León XIV llama a asumir la responsabilidad personal y colectiva como camino de paz

León XIV llama a asumir la responsabilidad personal y colectiva como camino de paz
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En su primer mensaje Urbi et Orbi, León XIV ha vinculado el anuncio cristiano de la Navidad con la responsabilidad personal y colectiva, la construcción de la paz y la atención a las situaciones de exclusión que afectan de manera directa a millones de personas en todo el mundo, entre ellas las relacionadas con el trabajo, el desempleo y la explotación laboral

El Papa, en su mensaje pronunciado este 25 de diciembre desde el balcón de san Pedro, ha recordado que “el nacimiento del Señor es el nacimiento de la paz”, una paz que no se impone ni se decreta, sino que se construye desde la conversión del corazón y el compromiso concreto con quienes sufren.

En este sentido, ha señalado que “este es el camino de la paz: la responsabilidad”, invitando a abandonar la lógica de la acusación permanente y a asumir la propia parte de responsabilidad ante el sufrimiento ajeno.

La paz se construye desde la responsabilidad

León XIV ha subrayado que la encarnación de Jesús revela una opción clara: Dios no elude el peso del mal y del pecado, sino que lo asume para abrir un camino nuevo. Al mismo tiempo, ha recordado que esa acción de Dios requiere una respuesta humana concreta: “Dios, que nos ha creado sin nosotros, no puede salvarnos sin nosotros”.

Desde esta clave, el pontífice ha insistido en que Jesucristo “nos indica el camino a seguir para superar los conflictos”, desde los más cercanos hasta los internacionales. La paz, ha afirmado, necesita corazones reconciliados, capaces de “rechazar el odio, la violencia y la confrontación, y practicar el diálogo, la paz y la reconciliación”.

Trabajo, exclusión y dignidad herida

El Papa ha situado el trabajo, o su ausencia, como uno de los espacios donde hoy se manifiesta con mayor crudeza la fragilidad humana. En este sentido, ha señalado expresamente a quienes sufren la precariedad laboral y la explotación:

“Al hacerse hombre, Jesús asume sobre sí nuestra fragilidad, se identifica con cada uno de nosotros: con quienes han perdido el trabajo y con quienes lo buscan, como tantos jóvenes que tienen dificultades para encontrar empleo; con quienes son explotados, como los innumerables trabajadores mal pagados”.

Esta referencia sitúa el trabajo como un lugar donde se juega la dignidad humana y la justicia social. El Papa ha vinculado estas realidades a otras formas de exclusión, como la pobreza, el hambre, la migración forzada o las condiciones inhumanas de reclusión, subrayando que Dios no permanece indiferente ante estas situaciones.

Una mirada a los pueblos heridos

El mensaje ha tenido llamadas explícitas a la paz en Oriente Medio (Líbano, Palestina, Israel y Siria) y una exhortación a Europa para que mantenga un espíritu solidario y acogedor, con una mención especial al pueblo ucraniano.

León XIV ha recordado también a las víctimas de conflictos olvidados en África, al pueblo de Haití y a las sociedades golpeadas por la violencia política, el terrorismo y las catástrofes naturales.

En referencia a América Latina, ha pedido a quienes ejercen responsabilidades políticas que “den espacio al diálogo por el bien común y no a las exclusiones ideológicas y partidistas”, insistiendo en la necesidad de reconstruir la convivencia desde la justicia y la reconciliación.

Navidad, una puerta abierta a la esperanza

El Papa ha advertido contra la indiferencia ante el sufrimiento y ha llamado a abrir el corazón a quienes están necesitados como modo concreto de acoger al Niño Jesús. Cristo, ha recordado, “no viene a condenar, sino a salvar”, permanece con la humanidad herida, ofreciendo descanso y paz a todas las personas.