La recuperación no llega a las trabajadoras del calzado

La recuperación no llega a las trabajadoras del calzado
La recuperación va llegando al sector del calzado que, sin embargo, mantiene unas pésimas condiciones de trabajo para gran parte de su mano de obra.

Se trata de una actividad económica muy arraigada en puntos concretos de la geografía española que ha desarrollado un sistema de producción altamente flexible. Responde casi al minuto a las demandas y las preferencias de los consumidores, de forma similar a lo que hace la industria de la moda.

La cadena de producción incluye a grandes marcas con convenios aceptables, pequeñas empresas que recurren en muchas ocasiones a contratos en fraude de ley y trabajadoras en sus domicilios. Las aparadoras, las mujeres que cosen las piezas en sus domicilios o en pequeños talleres, constituyen el eslabón más débil de la cadena.

La externalización de la producción permite responder rápidamente a los picos de demanda, mantener controlados los costes de producción y sortear el cumplimiento de la legislación vigente.

En marzo de este año, la producción en este sector experimentó una subida del 9,8% y la facturación remontó hasta el 30,8%. Es cierto que se trata del ámbito industrial que sufrió una mayor caída en la actividad industrial durante el confinamiento, del 74% en el mes de abril del año 2020.

En octubre de 2021 ya figuraban en la Seguridad Social 37.396 trabajadores en los sectores de calzado y cuero. Pero son muchos los trabajadores no dados de alta y las horas de trabajo no contabilizadas. Se estima que hasta el 25% de la producción se realiza en la economía sumergida.

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