Para caminar… tras las huellas de Jesús

Para caminar… tras las huellas de Jesús
Foto | Tim Mossholder (Unsplash)
El capítulo 10 de Marcos, que leeremos los domingos de octubre, relata las «enseñanzas de Jesús» mientras va de «camino» a Jerusalén, sobre problemas importantes de la vida de la comunidad del futuro con instrucciones concretas de cara a la sociedad.

La defensa de los débiles, representada en la mujer, sometida y anulada en la familia patriarcal, y los niños del pueblo que, como «niños de la calle», vivían abandonados o como criaditos esclavos de algunos señores (Mc 10, 2-16). La postura de Jesús, ante la postración de la mujer y el abandono de los niños, es clara: el repudio no es voluntad de Dios sino imposición del machismo de los varones; de los que son como niños es el reino de Dios. Jesús no bendice ninguna estructura de discriminación, exclusión o sumisión de la mujer, ni del niño, ni de nadie.

Lo que acumula el rico, pertenece al pobre (Mc 10, 17-30). A un rico, que aspira a ser justo, Jesús, le sugiere que no acumule y devuelva a los empobrecidos lo que les pertenece. Según esto, hoy, no habría que pedir limosna para socorrer a los excluidos, sino propagar la enseñanza de san Basilio: «El dinero acumulado pertenece a los pobres». No hemos de olvidar que, con la «propiedad privada», defendida inexorablemente por las leyes, estamos privando a otros de lo que nosotros disfrutamos. «Hoy tenemos que decir no a una economía de la exclusión y la inequidad… Esa economía mata» (Evangelii gaudium, 54).

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