona mucho al explicar que esa nueva casa, en el barrio de Fátima de Córdoba les permitió conocer la parroquia en la que el consiliario de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) era el párroco y a Antoñita y Pepe que, a pesar de no tener mucho, “nos abrieron las puertas de su casa y nos ofrecieron un plato de comida cada día, hasta que encontráramos trabajo”. En aquella parroquia encontró “una comunidad llena de vida, una comunidad acogedora en la que se integró y en la que conoció “otra forma de hacer la iglesia”. Allí se inició en este movimiento especializado de Acción Católica, hace doce años y allí sigue.

Auxi va a participar el próximo sábado, 25 de mayo, en el III Seminario Antonio Algora sobre “La pastoral del trabajo en el acompañamiento a las personas migrantes”, donde ofrecerá su testimonio como militante cristiana migrante, militante de la HOAC, ahora implicada en la Pastoral de las Migraciones de su diócesis.

¿Qué labores realizáis en la pastoral de migraciones?

Básicamente acompañamos a las personas para que no se sientan solas; organizamos actividades sencillas, como proyecciones de películas o convivencias, para que se conozcan y puedan tener una red de apoyo. Además, las apoyamos en su regularización, o con el tema de la vivienda, que es tan complicado para ellas. También participamos en los círculos del silencio, junto con la HOAC y otras entidades de la Iglesia implicadas.

¿Cómo crees que debería ser la Iglesia con las personas migrantes?

Debería ser más cercana. En muchas parroquias no existe esa acogida de las personas que llegan de fuera y que necesitan, simplemente, que alguien les pregunte de dónde vienen, si necesitan algo, etc. El compromiso con las justicia es parte del anuncio del Evangelio. El papa Francisco lo dice con esas cuatro palabras: acoger, proteger, promover e integrar. Las personas que llegamos de fuera tenemos otras costumbres y otra cultura, pero muchos de nosotros, los que llegamos de Sudamérica, somos cristianos y cristianas y nos encontramos con otras personas que también lo son, pero que no nos acogen, no nos pagan por nuestro trabajo y se aprovechan de nuestra situación.

¿No somos suficiente acogedores?

A mí, al principio, antes de llegar al barrio de Fátima, me faltó esa acogida. Debería ser normal que cuando una persona se acerca a una parroquia encuentre a alguien que lo reciba. Nosotros nos abrimos enseguida si nos acogen.

Olivia Pérez Reyes

Periodista.
Responsable de Comunicación de Cáritas Valencia.
Militante de la HOAC