¿Libertad? (Oración de Adviento obrero en Extremadura)

Dicen que hay libertad, Señor,
y suenan campañas y victorias,
pero en los tajos y en los pueblos
la vida sigue apretando.
Celebran mayorías y pactos,
PP gobierna sin manos libres,
Vox crece sembrando miedo
al pobre, al migrante, al distinto.
El PSOE pierde el pulso obrero,
se enfría la palabra “justicia”,
y Unidas resiste en los márgenes
como voz pequeña que insiste.
Y nosotros preguntamos, Padre:
¿qué libertad es esta
si el trabajo no alcanza,
si el jornal enferma el cuerpo,
si la casa expulsa
y la tierra se vacía?
No es ya el yugo de reyes lejanos,
es el yugo de la precariedad,
de contratos que rompen la vida,
de pueblos sin jóvenes ni futuro.
Proclaman igualdad en los discursos,
pero los últimos siguen fuera:
mujeres empobrecidas,
jóvenes sin horizonte,
personas migrantes sin derechos,
obreros y obreras sin voz.
Y sin embargo, Señor,
tú sigues naciendo fuera del censo,
en los márgenes,
en los cuerpos cansados,
en la fe pequeña que resiste.
Porque la política no termina
cuando fallan las instituciones:
empieza en el compromiso cotidiano,
en la organización vecinal,
en la lucha compartida
por una vida digna para todas.
Seguimos creyendo y militando,
no por poder, sino por fidelidad;
militancia que es cuidado,
fe que se hace justicia,
esperanza trabajada con las manos.
Y por eso seguimos, y seguiremos:
organizándonos desde abajo,
jornaleros y temporeras,
trabajadores del campo y del almacén,
migrantes del tomate y la aceituna,
manos sin papeles
que sostienen el pan de todos.
Para cuidar el trabajo y a quienes trabajan,
para que el empleo no robe la vida,
para que la tierra no sea explotada,
para que la economía sirva al bien común.
Creemos en un trabajo que cuide la vida,
la vida social y la casa común;
en una dignidad que no se negocia,
sino que se defiende y se organiza.
Así sembramos Reino,
así caminamos como comunidades:
con Jesús obrero y pobre,
con los crucificados de hoy,
hasta que la justicia florezca
y la esperanza se haga pan compartido.
Así esperamos tu venida, Señor,
no con las manos vacías,
sino llenas de barro, de lucha y de pan.
Ven, Jesús obrero,
haz de nuestra espera Reino
y de nuestra organización,
Buena noticia para los pobres.

Consiliario de la HOAC de Bilbao



