Iglesia alemana 2 – Iglesia española 0
El colectivo “Berpiztu Kristau Taldea”, que agrupa a miembros de diferentes movimientos, comunidades y parroquias de la diócesis de Bizkaia, ha programado un encuentro online con la teóloga alemana Margit Eckholt (15 de diciembre, a las 19:30h). Y lo ha hecho con el fin de poder conocer qué está pasando, en estos momentos, en aquella Iglesia, a la que algunas voces empiezan a acusar de estar poniendo las bases para impulsar, nuevamente, un “cisma” entre ella y el Vaticano, la sede en la que se simboliza y residencia lo que los católicos entienden como “unidad”.
Margit Eckholt es, actualmente, la decana de la Facultad de Teología de Osnabrück, donde imparte materias de Teología sistemática. Hace dos años fue elegida para presidir la Asociación de Teólogos y Teólogas de Europa y es miembro del llamado “Camino Sinodal”, una iniciativa eclesial alemana que –desde hace tres años– está poniendo de los nervios no solo a la Santa Sede, sino, igualmente, a muchos colectivos católicos tradicionalistas fuera de nosotros y, por supuesto, entre nosotros. Pero no solo a ellos. También a otros grupos eclesiales (y no creo que sean una minoría), amantes de un arraigado –y, a veces, corrosivo– posibilismo eclesial. Esta mujer, además de hablar perfectamente el castellano, conoce bastante bien la Iglesia y la teología hispano-latinoamericana. Toda una garantía de que el encuentro va a merecer la pena. Y más, si tenemos presentes algunos de los muchos “goles” que –así me lo parece– viene marcando últimamente la Iglesia alemana –a diferencia de su selección de fútbol– a otras muchas iglesias; y, entre ellas, a la española.
El año 2010, los alemanes conocieron los primeros casos de abuso sexual en el jesuita Canisius-Kolleg de Berlín. Y, a partir de entonces, durante cuatro años, los de otras diócesis e instituciones religiosas. En 2014, vista la gravedad y extensión del problema, la Conferencia Episcopal Alemana encargó a las universidades de Mannheim, Heidelberg y Giessen una investigación sobre la implicación de sacerdotes, diáconos y religiosos varones. Con ella, se buscaba obtener una información, lo más veraz posible, sobre este lado oscuro de la Iglesia, tanto por el bien de los afectados como para tomar –una vez detectados los errores cometidos– las decisiones que fueran necesarias y evitar que se repitieran tales comportamientos.
Después de cuatro años de investigaciones, el 24 de septiembre de 2018, se publica el Informe correspondiente con los datos de sobra conocidos: desde 1946 a 2014 han sido 1.670 los clérigos abusadores sexuales de menores (el 4,4% de todos los de ese período de tiempo) y 3.677 las víctimas. Esta primera iniciativa eclesial, sin esperar a lo que pudieran hacer otras instituciones al respecto en sus ámbitos de competencia, es el primer gol de la Iglesia alemana a la española. Y, por cierto, también a la sociedad alemana que –visto lo sacado a flote– viene percatándose desde entonces de que la pederastia eclesial es tan solo la punta de un enorme y escalofriante iceberg social de dimensiones dantescas.
Pero en este Informe no solo se facilitan datos. También viene acompañado de recomendaciones sobre cómo escuchar y atender a las víctimas, reparar el daño causado y atajar las causas –tipificadas como “sistémicas”– de por qué se ha dado, y silenciado, el abuso en la Iglesia alemana. La atención a tales recomendaciones –se apunta en dicho Informe– podría servir de modelo para el urgentemente necesario, y hasta ahora desatendido, estudio sobre el abuso sexual en otros contextos institucionales y tendría la virtud de emitir a la opinión pública una señal clara de que la Iglesia católica está abordando este drama humano de manera auténtica y continua, y no solo adoptando una actitud reactiva. Dicho y hecho: tras un tiempo de unas cuantas cavilaciones por parte de la Conferencia Episcopal, el laicado alemán –representado en el Comité Central de los laicos, ZdK— coge el toro por los cuernos y les dice: si no queréis ver desangrarse la Iglesia (con un millón y medio de abandonos en los últimos años) tenemos que afrontar de manera conjunta la reforma que este drama está exigiendo a gritos. Y lo hemos de hacer olvidándonos de lo que –según el Código de Derecho Canónico– es un Sínodo (meramente consultivo) y activar un “Camino Sinodal” de laicos, religiosos y obispos que sea “vinculante”, es decir, aceptando todos nosotros que habrá acuerdos que, pudiendo ser aplicados en las diócesis alemanas, serán implementados sin dilaciones. Sabiendo, igualmente, que puede haber decisiones que corresponderá su aplicación a la Conferencia Episcopal del país. Y conscientes de que se aprobarán otros acuerdos que, afectando a toda la Iglesia católica, los prelados alemanes se comprometen a presentar en los próximos Sínodos mundiales para su debate y, si procede, votación. He aquí el segundo de los goles.
No me queda espacio para narrar otros. Le aseguro al lector que la goleada es mucho más sonada que la de España-Costa Rica de hace unos días. Por eso, estoy convencido de que Margit Eckholt va a seguir contándonos, el próximo 15 de diciembre, algunos otros más.
Sacerdote diocesano de Bilbao. Catedrático emérito en la Facultad de Teología del Norte de España (sede de Vitoria).
Autor del libro Entre el Tabor y el Calvario. Una espiritualidad «con carne» (Ediciones HOAC, 2021)