Claves de “Laudate Deum”, exhortación del papa Francisco sobre la crisis climática

Claves de “Laudate Deum”, exhortación del papa Francisco sobre la crisis climática
Foto | @lourdesberzas, vía Twitter.
La sexta exhortación apostólica del pontificado de Francisco, Laudate Deum (Alaben a Dios) es un llamamiento a reaccionar ante la crisis climática, un problema social global estrechamente ligado a la dignidad humana; al cuidado mutuo y al cuidado de la casa común.

La exhortación Laudate Deum sobre la crisis climática es continuidad de la encíclica Laudato si’, sobre el cuidado de las personas, sobre todo de las más empobrecidas, y del cuidado de la casa común, como explicó Francisco recientemente.

La diferencia entre ambos documentos papales radica en que las encíclicas se centran en la enseñanza doctrinal y moral, mientras que las exhortaciones realizan un llamamiento y alientan al pueblo de Dios –y a personas de buena voluntad– en asuntos pastorales, de importancia para la Iglesia y para la sociedad.

En los seis capítulos de Laudate Deum, el papa Francisco reflexiona, informa y muestra su preocupación sobre la situación climática desde los últimos ocho años, periodo que abarca un texto a otro, y emplaza a reaccionar –desde distintos planos–.

Además, no es un tema menor que se haya presentado en el marco de la apertura de la transcendental asamblea mundial sobre el futuro de la Iglesia católica que se desarrolla durante el mes de octubre en el Vaticano. Estas son algunas de sus claves:

El desafío es global y urgente

Francisco insiste en la importancia de abordar el cambio climático, que afecta a toda la humanidad, de manera efectiva para evitar graves consecuencias. “Sentiremos sus efectos en los ámbitos de la salud, las fuentes de trabajo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas, etc”, indica. Esta crisis, causado por la actividad humana, se manifiesta en fenómenos extremos, sequías, aumento de temperaturas y otros problemas… El papa también señala indica algunas resistencias, como la negación de su existencia, y confusiones, como la idea de culpar a los pobres por el cambio climático, cuando las emisiones per cápita de los países ricos son mayores.

La lógica perversa del paradigma tecnocrático y la meritocracia

El Papa vuelve a señalar que lógica del sistema económico del máximo beneficio con el menor costo, obstaculiza cuidar del bien común, de las personas más desfavorecidas o descartadas, y del planeta. Como ya indicó en Laudato si‘, es el paradigma tecnocrático “destructivo”, “que está detrás del proceso actual de degradación del ambiente”, se basa en la idea de que la tecnología y la economía pueden llevar al crecimiento ilimitado –a expensas de los recursos naturales del planeta que no se cuidan– y al poder humano infinito, en constante avance, especialmente con el desarrollo de la inteligencia artificial y nuevas tecnologías.

Francisco invita a repensar el uso del poder humano –cada vez en menos manos– y reconocer sus límites y nuestra relación con la naturaleza. Recuerda su critica a la lógica perversa de la meritocracia (Cfr. Evangelii gaudium) que “si no se busca una real igualdad de oportunidades esto se convierte fácilmente en una pantalla que consolida más aún los privilegios de unos pocos con mayor poder”. Y se pregunta “¿qué les importa el daño a la casa común si ellos se sienten seguros bajo la supuesta armadura de los recursos económicos que han conseguido con su capacidad y con su esfuerzo?” para volver a preguntar sobre el impacto de nuestras acciones: “¿qué sentido tiene mi vida, qué sentido tiene mi paso por esta tierra, qué sentido tienen, en definitiva, mi trabajo y mi esfuerzo?”

La reconfiguración del multilateralismo

En Laudate Deum critica la debilidad de la política internacional en la lucha contra el cambio climático, con una falta de avances sólidos y duraderos. En la exhortación aboga por un enfoque multilateral más efectivo, con organizaciones mundiales que puedan garantizar el bien común, la erradicación de la pobreza y la defensa de los derechos humanos. Un multilateralismo que debe ser reconfigurado y adaptado a la nueva situación mundial, más democrático y centrado en la dignidad humana, aprovechando el papel de las organizaciones de la sociedad civil y permitiendo la participación activa “desde abajo”.

Prevalencia de intereses nacionales sobre el bien común global

La exhortación menciona diversas conferencias sobre el clima, destacando tanto avances como fracasos en la lucha contra el cambio climático. Subraya acuerdos como el Protocolo de Kyoto y el Acuerdo de París. Reconoce un avance en la consolidación del sistema de financiación por “las pérdidas y los daños”, pero aún persisten incertidumbres sobre la responsabilidad concreta de los países contribuyentes. Y concluye que los acuerdos climáticos han tenido un bajo nivel de implementación debido a la falta de mecanismos efectivos de control y sanción por incumplimientos, debido a la prevalencia de intereses nacionales sobre el bien común global.

Esperanzado por la COP28

El Papa señala sus expectativas ante la próxima Conferencia de las Partes (COP28) en Dubai y la importancia de no subestimar la relevancia de este evento. Francisco mantiene la esperanza que la COP28 acelere la transición energética hacia fuentes más limpias con compromisos efectivos y monitoreo constante. Esta conferencia, dice el Papa, podría ser un punto de inflexión que demuestre que los esfuerzos realizados desde 1992 han sido serios y valiosos, o bien una decepción que ponga en peligro los avances logrados hasta ahora.

Las motivaciones espirituales

El texto destaca la importancia de la fe auténtica, que no solo fortalece el corazón humano sino que transforma toda la vida y cambia la forma en que nos relacionamos con los demás y con la creación. La perspectiva espiritual de la Biblia se menciona, enfatizando que la Tierra y todo lo que contiene pertenecen a Dios, y que los seres humanos somos invitados y huéspedes en ella, lo que conlleva una responsabilidad de cuidar la naturaleza. Francisco subraya la necesidad de apreciar la belleza y la presencia divina en la naturaleza, siguiendo el ejemplo de Jesús, y promueve un “antropocentrismo situado” que reconoce que “la vida humana es incomprensible e insostenible sin las demás criaturas” y la responsabilidad compartida de proteger la creación.

Llamamiento al compromiso: ¡necesitamos reaccionar!

La exhortación concluye con un llamamiento a la acción y al compromiso de la política y de toda la sociedad, a todos los niveles, en la protección de la casa común. En este sentido, recuerda que cambiar hábitos personales y familiares –estilos de vida– son esenciales para crear una nueva cultura de cuidado. Finalmente, concluye con la idea de que un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo, subrayado la humildad y la necesidad de cuidar la creación como un acto de responsabilidad y amor hacia el mundo y hacia el prójimo.

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