Juventud en riesgo. Ahora más que nunca trabajo decente

Juventud en riesgo. Ahora más que nunca trabajo decente

Intervención de la Coordinación Internacional de Jóvenes Trabajadores Cristianos (CIJOC) en la sesión plenaria de la 109º Conferencia Internacional del Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Ginebra. 11 de junio 2021

Estimado director general, distinguidas delegadas:

Gracias por darnos la palabra a la Coordinación Internacional de la Juventud Obrera Cristiana (CIJOC). Organización juvenil de Iglesia especializada en el mundo obrero.

Las jóvenes hemos sido uno de los colectivos más afectados por las consecuencias de la COV19, que ha agravado la precariedad laboral ya existente mucho antes de la pandemia. Nos preocupa el hecho de que se asuma que nuestro primer empleo será precario por el simple hecho de ser jóvenes y no tener experiencia laboral. Os compartimos dos ejemplos con rostro de mujer:

Me llamo Rita, soy española y tengo 20 años. Tengo tres trabajos, aunque solo en uno de ellos con contrato temporal. No se ajusta a las horas que hago. Por ser joven mis jefes llegan a la conclusión de que me he de conformar con cualquier condición con el fin de poder ganar experiencia. Como si de un favor se tratase. Lo peor, es que siento la presión de que debo estar agradecida por tener un contrato aunque no se ajuste a mi titulación”.

En cambio, Carmen a sus 23 años aún no ha encontrado trabajo todavía. “Tengo 23 años y soy maestra de educación y lo que más me frustra y me hace sentir insegura es que me pidan experiencia pero no me den la posibilidad de conseguirla; rechazándome desde el principio por ser joven. Este mes me independizo con unos ahorros que tengo, he llegado al punto que ya busco empleo de todo, pierdo muchas veces de vista mi vocación de ser maestra”

De estos testimonios observamos que:

  • Vivimos en una sociedad donde todo se mira con el prisma de la productividad y rentabilidad económica.
  • El propio sistema nos “empuja” a aceptar empleos por debajo de nuestra titulación profesional si queremos acceder al mercado laboral.
  • Se opta por contratos temporales como los de Rita antes que uno indefinido para ahorrar costes.
  • Firmamos jornadas parciales aunque después hacemos el doble de horas.
  • Con salarios míseros que nos impiden emanciparnos y construir un proyecto de vida a corto y largo plazo.
  • Se ahoga la vocación de las jóvenes como Carmen. Vamos arrinconando nuestras capacidades para adaptarnos a lo que el sistema nos pide que aceptemos como normal.
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Esta forma de concebir la realidad atrofia el sentido humano del trabajo y nos quita la dignidad. El trabajo es un derecho y no un favor que nos hacen a la juventud. Reivindicamos el trabajo como servicio; es nuestra contribución singular a la construcción de una sociedad justa e igualitaria.

En la misma línea hacemos un llamamiento a la OIT, jefes de Estado e interlocutores sociales para que se incida en:

  • Inversión económica en el sistema educativo y formativo público. En tiempos de pandemia la educación tiene que ser la vacuna con la que se debe inmunizar a la juventud para poder desarrollarnos de una manera digna en un mercado laboral precarizado.

Pedimos que durante los diálogos y debates no se pierda el verdadero sentido del ser y hacer del trabajo. Este descarte de lo humano provoca empobrecimiento y desigualdad. Si algo constatamos desde la realidad y ambientes que acompañamos como dijo nuestro fundador el cardenal Joseph Cardijn, “Una joven trabajadora vale más que todo el oro del mundo”.