“La mejor política social ya no es el empleo, sino aquella que no deja a nadie atrás”
En la primera ponencia de los curso de verano, Raúl Flores, coordinador de Estudios de Cáritas Española, ha subrayado que “la mejor política social ya no es el empleo, sino aquella que no deja a nadie atrás”
Con una invitación a seguir reflexionando en “las propuestas y prácticas para avanzar hacia el trabajo y la vida digna en el mundo obrero y del trabajo”, por parte de su presidenta, Maru Megina, se han iniciado esta mañana las Jornadas de profundización y diálogo de los cursos de verano de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) en Salamanca, las primeras con carácter presencial tras el parón obligado por la COVID-19.
Así, en la presentación de las Jornadas, la presidenta de la HOAC insistía en que “las respuestas que da el sistema van en la dirección de precarizar las condiciones del trabajo y expulsar cada vez más a los trabajadores y trabajadoras del mundo laboral”. Para Megina, estas Jornadas, cuyo lema es Soñando el trabajo decente, construyendo prácticas de comunión, nos animan a “interesarnos por conocer más a fondo otras realidades que igual que nuestro movimiento promueven el trabajo decente y la lucha por el bien común”. Por ello, “nuestra responsabilidad –ha añadido–, pasa por dar respuestas más allá de la denuncia de las situaciones, dando voz a quienes no la tienen, o se la silencia, y creando conciencia entre los trabajadores y trabajadoras para ir construyendo una sociedad distinta desde esas prácticas de comunión”.
Un menú con diez platos para cocinar el trabajo decente
La ponencia inaugural de las Jornadas ha sido desarrollada por Raúl Flores, coordinador de Estudios de Cáritas Española y secretario técnico de la Fundación FOESSA, que, con el título De camino hacia la vida digna, pasando por el trabajo decente, ha mostrado la realidad actual del mundo del trabajo y del empleo en nuestra sociedad.
Flores ha iniciado su conferencia cuestionando algunas de los supuestos esenciales del trabajo en la actualidad: su capacidad para generar los ingresos básicos que una persona necesita para tener una vida digna; su papel fundamental para que las personas sientan que forman parte de la sociedad; su centralidad como fuente de reconocimiento social; y cómo el empleo remunerado muchas veces ha dejado de articular nuestra cotidianidad. Estos elementos no son hoy tan verdad en una sociedad en la que no todos los trabajos son empleos remunerados y, con demasiada asiduidad, el empleo no es capaz de facilitar las condiciones de vida digna de las familias.
En este sentido, el responsable de Estudios de Cáritas ha recordado que, aunque el trabajo es una dimensión constitutiva del ser humano “la inmensa mayoría de los 27 millones de personas que no tienen un empleo en nuestro país, trabajan todas los días”. En este sentido, Flores ha insistido en que la “invasión de la lógica del mercado” ha provocado que “muchos trabajos y muchos empleos absolutamente esenciales son infravalorados e incluso invisibilizados en nuestra sociedad donde todo es mercado o todo está al servicio del mercado, y lo que no, sobra y se convierte en residuo. Así, solo lo que tiene precio, constituye valor, y solo que que tiene un precio alto, tiene un alto valor”, ha añadido.
Volatilidad, escasez y precariedad
Para Flores, el empleo actual en nuestro país está marcado por tres características: su volatilidad, su escasez y su precariedad. En este sentido, es un empleo “muy expuesto a la estacionalidad y al ciclo económico; con altas tasas de paro y con una elevada precariedad debido, principalmente a tasas de parcialidad y temporalidad altas y bajos salarios”. Además, la crisis de la COVID-19 ha impactado en las rentas del trabajo, pero también ha afectado al trabajo no considerado empleo (trabajos de cuidados, limpieza, etc.).
De la misma manera, esta crisis ha maltratado, de forma más intensa, a las personas involucradas en empleos informales y en los sectores más vulnerables que se han visto afectados, entre otros elementos por la transformación tecnológica; la parcialidad creciente; la inestabilidad laboral grave estructural que impide el proyecto vital; la polarización de los empleos, entre los altamente cualificados y los altamente precarizados; o la reducción del empleo irregular, con la consiguiente pérdida de oportunidades.
Entre las propuestas que Raúl Flores ha “servido como último plato” de su menú por el trabajo decente, el secretario técnico de la Fundación FOESSA ha insistido en que “el empleo es un derecho inseparable de otros derechos”, por lo que “tenemos que construir un camino en el que avanzar hacia el trabajo decente signifique avanzar hacia otros derechos, como el acceso a la vivienda, a unos ingresos mínimos y una protección social de las familias”, ya que para Flores, “la mejor política social ya no es el empleo, sino aquella que no deja a nadie atrás”.
Antes del diálogo entre el ponente y los participantes, la vicesecretaria general de la UGT, Cristina Antoñanzas, presente en el inicio de las Jornadas, ha intervenido para subrayar las prioridades de su sindicato en la defensa del trabajo decente y las movilizaciones por salarios dignos para los trabajadores y las trabajadoras. Antoñanzas ha animado a la participación en las movilizaciones sindicales de este otoño para reivindicar una subida salarial que amortigüe la crisis inflacionista y, además, ha recordado el compromiso de su organización con la HOAC “para seguir estableciendo relaciones que ayuden a mejorar la vida de los trabajadores y trabajadoras y la calidad de vida de las personas de nuestro país”.
Álbum de fotografías
Por Susana Castrillejo y José Andrés Pérez García
Periodista.
Responsable de Comunicación de Cáritas Valencia.
Militante de la HOAC
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