Trabajadores cristianos de Sevilla recuerdan a los 18 trabajadores muertos y piden acabar con la siniestralidad laboral
Trabajadores cristianos de Sevilla han celebrado un emotivo acto en homenaje a los 18 trabajadores fallecidos en accidentes laborales entre enero y octubre de este año y en reivindicación de medidas de prevención de los riesgos laborales eficaces para evitar más muertes en el trabajo.
Cada nombre, historia y circunstancia fueron recordados con solemnidad, en un gesto cargado de respeto y memoria, para dar paso a continuación a un llamamiento urgente a reforzar las medidas de seguridad laboral y garantizar condiciones dignas de trabajo que eviten estas tragedias.
Con este gesto, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Sevilla, acompañada por la Asociación de Víctimas de Accidentes y Enfermedades Laborales de Andalucía (AVAELA), expresó su solidaridad con las familias, compañeros de trabajo y amigos de las 18 víctimas mortales de accidentes de trabajo, pero también denunció la lacra de la siniestralidad, “situación gravísima que, sin embargo, permanece oculta a los ojos de nuestra sociedad”.
Ante esta situación, recuerda que “la persona, como bien expresa la Doctrina Social de la Iglesia, es sujeto, fin y centro de la vida laboral, nunca medio o instrumento para el lucro”.
Faustino G. perdió la vida el 30 de enero mientras trabajaba en la empresa Sofitec. Ese mismo mes, un trabajador cuya identidad no se ha podido confirmar falleció a causa de un infarto en su puesto de trabajo, y dos personas más, también sin identificar, aparecen en las estadísticas oficiales como víctimas de accidentes laborales ocurridos en enero.
En febrero, otra persona anónima falleció mientras se desplazaba hacia su lugar de trabajo en un accidente de tráfico.
En marzo, el trágico incidente que cobró la vida de Eneko L., de 36 años, y Juan Jesús L., de 34, ambos guardias civiles, marcó un profundo impacto. Ambos murieron en acto de servicio en Los Palacios y Villafranca el 19 de marzo.
En abril, Andrés A. F., de tan solo 26 años, falleció al caer desde una altura de 10 metros mientras montaba una estructura metálica en Mairena del Aljarafe. Apenas llevaba seis días en la empresa y no disponía de arneses de seguridad. Dos días después, Francisco M., panadero de 47 años, murió por un infarto mientras trabajaba en Marchena.
En mayo, dos personas cuya identidad no se ha podido confirmar fallecieron en circunstancias desconocidas, según los registros oficiales. El verano trajo nuevas tragedias.
El 15 de julio, Álvaro M., pintor de 29 años, perdió la vida al caer de 12 metros tras pisar una claraboya en el Puerto de Sevilla. El 23 de julio, Francisco J., camionero de 59 años, murió en Écija cuando una placa de hormigón que estaban cargando en su camión cayó sobre él. En agosto, otra víctima anónima quedó registrada en las estadísticas sin mayor detalle. El 11 de septiembre, un jornalero de 52 años, natural de Puerto Serrano, falleció tras sentirse mal mientras realizaba labores de verdeo en una finca de Arahal.
En el mes de octubre, tres nuevas tragedias se sumaron a esta dolorosa lista. El 4 de octubre, Jorge, un joven de 23 años en su primer día de trabajo, falleció tras caer de un falso techo mientras realizaba una instalación eléctrica en la Avenida de las Razas. Pocos días después, el 9 de octubre, José C., de 37 años, perdió la vida al caer mientras instalaba placas solares en una nave industrial de El Viso del Alcor. Finalmente, Antonio, de 54 años, murió en la madrugada del 18 de octubre tras ser atropellado por una máquina en una empresa de Las Cabezas de San Juan.
Con el papa Francisco, insisten en que “la responsabilidad hacia los trabajadores es primordial”, por lo que “no podemos acostumbrarnos a los accidentes laborales ni resignarnos a la indiferencia hacia los accidentes. No podemos aceptar la desechabilidad de la vida humana”.
Las muertes y los accidentes son un empobrecimiento social trágico que afecta a todos, no solo a las empresas o las familias involucradas, señala la organización de trabajadores cristianos, que advierte que “no debemos cansarnos de aprender y reaprender el arte de cuidar, en nombre de la humanidad común. La seguridad no solo se garantiza mediante una buena legislación que debe ser a aplicada, sino también mediante la capacidad de vivir como hermanos y hermanas en los lugares de trabajo”.
Así, como “personas de esperanza”, expresaron igualmente su deseo de que “llegue el día en que no tengamos que concentrarnos nunca más por esta causa”. Por eso desde la HOAC quieren lanzar alto y claro el mensaje de que “no podemos acostumbrarnos a los accidentes laborales ni resignarnos a la indiferencia ante ellos. Porque el trabajo es para la vida. No más muertes en el trabajo.
Redacción de Noticias Obreras.