Trabajadores cristianos reclaman sueldos dignos y reparto equitativo de la riqueza

Trabajadores cristianos reclaman sueldos dignos y reparto equitativo de la riqueza
Trabajadores cristianos se han hecho presentes en la movilización sindical por el salario justo y han defendido la justicia de sus reivindicaciones actuales, insistiendo en que las familias trabajadoras no deben ser las que paguen una nueva crisis.

El director del departamento episcopal de Pastoral del Trabajo, Antonio J. Aranda, ha explicado que “como creyentes, tenemos que poner nuestro empeño y comprometernos por hacer que el trabajo sea humano y dignifique nuestra condición de hijos e hijas de Dios”.

Ha recordado que “llevamos ya varias crisis en las que los trabajadores han visto degradadas sus condiciones de trabajo”, al tiempo que ha denunciado que “hoy en día es habitual hablar de precariado, de trabajo basura, de trabajadores pobres, se calcula que hay cerca de 11 millones de personas trabajadoras en esa situación”.

La presidenta de la HOAC, Maru Megina, ha destacado que “la inflación ha hecho que los salarios no permitan vivir de manera digna a muchos trabajadores y trabajadoras” y ha señalado que “necesitamos cambios que posibiliten atajar este gran problema”. “Si no se pone solución seguirá incrementándose el número de personas trabajadoras pobres, que no puede seguir pagando el alquiler, la hipoteca”.

También ha denunciado el desigual reparto de los sacrificios derivados de la crisis. “No podemos permitir la situación actual teniendo en cuenta la escalada de la inflación y de los precios donde los empresarios sí han repercutido las pérdidas que han tenido por la inflación, pero no han hecho lo mismo con los salarios”, ha apuntado, al tiempo que ha subrayado que “mientras los trabajadores cada vez cobramos menos, las empresas, sobre todo las grandes empresas, siguen teniendo beneficios astronómicos”.

Acoidán Valido, del secretariado de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) ha valorado el hecho de que esta movilización “sirva para unirnos en una reivindicación fundamental como es el salario digno, frente al interés de separarnos y dividirnos”.

“Como Iglesia en salida que somos, vemos necesaria la denuncia de las situaciones injustas, pero también mostrar que estamos cerca de la vida de la gente, como hacía Jesús que también informaba a la gente sobre las causas de su situación y vivía en su ambiente”, ha apostillado.

El militante de la HOAC de Sevilla, Gerardo Labrador, ha manifestado durante la demostración sindical que “ya está bien de soportar esta dinámica donde para salvaguardar el estatus de una minoría, la mayoría soporta los vaivenes de una economía volátil, caprichosa y que deja a muchas personas fuera de juego, generando condiciones de precariedad e incertidumbre insoportables para la persona”. En su opinión, el modelo económico “genera una sociedad enferma y una economía que, como señala el papa Francisco, mata”.

“La crisis la vivimos todos, pero es cierto que la padecen especialmente los trabajadores, porque tienen menos instrumentos para defenderse”, ha afirmado Aranda, quien apoya las reivindicaciones de las organizaciones de trabajadores, puesto que “un salario justo, junto a otras condiciones de trabajo, supone tener un proyecto de vida personal y familiar. Te da la posibilidad de desarrollarte como personas, de poder planificar un futuro, hacer que tu vida y la de los de tu alrededor sea mejor”.

Salario justo

La remuneración adecuada y la justicia en el reparto de la riqueza creada siempre ha sido una constante en la enseñanza social de la Iglesia, entre otras razones, como explica Aranda, porque “una vez que están cubiertas las necesidades básicas, las personas se plantean otros proyectos, otros fines como buscar una mayor realización humana y se abren nuevos horizontes, se plantea cultivar la amistad, la cultura, la espiritualidad, el trabajar en proyectos comunes por una sociedad mejor”.

También la presidenta de la HOAC ve con buenos ojos la movilización sindical. “Como Iglesia presente en la realidad del mundo obrero nos sentimos esperanzados por la gran asistencia de trabajadores y trabajadoras a esta manifestación y a todas las que se están convocando durante estas semanas por parte de distintas fuerzas sindicales”, ha dicho.

En su opinión, las reivindicaciones para afrontar el alza de los precios son necesarias, “se está pidiendo algo que es de justicia: sueldos dignos para poder tener una vida digna”, por lo que ha confesado su alegría, “al comprobar que los trabajadores y trabajadoras somos cada vez más conscientes de lo necesario que es que defendamos unidos los derechos de todos y todas, sobre todo de los más humildes”.

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Según Valido, los sueldos dignos son también una aspiración para las personas jóvenes. Las empresas al ser joven se permiten en ocasiones la excusa de ofrecer sueldos bajos, indignos, con la excusa de hacer prevaler la experiencia que ofrecen, pero hay que tener en cuenta que en muchas casas hace falta el salario de los jóvenes y además lo necesitan también ellos mismos para poder subsistir y seguir creciendo”.

Para el responsable de Pastoral del Trabajo, “ante la situación actual, los sindicatos han convocado unas movilizaciones para mejorar la situación de los trabajadores, en concreto para desbloquear la negociación de los convenios colectivos en los que la patronal no acepta las subidas salariales y para subir el salario mínimo, lo que es necesario y urgente para miles de trabajadores”.

Por su parte, Labrador, entiende que “es hora de crear las condiciones necesarias y suficientes para que podamos ser personas, personas en todo su significado. Es tomar conciencia de que podemos acostumbrarnos a mirar todo desde el prisma economicista, sin plantearnos si estamos respondiendo o no a lo que es fundamental cuando queremos humanizar la sociedad, y esto no puede ser, hay que poner la economía al servicio de la persona, de todas las personas”.

“No podemos cruzarnos de brazos”

Aranda ve con normalidad que los trabajadores creyentes se sumen a esta movilización: “Como cristiano nada humano nos debe ser ajeno, como dice la Gaudium et spes, así que viendo la situación de angustia en la que viven muchos trabajadores, la pobreza, la falta de esperanza, no queda otra que unir las pocas fuerzas que uno tiene a las pocas fuerzas que tiene otro para intentar que la situación cambie. No podemos quedarnos cruzados de brazos”.

Así, insiste en que “no queda otra solución que unirte a los que más están sufriendo esta crisis y unirte a estas demandas justas”, más aún, teniendo en cuenta que “hay empresas que están ganando una barbaridad, pulverizando los beneficios de otros años y aumentado los salarios de los directivos, mientras que las familias están viviendo situaciones dramáticas…”

El responsable de Pastoral del Trabajo ha recordado que, recientemente, ante unos empresarios italianos, el papa Francisco se preguntaba a sí mismo qué condiciones tenían que cumplir los empresarios para entrar en el reino de los cielos. “Contestó que lo primero es compartir y luego contó que la parte de valor asignado al trabajo cada vez es más pequeña, en comparación con los activos financieros y las retribuciones de los directivos…”

Igualmente ha recordado su llamamiento a buscar “soluciones que nos ayuden a construir un nuevo futuro del trabajo fundado en condiciones laborales decentes y dignas, que provenga de una negociación colectiva, y que promueva el bien común, una base que hará del trabajo un componente esencial de nuestro cuidado de la sociedad y de la creación. En ese sentido, el trabajo es verdadera y esencialmente humano. De esto se trata, que sea humano”.

La representante del movimiento de trabajadores cristianos, igualmente, coincide en señalar que “la Doctrina Social de la Iglesia dice claramente que la economía tiene que estar al servicio del bien común, de la persona, sobre todo las empobrecidas, y las empresas tienen una función social ineludible que es crear riqueza para la sociedad. Esa es su responsabilidad”.

En este sentido, Labrador, militante de la HOAC y sindicalista, considera lógico que su fe le lleve a “estar con mis compañeras y compañeros en esta lucha, reclamar un salario digno, como parte del trabajo digno al que todos y todas tenemos derecho, sentirme para de la Iglesia en la calle, con los problemas de la calle y sentirme calle en la Iglesia, y al encontrarme con militantes, que son muchos, en este día y en este lugar, abrazarlos y sentirnos comunidad de vida y de acción”.