Italia celebra hoy una huelga general en defensa de salarios, pensiones y servicios públicos frente a la “maniobra de austeridad” del Gobierno Meloni

Italia celebra hoy una huelga general en defensa de salarios, pensiones y servicios públicos frente a la “maniobra de austeridad” del Gobierno Meloni
FOTO | Vía collettiva.it
Italia vive hoy, 12 de diciembre, una huelga general convocada por la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), que denuncia el deterioro creciente de las condiciones de vida y de trabajo y reclama un giro profundo en la orientación económica, social e industrial del país

La movilización, que afecta a sectores públicos y privados con diferentes modalidades según la garantía de servicios esenciales, aspira a expresar un descontento social amplio ante lo que el sindicato considera una política gubernamental orientada a recortar derechos y priorizar el gasto militar.

La convocatoria nace de una constatación compartida por las trabajadoras y los trabajadores italianos: “qué queda del país cuando quienes lo sostienen se encuentran más pobres, más cansados y más solos”, se preguntaba recientemente la CGIL en su análisis previo a la huelga. Las respuestas, según el sindicato, apuntan a un retroceso social que debe ser frenado mediante decisiones políticas urgentes y valientes.

Un sistema fiscal que castiga a personas trabajadoras y pensionistas

Una de las principales razones de la huelga es un fenómeno poco visible pero muy injusto: durante los últimos tres años, millones de trabajadoras, trabajadores y pensionistas han acabado pagando más impuestos sin saberlo.

Esto se debe a que el Gobierno no ha actualizado los tramos del impuesto sobre la renta según la inflación. De este modo, aunque los salarios hayan subido ligeramente, parte de ese incremento ha sido absorbido por Hacienda, reduciendo el poder adquisitivo de quienes dependen de un ingreso fijo.

Según la CGIL, esta situación ha supuesto un sobrecoste total de 25.000 millones de euros para 38 millones de personas. Para quienes ganan unos 20.000 euros al año, la pérdida ronda los 700 euros; para quienes ingresan 35.000 euros, supera los 2.000.

Mientras tanto, las rentas de capital, los beneficios empresariales y quienes tributan bajo la flat tax (impuesto único) no han sufrido este drenaje. El sindicato exige devolver lo cobrado de más y corregir este mecanismo para el futuro.

Esta carga fiscal adicional tampoco se ha traducido en más servicios públicos. La financiación de la sanidad caerá por debajo del 6% del PIB en 2028, el nivel más bajo en décadas; casi seis millones de personas renuncian a recibir atención médica; y el gasto sanitario privado de las familias supera ya los 43.000 millones de euros al año.

A ello se suman recortes o carencias en educación, vivienda, dependencia, transporte público y seguridad laboral –en un país donde la siniestralidad laboral mortal continúa aumentando: entre enero y octubre de 2025 se han registrado 896 muertes en el trabajo–. Como denuncia la central sindical, “no hay dinero para la sanidad o la educación, pero sí para comprar armas, incluso endeudándose”.

Incremento de la edad de jubilación en un país que expulsa a sus jóvenes

Otro de los motivos centrales de la huelga es el empeoramiento del sistema de pensiones. Las medidas anunciadas por el Gobierno pretenden aumentan de nuevo la edad de jubilación y eliminan prácticamente todas las posibilidades de flexibilidad en la salida del mercado laboral, incluidas las ya limitadas opciones existentes para mujeres y personas con carreras laborales discontinuas. “Quienes prometían abolir la [ley] Fornero están llevando la edad de jubilación a los 70 años”, ha denunciado Maurizio Landini, secretario general de la CGIL.

También preocupa la situación de la juventud. El deterioro del empleo entre la población joven es especialmente preocupante. Mientras el empleo crece únicamente entre mayores de 50 años, las nuevas generaciones enfrentan precariedad, bajos salarios y la falta de perspectivas, lo que está provocando una fuga masiva de talento hacia otros países. Este fenómeno se suma a un proceso de desindustrialización que Italia arrastra desde hace tres años y que amenaza, en palabras de la CGIL, con “desgarrar el tejido productivo del país”.

Frente a esta situación, la huelga general se propone como un instrumento para defender la negociación colectiva, impulsando la renovación de los convenios caducados, y para presionar al Gobierno a modificar su ley de presupuestos.

Las reivindicaciones incluyen la recuperación del poder adquisitivo, la mejora de las pensiones, políticas industriales capaces de acompañar la transición ecológica y digital, un plan extraordinario de contrataciones públicas, más recursos para vivienda, educación, dependencia, investigación y transporte, así como medidas firmes contra la precariedad, el trabajo irregular y las brechas de género.

La CGIL insiste en que los recursos existen y que deben obtenerse allí donde están: beneficios y superbeneficios empresariales, grandes fortunas y evasión fiscal. Propone incluso una contribución de solidaridad del 1% más rico, que permitiría recaudar 26.000 millones de euros anuales. Al mismo tiempo, exige poner fin a la carrera armamentística que, según sus cálculos, podría sustraer casi un billón de euros hasta 2035 si se mantiene el objetivo de dedicar el 5% del PIB al gasto militar.

Una jornada de movilización extensa

La huelga afecta hoy al conjunto del país. El transporte ferroviario permanece interrumpido desde las 00:01 hasta las 21:00; los bomberos realizan un paro de cuatro horas; y también se suman educación, investigación, formación profesional y otros sectores públicos y privados. Quedan exentos los servicios esenciales como la higiene urbana, el personal del Ministerio de Justicia, el transporte aéreo y parte del transporte urbano en algunas ciudades.

Landini participa hoy en la movilización de Florencia, mientras otros miembros de la dirección confederal se reparten por Génova, Ferrara, Nápoles y Cagliari. Para el líder sindical, “no se trata solo de una protesta, sino de un llamamiento para poner en el centro a quienes trabajan, estudian, envejecen, se cuidan y sostienen comunidades enteras”.

La convocatoria cuenta también con el respaldo de organizaciones vinculadas a la defensa del trabajo digno y los derechos sociales. Entre ellos figura Spin Time, el espacio autogestionado de Roma que acogió el V Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, desde donde activistas y colectivos han expresado su apoyo a la huelga general.

En concreto, organizaciones estudiantiles como el sindicato de secundaria Rete degli Studenti Medi y el sindicato de estudiantes universitarios han llamado a secundar la movilización.