Mujeres suizas se movilizan por la Madre Tierra

Mujeres suizas se movilizan por la Madre Tierra
FOTO | Gabrielle Besenval, vía La Marcha Azul
Las mujeres suizas toman la palabra, arremeten y deciden acelerar su compromiso solidario en la lucha por el clima. Y para ello marchan 224 kilómetros y promueven una demanda en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por inoperancia contra el gobierno helvético.

El primer sábado de abril, frente al Palacio de las Naciones Unidas en Ginebra y con una 500 participantes, arrancó la caminata contra el letargo, conocida como “Marcha Azul”. Tiene previsto recorrer en 21 días los 224 kilómetros que separan a Ginebra de Berna, la capital helvética, siguiendo un itinerario generoso, para nada directo. Camino que van a realizar en varias etapas y que podría contar, según las organizadoras, con unas 150 personas en cada tramo.

El próximo 22 de abril, en Berna, les entregarán a las autoridades federales una petición para que Suiza respete y cumpla con el Acuerdo Climático de París de 2015. Las organizadoras anunciaron que, frente al Palacio Federal, es decir la Casa de Gobierno, se exigirá una política mucho más ambiciosa de reducción de emisiones CO2 resultantes de los combustibles fósiles. Prevén que ese día miles de conciudadanas se darán cita para acompañarlas a la emblemática Plaza Federal.

“Frente al cambio climático, llegó el momento de actuar, no más puras retóricas”, señalan las cuatro promotoras de la Marcha Azul: la profesora universitaria Julia Steinberger, la abogada Irène Wettstein, la especialista en enfermedades infecciosas Valérie D’Acremont, y Bastienne Joerchel, directora del Centro Social Protestante del Cantón de Vaud, cuya capital es Lausana.

Si dejamos que “el clima vaya a la deriva, habrá graves consecuencias para la salud, la alimentación y la biodiversidad”, explican. Y la población más vulnerable será la principal afectada. En la actualidad, los gobiernos en la mayor parte de los países del mundo están muy lejos de respetar los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero acordados por el Acuerdo de París, y Suiza no es excepción.

Los estudios más recientes no desmienten los argumentos de las mujeres que promueven esta marcha. En lugar de un calentamiento previsto de 1,5 grados Celsius –con respecto al comienzo de la era industrial–, el planeta se dirige hacia los 3,2 grados Celsius. Los expertos afirman que cualquier esfuerzo por invertir esta curva ascendente exigirá medidas drásticas de parte de todas las naciones y un mayor compromiso ciudadano.

Durante su periplo de tres semanas, la Marcha Azul se reunirá con personalidades políticas, dirigentes empresariales y movimientos asociativos locales. También están previstas jornadas temáticas. En la ciudad de Lausana reflexionarán sobre la movilidad del mañana; en Neuchâtel, la agricultura ocupará el centro del debate, y en Friburgo explorarán alternativas económicas que permitan revertir el actual modelo productivo globalizado, que destruye aceleradamente al planeta.

Querella en Estrasburgo

A mediados de la última semana de marzo, precisamente el miércoles 29, fue el turno de la protesta y la denuncia climáticas en el ámbito internacional. Nuevamente, una organización de mujeres suizas, en este caso mayores de edad, la Asociación de Mujeres Mayores para la protección del Clima de Suiza (KlimaSeniorinnen, en alemán), ocupó el banquillo acusador en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), también conocido como Tribunal de Estrasburgo porque su sede se encuentra en esa ciudad del noreste francés.

El TEDH es el órgano responsable de procesar jurídicamente, bajo determinadas circunstancias, las posibles violaciones al Convenio Europeo de protección de los Derechos humanos y las Libertades Fundamentales (CEDH) y sus Protocolos acordados por 46 Estados miembros del Consejo de Europa que reúne a todos los países del continente menos el Vaticano, Kazajistán y Bielorrusia.

Esta organización de mujeres suizas nació en 2016 y en el presente reúne a unas 2.000 afiliadas mayores de 64 años, con una edad promedio de 73. En diciembre de 2020 compareció ante el Tribunal de Estrasburgo para demandar jurídicamente a Suiza por no haber fijado objetivos acordes con la legislación internacional sobre el clima y para exigirle que, al hacerlo, tenga como referencia los preocupantes datos científicos disponibles. En su demanda, la asociación argumenta que la Confederación Helvética no ha cumplido con su objetivo de reducir las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero en un 20%, como se esperaba que lo hiciera para 2020. Adicionalmente, que a raíz del rechazo de la ley de CO2 aprobada en junio de 2021, el país aún no cuenta con ningún objetivo climático nacional.

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El proceso de esta querella ha sido largo y confrontó numerosos obstáculos y vericuetos antes de dirigirse al TEDH. En noviembre de 2016, la parte acusadora presentó en Suiza su primera demanda jurídica. La misma fue rechazada en primera instancia por el Ministerio del Medio Ambiente; en segunda instancia por el Tribunal Administrativo Federal, y en tercera instancia por el Tribunal Federal, máximo tribunal nacional de apelaciones. Al constatar que todas las puertas jurídico-institucionales nacionales se habían cerrado, la Asociación de Mujeres Mayores decidió recurrir al orden legal europeo. Fue así como se encaminó a Estrasburgo.

Una vez más, estas militantes se volcaron a una batalla de argumentos y esfuerzos para impactar la opinión pública. Insisten que sigue siendo válido el objetivo climático internacional de una reducción de un 50% para 2030 con respecto a los valores propuestos en 1990. En su sitio de internet explican que un calentamiento superior a 1,5 º C podría conducir a una “perturbación antropogénica peligrosa del sistema climático”. Y que, por eso mismo, que mientras la Confederación Helvética no modifique su actual política climática, continuará violando su propia Constitución Federal (principio de prevención y derecho a la vida) y el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH). En síntesis, que “Suiza no cumple suficientemente su deber de protección hacia nosotras y no garantiza nuestros derechos fundamentales”.

El 29 de marzo 75 representantes de Mujeres Mayores por el Clima se presentaron en la sala principal del Tribunal de Estrasburgo. Frente a ellas, los 17 jueces. Fue un momento significativo: por primera vez en su historia este órgano judicial europeo aceptó examinar un proceso ligado al calentamiento climático en el marco de los derechos fundamentales por los cuales debe velar.

La vida, por sobre todo

Los argumentos acusatorios fueron simples y contundentes. Las Mujeres Mayores por el Clima sostienen que no cabe duda de que el calentamiento global está provocando olas de calor más frecuentes e intensas. Como consecuencia, la gente enferma y muere prematuramente. “Las personas mayores –y especialmente las mujeres– somos el grupo de población más afectado por el aumento de las olas de calor; debido a nuestra edad, los daños a nuestra salud y la mortalidad son especialmente elevados”.

Investigaciones sobre fenómenos climáticos causados por temperaturas extremas, como las del verano suizo de 2003, que causó más de 70.000 muertes adicionales, concluyen que las mujeres mayores de edad se ven más afectadas que los hombres de su misma generación. “Nosotras, mujeres suizas de la tercera edad [comprometidas] con la protección del clima, tenemos, por lo tanto, un interés legítimo en que el Estado adopte al menos las medidas necesarias para alcanzar el objetivo de 1,5°C y proteger así nuestras vidas y nuestra salud”.

La apuesta de llegar con su causa a Estrasburgo presupone una clara apuesta estratégica: si se acepta que las mujeres mayores se ven especialmente afectadas por los extremos climáticos, aumentan las posibilidades de éxito de este proceso, para beneficio de todos. Si Estrasburgo les diera la razón, este fallo tendría un valor simbólico y constituiría un precedente jurídico de mucho valor en el ámbito europeo. Aun cuando todo esto transcurre específicamente dentro del ámbito continental, Mujeres Mayores por el Clima señalan enfáticamente que “la mayor responsabilidad del calentamiento global recae sobre el Occidente y que debemos responsabilizarnos por las personas que viven en las regiones más afectadas por sequías, inundaciones y ciclones”.

Espaldarazo global

Coincidencias de la historia: el mismo día de la querella en Estrasburgo, a miles de kilómetros, en Nueva York, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó por consenso una resolución para solicitarle a la Corte Internacional de justicia (CIJ) una opinión consultativa sobre las obligaciones de los estados con respecto al cambio climático.

Además de buscar respuesta al tipo de consecuencias jurídicas que los Estados deben afrontar por sus “actos y omisiones que hayan causado daños significativos al sistema climático y a otros elementos del medio ambiente”, la resolución interroga a la CIJ sobre las obligaciones de los Estados, en virtud del derecho internacional, de “garantizar la protección del sistema climático y otros elementos del medio ambiente frente a las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero” pensando en las generaciones presentes y futuras.