Situación legal y laboral de los migrantes

Situación legal y laboral de los migrantes

Hay más de cinco millones de migrantes en España que vienen por necesidad extrema de supervivencia económica o vital. Vienen de países con gran parte de su población en situaciones de miseria extrema y/o de violencia aguda. Vienen a trabajar para mantenerse y desarrollar una vida digna. A la vez, contribuyen con su trabajo y su participación a la vida de la sociedad española.

La política migratoria en toda Europa —también en EEUU— es fuertemente restrictiva. Los países en torno al Mediterráneo —en España también el Atlántico— son los que reciben mayor afluencia de inmigrantes que, después de una travesía llena de peligros y extorsiones, especialmente de parte de los traficantes que los conducen, alcanzan las playas o puertos marítimos y se lanzan a la última y peligrosa aventura de vadear en barcazas o lanchas el mar. Son más de tres mil los migrantes ahogados en el Mediterráneo a lo largo del año 2022.

Ya arribando a territorio español, se encuentran con que no se admite apenas su solicitud y tramitación de reconocimiento de refugiados y, se les expulsa o son internados en centros de internamientos (CIES) a la espera de la tramitación de su expulsión a sus países de origen.

Hay también un porcentaje alto de trabajadores especialmente de Latinoamérica que logran acceder por vía aérea y continúan su estancia en España en situación irregular.

Debiera diseñarse y establecerse una política común europea respecto a las migraciones, de corresponsabilidad por parte de todos los países y que promueva el desarrollo económico, industrial y social de los países de origen de los inmigrantes que, si tuvieran posibilidades reales de vida digna en ellos, no emigrarían. No es justo que sean los países de la cuenca del Mediterráneo los que tengan que afrontar en solitario esta situación.

¿Cómo valoramos la presencia y la acción de los inmigrantes en nuestro país? Quizás la actitud más común hacia ellos sea la del rechazo, diciendo, entre otras cosas, que vienen a quitarnos el trabajo. Debiera bastar una consideración simplemente humanitaria de defensa de la vida y la dignidad suprema e inviolable de cualquier persona humana, para acoger y apoyar a los migrantes. Se trata de un primer y sagrado deber de hospitalidad, que en este caso reviste un carácter apremiante ante situaciones de extrema penuria y riesgo.

Resulta simplemente inhumano el trato que reciben en las fronteras de Ceuta, Melilla y otros lugares costeros los migrantes que pretenden acceder a territorio español, con alambradas de concertinas cortantes y con la acción absolutamente represiva, a veces del modo más cruel y mortal, como la tragedia de los más de treinta migrantes muertos en Melilla en junio pasado. Parece difícil admitir que ocurra algo así y, todavía peor, ver la postura exculpatoria, quizás cínica, de todas las autoridades responsables de tal tragedia.

En el aspecto laboral, parece que la mitad de los inmigrantes en España se encuentran realizando algún trabajo. Pero en muchos casos se trata de trabajos en los que no se reconocen los derechos laborales o sin disponer de contrato laboral por encontrarse en situación de no residencia legal. Es el caso muy frecuente de las empleadas de hogar “internas”, que realizan ese trabajo en condiciones que la mayoría de mujeres españolas no acepta realizar. Están llevando a cabo un verdadero “servicio social” en un marco de verdadera desconsideración e injusticia. Todos los años tenemos también noticias de las condiciones insanas de habitabilidad que padecen en determinados lugares los trabajadores temporeros.

Desde una postura cristiana se ofrecen unos planteamientos claros y fundamentales, como son: el derecho primigenio a la vida, la dignidad inviolable de toda persona humana, el destino universal de los bienes de la tierra y de la sociedad, los derechos humanos y sociales de trabajo-vivienda-educación-salud, el derecho mismo a migrar y, finalmente, la fraternidad universal.

El leitmotiv original e insistente del papa Francisco resume este planteamiento en cuatro palabras y acciones a implementar: acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes. El tema de los migrantes es sangrante y apremiante y, por ello, es necesario afrontarlo, darlo a conocer, tomar conciencia del mismo, ejercer una verdadera interpelación social y política y tomar decisiones justas a todos los niveles.

En la Jornada sobre Migraciones y trabajo de este sábado día 25, en Ponferrada en el Colegio de San Ignacio, contamos con la intervención de Santiago Agrelo Martínez, arzobispo emérito de Tánger (Marruecos), que vivió de forma totalmente comprometida la situación muy grave de los migrantes africanos en su intento de acercarse a España. Participarán asimismo representantes de los sindicatos de CCOO y de UGT. Desde Caritas de Ponferrada se presentarán también los servicios de la misma referentes a asistencia, aspectos legales, capacitación laboral, etc. Acogeremos también experiencias de inmigrantes en su inserción social y laboral en el contexto español.