Miguel Cruz: “La cultura neoliberal mina el desarrollo de una vida digna”
Miguel Cruz es presidente de la Asociación de Víctimas de Accidentes y Enfermedades Laborales de Andalucía (AVAELA) y militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Córdoba, quien dará el próximo martes 23 de abril, a las 19:30 horas, la ponencia Trabajo digno y salud laboral, un derecho fundamental. Ganar pan, cuidar la vida en la Escuela de Formación Sociopolítica y Fe Cristiana en la Casa de la Iglesia de Las Palmas de Gran Canaria y podrá seguirse por Zoom. Para Cruz, “en el mercado laboral prima más la producción y el beneficio que la salud laboral”.
¿Cuál es la idea central de tu ponencia?
El trabajo digno es inherente al cuidado de la persona desde su dignidad. Describiré lo que es la dignidad de la persona e ir más allá, relacionándolo con el cuidado de la salud en el trabajo. El trabajo actual como empleo capitalista es el que tenemos en este momento histórico, donde se mide y cuantifica fundamentalmente el salario. Esa dignidad, a través del daño a la salud de la persona, no se está respetando en el mundo del trabajo. Además de ser miembro de una asociación de víctimas de siniestralidad laboral, también soy militante de la HOAC, quiero que quede clara la motivación cristiana que hay detrás de cualquier trabajo de promoción de la persona y su dignidad en cualquier caso, y en este que es especialmente duro.
¿En qué medida el trabajo en España es digno?
En comparación con otras latitudes, gozamos de una legislación que en teoría protege al trabajador y le da unos cauces donde poder disfrutar de un trabajo que le aporte la capacidad de desarrollar una vida digna. Pero, estamos inmersos en una cultura neoliberal que continuamente está minando esa situación. Por un lado, va una aparte de la legislación, y, por otro lado, van las prácticas, las costumbres, la cultura. Se está extendiendo cada vez más la flexibilización del trabajo. Están surgiendo nuevas formas de trabajo con la famosa economía de plataforma, los falsos autónomos. Todo eso va haciendo que las relaciones laborales se van individualizando de tal manera que la parte el eslabón más débil de la cadena, que es el trabajador, queda a merced de las corrientes del mercado laboral. En ese sentido, si nos comparamos con otras latitudes, tenemos un trabajo que goza de dignidad, pero no es lo que yo llamaría trabajo digno, al menos plenamente.
¿Cuáles son las principales causas que deterioran la salud laboral?
Primero, no hay una cultura de prevención en las empresas españolas, algo que la Ley de Prevención de Riesgos Laborales de 1995 intentaba impulsar. Prima la producción y el beneficio sobre cualquier otra consideración como la salud en el trabajo, con lo que se daña al trabajador porque se le fuerza a generar más. Por otro lado, otra raíz es la precarización del mercado laboral, que tiene muchos efectos negativos en la persona que trabaja porque asume más riesgo de contraer una enfermedad o sufrir un accidente. Según los últimos estudios, entre los trabajadores por contrato temporal y los de contratos indefinidos, hay una relación de dos a uno. El ritmo de contraer una enfermedad o accidente es casi el doble del temporal al del indefinido, al tener este más defensa a la hora de reclamar sus derechos. Quien no tiene seguridad en el contrato asume más riesgos, porque tu hipoteca sigue estando ahí.
¿Por qué las distintas leyes y normas laborales no logran un trabajo digno y seguro?
Tenemos una buena base de legislación, que está algo obsoleta y ahora se negocia su actualización, porque responde al mercado laboral de hace 30 años. La ley en su núcleo es positiva porque, por primera vez en España, se planteaba que la prevención debe estar integrada en todo el proceso de producción. Promovía que lo primero que había que hacer es evitar los riesgos o minimizar los que no se pueden evitar, siempre primando las medidas colectivas, que son mucho más seguras, que las individuales. ¿Por qué no se avanza? Primero, porque la Ley no se cumple en un porcentaje altísimo; segundo, no se cumple porque tenemos muy poca capacidad de inspección. Somos el país de la OCD con mayor ratio de trabajadores por cada inspector de trabajo; tercero, eso hace que esa cultura no haya calado en las empresas. Hay que recordar que responsabilidad de la seguridad y de la salud de los trabajadores es de los empresarios, quienes no la han asumido como propia. Por último, con todo lo positiva que es esta Ley, no deja de ser una isla dentro de todo el entramado jurídico laboral del derecho del trabajo existente en nuestro país, que protege la producción y el beneficio, y hace daño al cumplimiento de la Ley de prevención de riesgos laborales y a la salud de los trabajadores. Debajo de esto está que a la persona se le utiliza como una herramienta en las empresas.
El subtítulo de la ponencia es Ganar el pan, cuidar la vida, ¿a qué se refiere?
Hay que ganar el pan con el trabajo para vivir dignamente. Si no cuidamos la vida cuando ganamos el pan, de qué nos sirve. Al final la actividad humana debe permitirte desarrollarte integralmente. Si lo que hace es dañarnos o atacarnos, se convierte en una trampa para que no lo consiga.
El 28 de abril se celebra el Día Mundial de la Seguridad y Salud Laboral. ¿Qué importancia tiene?
La implantó la Organización Internacional de Trabajadores (OIT) para que sirva de punto de información y, sobre todo, de concienciación en el mundo de que este problema de la siniestralidad y la salud laboral es muy grave tanto cualitativa como cuantitativamente, que nos afecta a muchas personas, a un porcentaje de la población altísimo. Sin embargo, no somos conscientes de esto. Es problema que parece que está tapado, que no existe. Es una herramienta que nosotros valoramos muy positiva para llamar la atención sobre este asunto. Es limitada, pero tenemos la experiencia que todas las actividades que desarrollamos luego van dejando un rastro y cada año hay un interés mayor.
Periodista y militante de la HOAC de Canarias