Las mujeres de la HOAC

Las mujeres de la HOAC
Nuestra colaboradora Pino Trejo recupera la historia de las mujeres de la HOAC en busca de la savia que impulsó sus vidas entonces y puede iluminarnos ahora para construir fraternidad, desde la igualdad, el cuidado y la liberación.

Sumergirme en mi propia historia como mujer hoacista ha sido un reto y una oportunidad. Un reto porque mi conocimiento de la HOACF (la HOAC Femenina) era casi nulo, ni siquiera sabía a qué fuente acudir (1). Y una oportunidad por encontrarme con mujeres obreras católicas que, impulsadas por el Espíritu, supieron superar los obstáculos culturales y religiosos que le impedían ejercer la misma dignidad sagrada como personas, hechas a imagen y semejanza de Dios.

Seguro que algunos se preguntan que para qué necesitamos saber el papel de las mujeres en la historia de la HOAC, yo les respondería con otra pregunta: y, ¿por qué no? ¿Qué problema hay en contar nuestra propia historia en clave femenina, reconocer los rostros de aquellas mujeres pioneras en el compromiso, en la lucha por la justicia en los barrios y en la fábrica?

Ser memoriosas, dice el papa Francisco, «es mirar al pasado para encontrar la savia que ha irrigado durante siglos el corazón de los discípulos, y así reconoce el paso de Dios por la vida de su pueblo». Y eso es lo que pretendemos: volver la mirada atrás para visibilizar a aquellas mujeres que, a pesar de la época en la que les tocó nacer, supieron encontrar la forma para «hacer un mundo mejor» y cómo sus vidas pueden también iluminar las nuestras.

Las palabras de san Pablo a los Gálatas: «Ya no hay distinción entre judío o no judío, entre esclavo o libre, entre varón o mujer porque vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gl 3, 28) está aún por cumplirse, pues la igual dignidad no siempre ha conllevado la igualdad en derechos, reconocimiento ni valoración, ni a nivel social ni eclesial.

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