Francisco a los jóvenes reunidos en Asís: Sin la centralidad de los pobres y del trabajo decente “no hay Economía de Francisco”
El papa Francisco plantea a los jóvenes reunidos en Asís transformar la economía desde la perspectiva de las víctimas y los descartados; la creación de trabajo decente, con salarios dignos; y desde la realidad y el compromiso cotidiano.
El Papa ha emplazado a los más de 1000 jóvenes procedentes de 100 países reunidos en Asís, en el encuentro La Economía de Francisco, a comprometerse y ser protagonistas para transformar una economía que mata y descarta –como él mismo denunció en Evangelii gaudium, 53– en una economía de “vida buena”, cuya mística expresada por los pueblo originarios “nos enseña a tener en relación con la tierra”. “Estáis llamados a convertiros en artesanos y constructores de la casa común”, una casa común que, de seguir sin cambios, “se va a arruinar”, ha aseverado.
En un mensaje muy crítico con el sistema capitalista, “el modelo de desarrollo debe ser cuestionado”, por su insostenibilidad ambiental, social, relacional y espiritual, y con la herencia que se está dejando a los jóvenes, ha subrayado el difícil momento que marca nuestras vidas, en referencia a la crisis socioambiental, a la pandemia y la guerra de Ucrania, “y las demás guerras que se prolongan desde hace años en varios países”.
“Nuestra generación os ha legado muchas riquezas, pero no hemos podido custodiar el planeta y no estamos custodiando la paz”, ha dicho en el Teatro Lyrick de Asís, para añadir y cuestionar que “la situación es tal que no podemos simplemente esperar a la próxima cumbre internacional, que puede no ayudar: la tierra arde hoy, y es hoy cuando debemos cambiar, en todos los niveles”.
A este respecto, ha señalado que la conversión que debemos hacer, la transición que debe superar el viejo paradigma económico y que ya está en camino, es el de una economía que adquiera “una nueva visión y armonía con el medioambiente y la tierra”. “Este es el momento de un nuevo coraje en el abandono de las fuentes de energía fósil, para acelerar el desarrollo de fuentes de impacto cero o positivo”, ha emplazado.
El daño debe repararse
Francisco ha subrayado que si se acepta “el principio ético universal de que el daño debe repararse” debemos “aprender a hacer sacrificios en estilos de vida que aún son insostenibles” para que las siguientes generaciones no paguen una factura “que será demasiado alta e injusta”. Un cambio en los estilos de vida que debe de ser “rápido y decisivo”, con “coraje y a veces se necesita un poco de heroísmo”. En su cuestionamiento al modelo económico ha señalado el camino de la sostenibilidad.
En lo social, sin descuidar al hombre y la mujer que sufren la desigualdad que “también contamina mortalmente nuestro planeta”. “No podemos permitir que las nuevas calamidades ambientales borren de la opinión pública las calamidades antiguas y siempre presentes de la injusticia social, incluso las injusticias políticas”, ha dicho.
En lo relacional, ha denunciado que “el consumismo actual busca llenar el vacío de las relaciones humanas con mercancías cada vez más sofisticadas. ¡La soledad es un gran negocio en nuestro tiempo!”. Y en lo espiritual, “el ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, antes que buscador de bienes es buscador de sentido (…), por eso el primer capital de toda sociedad es el espiritual, porque es el que nos da motivos para levantarnos todos los días e ir a trabajar, y genera esa alegría de vivir que también es necesaria para la economía”.
Economía de Francisco: poner a los pobres en el centro, cambiar la estructura y trabajo decente
Llegados a este punto, Francisco ha hablado del significado de hacer una economía inspirada en san Francisco de Asís. Se trata de “comprometerse a poner a los pobres en el centro. Empezando por ellos, miran la economía, empezando por ellos, miran el mundo”. Sin cuidar y amar a los pobres, a cada persona frágil y vulnerable “no hay Economía de Francisco”. Un economía que mientras “produzca descartes y operemos de acuerdo con este sistema, seremos cómplices de una economía que mata”. Por eso, ha emplazado “a cambiar la estructura”, logrando abrir nuevos caminos, haciendo protagonistas a los propios pobres y sin despreciarlos. Combatir la miseria, ha especificado, “ante todo creando trabajo, trabajo digno”.
Finalmente el Papa ha señalado tres indicaciones para seguir este proceso abierto con la convocatoria a los jóvenes estudiantes, académicos y emprendedores para pensar una economía alternativa.
La primera, mejorar la economía teniendo en cuenta la perspectiva de las víctimas y los descartados. Esto implica “conocerlos, hay que ser su amigo”, es decir, se trata de caminar juntos, de acompañar.
En la segunda indicación ha insistido en la centralidad del trabajo decente. “No os olvidéis del trabajo, no os olvidéis de los trabajadores. El trabajo de las manos. El trabajo es ya el desafío de nuestro tiempo, y lo será aún más el desafío del mañana. Sin un trabajo digno y bien remunerado, los jóvenes no llegan a ser verdaderamente adultos, aumentan las desigualdades. A veces puedes sobrevivir sin trabajo, pero no vives bien. Entonces, mientras creas bienes y servicios, no olvides crear empleos, buenos empleos y empleos para todos”, ha pedido.
La tercera es la encarnación, que supone concretar los ideales y valores en “obras concretas”, recordando el principio expresado en Evangelii gaudium, 233 “la realidad es superior a la idea”.
Acabado su mensaje, el papa Francisco ha firmado el Pacto de Asís, un compromiso compartido con los jóvenes economistas, emprendedores, agentes de cambio de todo el mundo para “gastar nuestra vida para que la economía de hoy y de mañana sea una Economía del Evangelio”.
Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)