El congreso de teología apuesta por una sociedad alternativa fundada en el servicio
El 41º Congreso de la Asociación Teológica Juan XXIII, celebrado por internet el pasado fin de semana, llama a inspirarse en Jesús de Nazaret para “crear una sociedad alternativa en la que el servicio, traducido como cuidado de la gente marginada social y religiosamente, sea el pilar fundamental de la convivencia ecohumana y de la actividad política”.
El teólogo de la Universidad Carlos III de Madrid, Juan José Tamayo, abrió el congreso señalando que “lo que la covid-19 ha puesto de manifiesto es, por una parte, la vulnerabilidad del ser humano y la fragilidad del mundo, y, por otra, el fracaso del modelo neoliberal que, durante la pandemia, ha practicado la necropolítica, en expresión de Achille Mbembe, y la cultura del descarte, en el lenguaje del papa Francisco”. De ahí que esta edición ahonde en cómo “virar el curso de la humanidad en dirección a un mundo más justo, solidario y superador de las brechas de la desigualdad”.
Al inicio de congreso, Víctor Codina, teólogo catalán que ha sido también víctima de la Covid, ha defendido que la respuesta a los desafíos globales pasa por “la resistencia activa en perspectiva liberadora y la construcción de un mundo diferente, justo y solidario”.
Para la psicóloga clínica y psicoanalista, Maite Muñoz, es urgente “repensar y vivir de otra manera nuestros estilos de vida, nuestras relaciones, la organización de nuestras sociedades y el sentido que demos a nuestra existencia”, lo que, como indica Victoria Camps, incluye incorporar el cuidado como “un valor inseparable de la justicia”.
El catedrático de la Universidad de Córdoba, Jesús Peláez, a partir del análisis teológico de la “Resistencia de Jesús de Nazaret ante los poderes”, señala como referencia universal su “ética de la com-pasión con las víctimas y del cuidado de la vida de todos los seres humanos y de la naturaleza como opción fundamental”.
Así, el teólogo brasileño, Leonador Boff, en la disputa entre dos paradigmas civilizatorios, –“el del señor y dueño de la naturaleza y el del hermano y la hermana–, el papa Francisco, en su encíclica Fratelli tutti, ha apostado decididamente por “la fraternidad universal y el amor social”.
Entiende la asociación de teólogos y teólogas que la respuesta cristiana responde al “modelo de com-pasión y de cuidado” que ejemplifica el Buen Samaritano.
En el mensaje final de este congreso, en el que han participado cerca de 300 personas de diferentes países y continentes, se destaca que “la pandemia ha generado un pensamiento eco-humanista que nos ha permitido descubrir la interconectividad de todo. Y desde una lectura cristiana, puede ser un kairós, donde el Espíritu del Génesis, la ruah femenina, engendra desde abajo una vida nueva”.
La asociación teológica afirma que “la revolución de los cuidados debe llegar a la Iglesia hasta convertirla en una comunidad de comunidades samaritana y defensora de la naturaleza, que es nuestra casa común”.
Para ello, en línea con Francisco, considera imprescindible, “una conversión ecológica global” que pase de una civilización tecnocapitalista, antropocéntrica e individualista a una civilización de la solidaridad y del cuidado de toda la vida; una civilización biocentrada que garantice el futuro a la naturaleza y a la humanidad”.
De esta postura, se desprende inevitablemente, sigue el mensaje “un cambio en la imagen de la divinidad: del Dios todopoderoso al Dios apasionado amante de la vida, que no permite que la humanidad y la naturaleza perezcan”, lo que implica también caminar para que la organización de nuestras sociedades este guiada por “la gratuidad y no por el lucro, y el tejido de lazos comunitarios”.
“Es necesario cambiar de vida, generar una resistencia activa, construir un mundo diferente, identificado solidariamente con las personas y los colectivos empobrecidos, en el seguimiento de Jesús de Nazaret, la prosecución de su causa de liberación y la práctica de las Bienaventuranzas”, concluye el mensaje de este último congreso.
Redacción de Noticias Obreras.