El evangelio eres tú
No quiso dejarnos Jesús su ropa bendecida, por su piel
Con ella pagó los gastos de su última enseñanza,
De él no quedó nada, ni sus huesos, reliquias imposibles;
Su herencia es otra cosa, lo sabemos, su espíritu evangélico.
Caminó sin alforjas, sin bastón, sin dinero con los pobres
Y ofreció su amistad a los pobres como solo lo pueden los humildes
Sin residencia fija anduvo los senderos clamando con su voz
Iba rasgando los oídos del sordo y los ojos del ciego.
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Consiliario de la HOAC de Segorbe-Castelló