La presidenta Ayuso y el “invento” de la justicia social

La presidenta Ayuso y el “invento” de la justicia social
ILUSTRACIÓN | © Sadek Ahmed

El 20 de febrero de 2007, la ONU –un organismo de la izquierda como veremos después– proclamaba esa fecha, a celebrar todos los años, como Día Mundial de la Justicia Social.

Cuando proclamó ese día a celebrar anualmente, afirmaba ese organismo de izquierdas que “la justicia social es una prioridad fundamental para la convivencia pacífica y próspera, y constituye el núcleo de nuestra misión global para promover el desarrollo y la promoción humana”. E indicaba que las actividades a realizar con este motivo, el de la justicia social, deben orientarse a “erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social y la justicia social para todos”.

Por cierto, el tema del “trabajo decente” es otra idea de la ONU, que lo incluye en el número 8 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, y también del papa Benedicto XVI quien hacía referencia a este concepto en el punto 63 de su encíclica Caritas in veritate. Ambos, ONU y Benedicto XVI también de izquierdas, al parecer.

Se hace difícil entender el desparpajo y la tranquilidad con que la Sra. Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, despacha el tema de la justicia social como un “invento de la izquierda”, cuando ese concepto es objeto de profundos análisis de los estudiosos, quienes, pese a que el concepto como tal tiene sus orígenes en los siglos XVIII y XIX, lo relacionan nada menos que con Aristóteles –otro pensador invento de la izquierda, al parecer)–, y su “justicia distributiva”.

Esos mismos estudiosos, encuentran alusiones a la “justicia social” en el siglo XVIII, en plena Ilustración –también, al parecer un invento de la izquierda– cuando en artículos de la época se reclama como una obligación de los monarcas –evidentemente de izquierdas, por sospechoso e insólito que parezca)–que la promuevan como sinónimo de mayor justicia en la sociedad.

Los mismos estudiosos encuentran entre los promotores de la “justicia social” a pensadores católicos del siglo XIX, que fueron los inspiradores de la conocida como Doctrina Social de la Iglesia que, desde sus inicios allá por el año 1891, cuando León XIII, analizando las consecuencias que para la clase trabajadora supuso la Revolución Industrial, escribió su encíclica Rerum novarum (de las cosas nuevas), siempre ha tenido la “justicia social” como eje central de su pensamiento.

¿También era de izquierdas León XIII al decir en el punto 1º de la encíclica citada que “vemos claramente que es urgente proveer de la manera oportuna al bien de las gentes de condición humilde, pues es mayoría la que se debate indecorosamente en una situación miserable y calamitosa…”?

Parece ser que sí, que probablemente León XIII era de izquierdas o más bien se dejó abducir por esta, ya que en el mismo punto añadía que “un número sumamente reducido de opulentos y adinerados ha impuesto poco menos que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios”.

Lástima que no hubiera estado presente ya en los siglos XVIII y XIX la Sra. Ayuso para corregir tantos errores y conducirnos a la verdad absoluta que, con toda claridad y sin ningún género de dudas, ella posee.

Aunque más bien creo que a muchas personas de derechas que conozco, y que además tienen una gran conciencia social, no les habrá hecho ninguna gracia que tan dicharachera señora se haya despachado afirmando, y quedándose tan pancha, que “la justicia social es un invento de la izquierda”.

Porque los estudiosos incluyen entre los objetivos de la “justicia social” la erradicación de la pobreza, la igualdad social, la igualdad de oportunidades, la distribución de la renta, los derechos laborales…

Y, sinceramente, creo que a personas con conciencia social que militan en el campo ideológico de la derecha, nos les habrá hecho ni pizca de gracia que esta buena señora, de golpe y porrazo, como quien no dice nada, haya denigrado objetivos tan nobles, abandonándolos o dejándolos en manos de gente tan impresentable en sociedad como las que se definen, o nos definimos, de izquierdas.

Cuando creíamos haber llegado al límite de lo que se puede oír, siempre tenemos a la señora Ayuso que, como dicen en el circo, nos lleva al “más difícil todavía”.

¡Ver y oír para creer!