Nuevo Pacto Europeo sobre Migraciones y Asilo: blindaje de las fronteras y solidaridad en entredicho
El 20 de diciembre de 2023 pasará a la historia como una de esas jornadas donde los valores europeos recibieron un duro zarpazo. En la mañana de ese día, en una rueda de prensa, se presentaba el acuerdo sobre el Nuevo Pacto Europeo sobre Migraciones y Asilo.
Representando la escena estaban la presidenta del Parlamente Europeo, Roberta Metsola, junto a Juan Fernando López Aguilar, Tomas Tobé y Fabienne Keller, relatores en los resultados del diálogo a tres bandas sobre migración en el Pacto.
El anuncio del pacto y la escenificación en su presentación tiene un claro matiz político, con una necesidad de alcanzar un acuerdo antes de llegar a las elecciones europeas dentro de unos meses. Un pacto que presenta muchas carencias tanto formales como de fondo en los tres ejes fundamentales de las políticas europeas de migración y asilo: las políticas de frontera, las políticas de solidaridad y corresponsabilidad entre los Estados, y las políticas de relación exterior con terceros países.
El nuevo pacto europeo para las migraciones y el asilo presenta la intención de establecer un marco sólido y estable para la gestión común de los flujos migratorios, la identificación de la solidaridad como un valor fundamental y la inclusión de medidas para la integración efectiva de los refugiados, garantizando la protección de los derechos humanos de los migrantes y refugiados.
Nada más lejos de la realidad. El consenso obtenido no solo no ha alcanzado estos objetivos, sino que plantea un plan que impulsa un uso generalizado de los procedimientos fronterizos, que no hará sino aumentar las violaciones de los derechos humanos, la no clara solidaridad entre los estados miembros, y donde la presión sobre los Estados en las fronteras exteriores seguirá en aumento.
Los procedimientos fronterizos obligatorios: fronteras, fronteras y más fronteras.
Es muy preocupante en lo que respecta a los acuerdos sobre procedimientos fronterizos obligatorios. Estas prácticas conducen de facto a la detención de personas. Podemos constatar lo perjudicial de estas prácticas desde nuestro trabajo cotidiano como JRS durante décadas en todas las fronteras de Europa, a través de nuestras 23 oficinas nacionales en más de 150 ciudades y enclaves.
Este Pacto da el pistoletazo de salida a un sistema que probablemente concentrará a miles de personas -incluidos niños- en centros de detención de facto en las fronteras exteriores de la UE. Países como Italia, España, Grecia o los del extremo oriental de la UE verán incrementar la presión migratoria en sus territorios.
Esto no sólo no resolverá las deficiencias del sistema actual, sino que aumentará exponencialmente el sufrimiento de las personas y los obstáculos a los que tienen que enfrentarse para obtener protección.
La solidaridad obligatoria: una solución que presenta muchas dudas
El pacto habla de un sistema de “solidaridad obligatoria” que se activará cuando uno o varios Estados miembros se encuentren bajo “presión migratoria”.
El sistema obligará a los demás países a ayudar a través de tres opciones diferentes que están al mismo nivel: reubicar en su territorio a un número determinado de solicitantes de asilo, pagar una contribución por cada solicitante de asilo que se nieguen a reubicar (20.000 euros), o financiar apoyo operativo, como personal, instalaciones y equipo técnico.
Como se puede observar este tipo de solidaridad no parece contribuir a una mejora de la corresponsabilidad y reparto, pues todavía está por ver como se evaluarán este tipo de contribuciones, y previsiblemente lo que hará será aumentar la presión sobre los estados que se encuentran en primera línea.
Como JRS nos parece que este sistema de “solidaridad obligatoria” no resuelve satisfactoriamente la necesidad manifiesta en el reparto corresponsable entre los estados miembros.
El concepto de instrumentalización: ¿criminalización de la solidaridad?
En el pacto se ha incluido el concepto de “instrumentalización”, sorteando el rechazo del Parlamento y la condena generalizada de la coalición de grupos políticos de centro-izquierda. La definición de “instrumentalización” es lo suficientemente amplia como para abarcar un amplio abanico de situaciones: “una situación de instrumentalización en la que un tercer país o un actor hostil no estatal favorece o facilita el desplazamiento de nacionales de terceros países y de personas sin Estado hacia las fronteras exteriores o hacia un Estado miembro, con el fin de desestabilizar la Unión o un Estado miembro cuando dichas acciones puedan poner en peligro funciones esenciales de un Estado miembro, como el mantenimiento de la ley y el orden o la salvaguardia de su seguridad nacional”.
Según el mandato del Consejo, éste incluye a los actores hostiles no estatales como posibles agentes de “instrumentalización” y las ONG sólo están protegidas de ello cuando pueden demostrar que sus acciones no pretenden desestabilizar al Estado miembro. Esto podría tener repercusiones peligrosas para la criminalización de la solidaridad.
Las entradas irregulares representan una pequeña fracción de la migración en la UE
En la UE viven 448 millones de habitantes, de los cuales 38 millones son personas que han nacido fuera de nuestras fronteras, una cifra que representa alrededor del 8% de la población.
Según FRONTEX, la Agencia Europea de Guardia de Fronteras y Costas, entre enero y diciembre de este año los cruces fronterizos irregulares hacia la UE fueron de casi 380.000, un 17% más que en 2022 y la cifra más alta desde 2016.
El Mediterráneo central fue la ruta más transitada en 2023, con 157.479 detecciones notificadas, seguida de los Balcanes occidentales con 99.068, el Canal de la Mancha con 62.047, el Mediterráneo oriental con 60.073, África occidental con 40403 y el Mediterráneo occidental con 16.915. La ruta que más ha crecido durante el 2023 ha sido la ruta de África occidental con un incremento del 161% sobre el mismo periodo del año pasado. En estas rutas las comunidades más representativas provienen de Siria, Guinea, Costa de marfil, Túnez y Afganistán.
Estas cifras necesitan ponerse en perspectiva, pues la gran mayoría de la migración a Europa es regular. En el último año emigraron regularmente a Europa alrededor de 2.700.000 personas, por lo que la migración irregular raramente supera el 10% del total, y suele situarse cercana al 5%. En resumen, Si bien la migración irregular suele estar en el punto de mira, la realidad es que las entradas irregulares representan una pequeña fracción de la migración en la UE.
Sin embargo, el foco mediático y político arrincona los elementos positivos de la migración, que suman al proyecto de una envejecida Europa, impulsando el crecimiento económico y el apoyo al desarrollo, especialmente en pilares esenciales para nuestras sociedades.
En JRS acompañamos cada año a 185.000 personas migrantes y refugiadas en Europa. Muchas de estas personas se han integrado exitosamente en nuestras sociedades, algunas de ellas formando parte de nuestros equipos de profesionales que siguen aportando en nuestras sociedades diversas.
Las lecciones aprendidas con la emergencia en Ucrania
Una lección importante que hemos aprendido es que a las personas ucranianas se les dio libertad para elegir su Estado miembro de destino -por lo que no estaban sujetos al sistema de Dublín- y también se les permite desplazarse de un país a otro manteniendo la protección temporal -esto no es posible para otros solicitantes de asilo y ni siquiera para otros refugiados reconocidos-. Esta libertad de movimiento ha demostrado que el sistema no se ha colapsado y también que la gente se ha trasladado a su destino preferido (donde tenían familia o parientes, donde podían encontrar un trabajo…) y esto definitivamente ayuda al proceso de integración.
Desde JRS estamos comprometidos activamente desde el inicio del conflicto armado en la acogida e integración de personas ucranianas a través de un importante proyecto, denominado el One Proposal, desarrollado en Ucrania y en otros 13 países de Europa.
Estas lecciones que estamos aprendiendo con la emergencia en Ucrania podrían ser relevantes para la recepción de refugiados de otras regiones, como Oriente Medio o África, a pesar de las diferencias en los contextos. Cuando hay voluntad política, con una mirada que pone en el centro a la persona, millones de refugiados no solo no suponen una amenaza para Europa, sino una oportunidad de crecer como humanidad. Es fundamental garantizar un enfoque unificado y coordinado para abordar las necesidades de los refugiados, independientemente de su origen.
La elecciones europeas
Creemos que este acuerdo asesta un duro golpe al derecho a la protección internacional. También dificultará cada vez más el acceso a permisos más allá del asilo, aumentará las detenciones y limitará las garantías para evitar la deportación. Sin embargo, el Pacto aún no ha sido adoptado. Serán necesarias más negociaciones a nivel técnico, y después el Parlamento Europeo y el Consejo tendrán que votar los textos.
El JRS plantea una campaña de sensibilización e incidencia pública de cara a las elecciones europeas en la que reforzará todos estos planteamientos de salvaguarda de derechos, instando a las instituciones de la UE, y los gobiernos de los estados miembros, incluido el español, a dedicar la energía y los esfuerzos en reforzar los sistemas de acogida y asilo en el territorio y los mecanismos para un reparto significativo de responsabilidades entre los Estados miembros. Asimismo, impulsar políticas de integración. La principal oportunidad y reto que tiene la UE es la gestión de la diversidad y pluralidad, generando procesos de inclusión, convivencia y cohesión social. En este sentido, y aunque la competencia en la integración resida en los estados miembros, es crucial impulsar políticas integrales de integración.
La UE debe revisar su brújula moral. Cualquier reforma de la política de asilo y migración debe poner a las personas en el centro y guiarse por los valores de la UE de dignidad humana, solidaridad y libertad. La UE se creó para derribar los muros de nuestras fronteras, no para construirlos más altos. Sin embargo, si la UE decide continuar con este Pacto, el JRS permanecerá al lado de los desplazados forzosos y seguirá sirviéndoles y acompañándoles, y abogando por un Sistema Europeo Común de Asilo que merezca este nombre.
Doctor en Migraciones Internacionales. Director del Servicio Jesuita a Refugiados de Europa