Cáritas advierte de la crítica situación de los pueblos amazónicos
Cáritas advierte, en el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, 9 de agosto, que los habitantes de la Amazonia, en la actualidad, se enfrentan a uno de los momentos más críticos para su supervivencia, en el que la COVID-19 se suma al resto de amenazas seculares que pesan sobre esta región del mundo.
Gran parte de los pueblos indígenas habita regiones remotas y de difícil acceso, lo que limita en gran medida, de manera permanente y estructural, la garantía y disfrute de derechos básicos, como el acceso al agua, a la salud o una alimentación suficiente y equilibrada. La aparición de la COVID-19 no ha hecho sino agravar las deficiencias estructurales. A finales de julio, los contagios en territorio amazónico ascendían a 677.719, con 19.917 fallecimientos.
La comunidades siguen siendo acosados por la presión de empresas extractivas o agroindustrias, con el consentimiento de los Estados o la desidia de los mismos frente a ocupaciones ilegales. Como señala Ana Cristina García Morales, coordinadora de América Latina y Caribe de Cáritas Española, “las desigualdades y la discriminación a todos los niveles, desde las relaciones sociales cotidianas hasta lo más estructural, apoyado en políticas de Estado, han creado el escenario perfecto para que los pueblos indígenas se encuentren en uno de los momentos más extremos, vulnerables y peligrosos de la historia para su supervivencia y, por tanto, para nuestra propia supervivencia y la del planeta”.
La Red Eclesial Panamazónica, espacio de cooperación fraterna y de protección de los derechos humanos en los que participa Cáritas, ha sido informada por representantes de pueblos indígenas, de las diversas medidas de confinamiento frente a la COVID-19, que no tenían en cuenta la forma de vida de sus pueblos y que, en muchos casos, los condenaban, si no al contagio, sí a morir de hambre o los abocaban a la imposibilidad de acceder al agua o la salud, o incluso a la ocupación silenciosa de sus territorios. Hasta el punto de hablar de “etnocidio”.
Gregorio Díaz Mirabal, representante de la COICA (Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica), ha declarado que “en este momento hay mucho dolor, mucha rabia, pero también hay mucha esperanza. Una vez más, sentimos que esta crisis estructural de la vida, del poder, de las empresas, del egoísmo, de la injusticia, desnuda una vez más el abandono histórico de los pueblos indígenas”.
Los llamados pueblos libres, Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario, denuncian la ausencia del Estado, la falta de coordinación con las plataformas indígenas para consensuar las medidas de protección y confinamiento, el avance sin freno de las industrias extractivas y agroindustria y la militarización y control del territorio
La entrada en territorios protegidos bajo el «Estado de Alarma» representa una amenzada para los derechos ya estipulados, como el derecho al territorio. Los pueblos indígenas piden medios para paliar los efectos de la pandemia a través de programas de ayuda humanitaria, que cada día es más necesaria y apoyo en la difusión de sus denuncias para romper su situación de invisibilidad y aislamiento, y poder enfrentarse a una situación que supera sus fronteras y capacidades.
También apelan a las responsabilidades de los Estados de los “países desarrollados” a la hora de apoyar estrategias de incidencia política que permitan poner fin a la vulneración de derechos humanos.
“En definitiva –afirma Ana Cristina García—, los pueblos indígenas nos piden una mirada global y de largo aliento, ya que el problema no solo está en su selva, sino también en esta otra selva, como ellos llaman a los países desarrollados”. “El modelo de desarrollo ya no aguanta; los pueblos indígenas, de seguir así, ya no aguantan; el planeta no aguanta. El momento del cambio es ahora. Y urge tomar medidas tanto individuales como colectivas ya”, añade.
Redactor jefe de Noticias Obreras