La HOAC de Jaén vive el Adviento poniendo el trabajo y la dignidad en el centro de la esperanza cristiana

La HOAC de Jaén vive el Adviento poniendo el trabajo y la dignidad en el centro de la esperanza cristiana
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de la diócesis de Jaén ha preparado la Navidad desde una clave profundamente encarnada en la realidad del mundo del trabajo, subrayando que la esperanza cristiana se juega en la vida cotidiana de las personas trabajadoras, especialmente allí donde se acumulan la precariedad, el cansancio y la falta de reconocimiento. Así se puso de manifiesto en la celebración navideña compartida en la parroquia de San Juan de la Cruz, un espacio comunitario que sirvió para releer el Adviento desde la fe obrera y el compromiso con la dignidad humana

En este tiempo previo a la Navidad, el movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos recordó que Dios “sigue haciéndose presente en la historia concreta de las personas trabajadoras”, no al margen de sus condiciones reales, sino en medio de las dificultades que atraviesan muchos sectores laborales.

La celebración puso el acento en una espiritualidad que no evade los conflictos, sino que los habita, convencida de que la fe cristiana se expresa en la defensa de la dignidad, el acompañamiento y la justicia social.

Un Dios que irrumpe en lo pequeño y aparentemente estéril

La reflexión bíblica estuvo inspirada en las figuras de Sansón y Juan el Bautista. El consiliario de la pastoral obrera y párroco, Pedro Montesinos, subrayó que Dios irrumpe precisamente “en lo aparentemente estéril y silencioso”, en la vida de quienes cumplen su tarea sin aplausos ni reconocimiento social.

Desde esta clave, afirmó que el Adviento es una invitación a aprender un “silencio que escucha”, capaz de acoger “el sufrimiento del compañero o compañera, el agotamiento del equipo y la voz de Dios que anima a no tener miedo y a caminar juntos”.

Esta llamada a la escucha se presentó como una actitud profundamente contracultural en un mundo del trabajo marcado por la prisa, la competitividad y la deshumanización. Frente a ello, la organización eclesial reivindicó un modo de estar que permita reconocer el dolor ajeno y sostener procesos colectivos de esperanza.

Denunciar la injusticia sin renunciar a la esperanza

Desde esta mirada creyente y obrera, se nombraron con claridad algunos de los signos de exclusión que atraviesan hoy el ámbito laboral: la falta de empleo digno, la precariedad cronificada, los salarios insuficientes, una lógica empresarial que antepone el beneficio a la persona y la creciente brecha entre quienes concentran riqueza y quienes apenas sobreviven. Sin embargo, la reflexión no se detuvo en el diagnóstico, sino que afirmó con convicción que “la injusticia no tiene la última palabra”.

En este sentido, se subrayó que preparar la Navidad implica promover condiciones laborales dignas, acompañar a quienes no tienen trabajo, impulsar el diálogo entre empresarios y trabajadores y formar conciencias para que el trabajo sea un espacio de fraternidad y no de explotación. Una perspectiva que conecta directamente con la tradición de la pastoral del trabajo y con la Doctrina Social de la Iglesia.

Una Navidad encarnada en el mundo obrero

La HOAC celebró así una Navidad profundamente encarnada, convencida de que Dios “sigue viniendo a la vida de las personas trabajadoras, fecundando lo que parece estéril y llamando a construir justicia allí donde se trabaja”. Como María y José, trabajadores de Nazaret, la comunidad se prepara para acoger al Señor con “un corazón dispuesto, manos abiertas y una vida comprometida con la dignidad, la justicia y la esperanza en el mundo obrero”.

En la acción de gracias final se expresó que, en medio de la fragilidad y del cansancio, “Dios no se cansa de la humanidad y sigue saliendo a su encuentro”. Su gracia hace fecundo lo pequeño, sostiene a quienes trabajan en la incertidumbre y mantiene viva la esperanza cuando las fuerzas flaquean. “Como el sol que nace de lo alto, su luz ilumina las sombras y enseña una resiliencia creyente”, se afirmó, para seguir caminando con audacia y paciencia, construyendo paz, justicia y dignidad en el mundo del trabajo, incluso cuando todo parece oscuro.