Presencia de la Iglesia en el debate público
Los medios de comunicación nos aturden con tantas opiniones sobre lo que dicen y deciden los políticos.
Pero la cuestión de fondo en tantos líos es la vida digna de todas las personas, hayan nacido aquí o vengan de otros lares. Se necesita una ética de la compasión que dé sentido a una sociedad cada vez más perdida y hastiada en un mercado que solo funciona subiendo precios que hunden sin remedio a los más pobres. Los dos últimos papas han marcado la vocación de la Iglesia: trabajar por una economía de la compasión y de la solidaridad, más justa, que respete y cuide la tierra, que construya la paz. ¿Cómo está respondiendo a esta llamada la Iglesia en España?
El Espíritu sigue activo en la historia de la humanidad; hay muchos brotes y prácticas de economía solidaria con valor evangélico en sí mismos aunque no estén bautizados. Dentro de la misma comunidad cristiana, muchas personas, movimientos y grupos tratan de practicar el evangelio de la fraternidad dentro de las mediaciones sociales. Siempre anima ver cómo esos movimientos confesionalmente cristianos no se cansan de pedir y hacer lo posible para que todas las personas tengan un trabajo digno. Pero, en este debate social, ¿cuál es la intervención pública que, como luz para todos los católicos, nos ofrece la Conferencia de obispos? Es oportuna la pregunta ante el nombramiento de un nuevo secretario y portavoz de la Conferencia. Igual me da que sea mujer u hombre, laico u obispo; deseo que sea una persona creyente, sensata y sensible a los signos del Espíritu en nuestro tiempo. Lo decisivo es la orientación e intervenciones de la Conferencia Episcopal.
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Teólogo
