Adiós a Rafael Pillado Lista, un referente ético para un mundo poco ético

Adiós a Rafael Pillado Lista, un referente ético para un mundo poco ético
FOTO | Kiko Delgado, vía EFE

Pues claro que estamos con el alma pesarosa y profundamente dolorida.

Falleció Rafael Pillado, nuestro grandísimo referente ético, hombre de indiscutible coherencia y autenticidad.

Los Derechos Humanos avanzaron contigo. Y la Justicia, la grande, la de verdad, ya quedará mucho más presente para todos.

Por ella sufriste el martirio inmisericorde de los “satisfechos, de los soberbios y de los instalados en el poder, de los del tener y el poseer”. Y también por parte de los del abuso sistémico y sistemático contra todos los empobrecidos del mundo.

Nunca nadie podrá decir de ti que fuiste uno de los aprovechados y corruptos. Supiste mediar con fuerza y con fuerte estado de ánimo en la lucha obrera, sindical, vecinal, cultural, etc… ¡GRACIAS!

Vivías atento a las injusticias. Y allí, allí, ¡tú achantabas! y hacías causa común con los oprimidos de este mundo.

Inmensas gracias, amigo. Dijo nuestro poeta Díaz Castro: “O mundo enteiro sería ben máis pobre sen tí” (El mundo entero sería muchísimo más pobre sin ti).

¡Tenemos un referente! Y además, tuvimos la suerte de que salió de entre nosotros, del pueblo humilde, la clase trabajadora: gracias a tus padres y a la familia toda.

Para ellos la mayor consideración. ¡Cuánto os debemos a todos vosotros, querida familia!

¿Recuerdas el eslogan: “Pillado, o noso deputado?” (¿Pillado, nuestro Diputado?) Eran las primeras Elecciones Generales de la recientemente estrenada democracia.

¡No! ¡No nos debes nada! Pues no supimos estar, ni ser reconocedores de tanta lucha mantenida por ti.

En aquel entonces “nos pusimos de lado”, hicimos un aparte como pueblo común. ¡Lástima!

Pero para ti fue una suerte. Tu política estuvo siempre en el corazón de las clases humildes, en la calle, en el taller, en el mono azul, la “faena”, sagrado emblema del obrero concienciado, honrado y trabajador, del que nunca te desclasaste ni te dejaste corromper por mucho que lo intentaron y te ofrecieron pingües prebendas.

Ni las difamaciones e infamias hicieron pie contra ti. No prendieron en la ciudad, ni en la fábrica, ni en la prensa, ni en los infundios que se hacían correr oralmente. Brillaste por tus hechos y bonhomía.

Eras demasiado Rafael para tantos “Guerrilleros de Cristo Rey”, que vivían en las cloacas.

Ejemplo de autenticidad, coherencia y honestidad. Y nunca odiaste. Fuiste siempre inmensamente LIBRE.

Aguantabas hasta lo indecible, sin claudicar de las reivindicaciones. Ahí, en la causa de los pobres, apretabas los dientes y eras fuerte como una roca de dura peña: ¡No nos moverán! Para ti el mayor abrazo y gratitud.

Como el más allá, ese otro lado, es muy grande, pronto nos rencontraremos, amigo Rafael. Preguntaré por ti. Te buscaré.

Seguramente tendremos que luchar aún algún otro Convenio Colectivo. ¡Y que ya no sea como el del 72 en Ferrol!

Tú entiendes mucho de eso.

Confiamos en ti: ¡Siempre!