¡No más muertes en el trabajo! Y esforcémonos en lograrlo
Ponencia impartida en las 28ª Jornadas Generales de Pastoral del Trabajo con el lema «En defensa de la vida y el trabajo digno. “¡No más muertes en el trabajo! Y esforcémonos por lograrlo”» convocadas por la Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española, el 27 y 28 de noviembre de 2022 en Ávila.
1. La vida: nuestro mayor bien
La salud, indispensable para cuidar la vida
La vida es el mayor bien que atesoramos. La persona es lo que hace con su vida a lo largo del tiempo que le toca discurrir por nuestro mundo. Una vida que, para ser honrada, debe ser vivida (valga la redundancia) con dignidad. Dignidad para labrar un futuro. Dignidad para relacionarnos de igual a igual, en hermandad. Dignidad, en definitiva, para poder vivir de acuerdo a nuestra naturaleza: la de hijas e hijos de Dios: pequeños reflejos de su inmensa capacidad de amar.
Si queremos respetar esa dignidad, una de las cuestiones que con más mimo debe ser cuidada es nuestra salud, entendida en el más amplio de los sentidos. Porque la salud va más allá de la ausencia de dolor.
En nuestra sociedad (al menos en los países más desarrollados como el nuestro) el cuidado por la salud es algo que se tiene en cuenta. Lo podemos apreciar en múltiples aspectos de nuestro mundo: normativas alimentarias, medidas de seguridad en calles y carreteras, servicios públicos de salud, recomendaciones saludables, etc.
En el ámbito laboral, indiscutiblemente, también debe ser así. Pasamos aproximadamente un tercio de nuestra vida en nuestros “tajos”. En muchas ocasiones realizando movimientos repetitivos y antinaturales, o lidiando con condiciones de todo tipo que son agresivas contra nuestro cuerpo, y también, en más ocasiones de las deseadas, contra nuestra psique.
El mundo del trabajo organizado se ha preocupado por este tema, prácticamente, desde los tiempos de la Primera Revolución Industrial. Incluso celebramos cada año el “Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo” impulsado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La Iglesia también se ocupa y preocupa de este asunto. Son múltiples las manifestaciones de apoyo, preocupación y también de pura encarnación, que surgen en varias diócesis españolas, provenientes fundamentalmente de la HOAC. Pero también se han dado históricamente iniciativas en el seno de la Conferencia Episcopal Española. En el lejano Año Jubilar 2000, nuestros obispos afirmaban lo siguiente:
“La situación de la salud laboral urge a los cristianos a comprometerse activamente por un trabajo sin víctimas, en defensa de la vida, colaborando según las posibilidades de cada uno a formar, en nuestra sociedad, la conciencia de la gravedad de la situación y sus causas, y seguir apoyando la promoción del mundo del trabajo en el conocimiento de los derechos y también de las obligaciones de los trabajadores respecto a la salud laboral, para exigir su respeto y comprometerse en observar la normativa laboral”1.
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Presidente de AVAELA.