Nicolás Castellano, periodista: “La gran guerra que debemos librar es contra la desigualdad”
Nicolás Castellano Flores, licenciado en Periodismo y periodista de la SER, especializado en contenidos sobre migraciones, cooperación y desarrollo, participará, este martes, a las 19:30 horas, con la ponencia “Migraciones y refugiados en el mundo actual. El límite de las fronteras” en la Escuela de Formación Sociopolítica y Fe Cristiana de la Diócesis de Canarias.
¿Cómo ha significado tu experiencia periodista en varios países africanos y del resto del mundo?
Para mí hacer reporterismo internacional y con enfoque de derechos humanos es una suerte en la profesión. He tenido la suerte de trabajar en la cadena SER que ha apostado por estar en los sitios donde suceden las noticias, y de formar parte del pequeño grupo que puede ir a los sitios y contar las cosas. Empecé en Canarias narrando el drama de la migración por vía marítima. Y a través de esa experiencia y viajar por África occidental, la cadena decide trasladarme a Madrid y coordinar la realidad de los derechos humanos y la movilidad forzosa. Y así empecé a cubrir realidades como el terremoto de Haití, la crisis del Ébola, las guerras de Somalia y la de Ucrania, entre otras realidades. Aunque ahora tengamos más acceso a la información que nunca, el mundo sigue teniendo necesidades de periodistas en el terreno para entender la complejidad de las cosas.
¿Pero África ha sido especial?
Sí, porque soy africano. Soy canario cuya plataforma es africana. Fue el sitio que dio de comer a mi familia en el Sáhara, Mauritania y África Occidental. El África es el continente más vivo, donde sus gobiernos cambian las dinámicas políticas que dañan sus decisiones. Está más viva que la sociedad europea. Sí, África es escenario de sufrimiento porque hay todavía un número de conflictos importantes, crisis alimentarias debida al alza de los precios de los alimentos. Y África necesita ser explicada para que dejemos de hablar de ella con los tópicos de la guerra, del hambre y de los prejuicios. En África hay gente muy preparada y países muy avanzados. Están lo mejor de la cultura y el origen del ser humano, algunas de las expresiones musicales y teatrales más importantes del mundo.
¿Cómo ves la realidad de las migraciones y refugiados en el Mundo? He leído que en 2020 había más de 281 millones de inmigrantes.
Ese es el dato que maneja la OIM, la Organización Internacional para las Migraciones, y es una estimación. Sí hay una movilidad laboral que se puede medir, pero hay una realidad humana tradicional que no entiende este modelo de fronteras que rompe familias y que hace que la gente se mueva por África, sobre todo en el Sur: Mozambique, Sudáfrica, Nigeria, Gana, Egipto y Marruecos son los grandes polos de atracción, que no están cifradas. Incluso en América Latina, donde Brasil y Argentina son otros polos de atracción, igual lo que pueden suponer Tailandia e Indonesia. Aun así, son unas cifras muy pequeñas en relación con los 7.000 millones de habitantes del mundo. Es verdad que estamos batiendo el récord porque somos más de 100 millones de personas desplazadas forzosas. Pero la emigración es poca. Sin embargo, para los políticos, para el discurso del ocio, para la ultraderecha, la emigración es la excusa para decir todo tipo de barbaridades.
“Urge un cambio para que Canarias deje de ser la zona más mortífera del mundo”
¿Qué otra causa hay detrás de las migraciones, a parte de las guerras y el hambre?
Lo que sigue generando más desplazamientos es la desigualdad. Estamos encantados en ser el club de los ricos en el hemisferio norte, donde se acumula riqueza, se tiene mejores salarios y condiciones de vida, en presumir de comprar ropa barata, alimentos, pero no sabemos el coste que tiene para las poblaciones en desarrollo, a costa de la explotación laboral y las explotaciones de recursos de muchos países. Si hay una gran guerra que tenemos que librar es la guerra contra la desigualdad, que se ha disparado en las tres últimas décadas. Incluso hay un grupo de selectos cada vez más ricos y la pobreza en España se ha disparado, que se sitúa por encima del 30 por ciento. Eso supone un auténtico fracaso de las políticas sociales y económicas de nuestro país. Y si lo trasladamos a Marruecos, seguimos siendo las dos fronteras con el mayor nivel de desigualdad del mundo, aparte de Corea del Norte y Corea del Sur. Ese fracaso nos lleva a no construir una ciudadanía con mejores condiciones de vida, donde migrar sea una decisión y no una obligación.
¿Cómo valoras las respuestas de los estados?
La migración es una realidad tan antigua como la propia humanidad. Fue, es y será parte de la realidad humana. Por tanto, los estados están fracasando en los últimos treinta años en los que han empezado a imponer un modelo migratorio a base de muros, de control militar, a base de barreras físicas como las vallas de Ceuta y Melilla donde la gente estalla y pierde sus vidas, especialmente por decisiones políticas que matan a la gente. Las leyes de extranjería y las de asilo impiden a la gente buscar una alternativa que no sean las pateras. Urge un cambio para que Canarias deje de ser la zona más mortífera del mundo, porque las fronteras matan.
¿Y el papel de las organizaciones humanitarias?
Pueden aliviar, son paliativas, ponen parches, pero las decisiones políticas que cambian las leyes para que la gente no tenga que morirse al emigrar corresponden a los estados. Dado que los estados están tomados por el discurso conservador, racista, neoracismo, es increíble que, en el siglo XXI donde la gente está más informada que nunca y se podría informar fácilmente, perdure la noticia más falsa del mundo que es el racismo. Es mentira que hay diferencias entre los seres humanos, es falso, una fake news, pero una parte importante de la sociedad está contagiada por el discurso del odio y del racismo. Por tanto, las ONG claro que ayudan, palian, ponen tiritas en pequeñas heridas, pero no podemos dejar en manos de las ONG ni de la sociedad civil un cambio tan importante como el que requiere el cambio de la movilidad humana. Es verdad que las sociedades europeas tienen que exigir a sus políticos que pongan fin a estas políticas de muerte.
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La sesión en la que participa Nicolás Castellano, como todas las demás, se puede seguir por internet a través de la plataforma Zoom, previa inscripción aquí.
Periodista y militante de la HOAC de Canarias