El Observatorio DESCA, centro de derechos sociales, advierte de que el Plan Europeo de Vivienda es insuficiente

El Observatorio DESCA, un centro de derechos humanos y laboratorio de ideas en defensa de los derechos sociales y la justicia ecológica, considera que el primer Plan Europeo para la Vivienda Asequible, presentado por la Comisión Europea el martes 16 de diciembre, supone un reconocimiento político relevante de la crisis residencial, pero no está a la altura del desafío estructural que afrontan millones de personas en Europa
En su análisis, publicado en su web, la entidad integrada por diversas entidades sociales, sindicales y personas, subraya que el documento carece de ambición normativa, evita compromisos vinculantes y deja intactos muchos de los mecanismos que alimentan la especulación inmobiliaria. Para el Observatorio, el hecho de que la Unión Europea entre por primera vez de lleno en el debate sobre vivienda rompe una inercia histórica.
“Durante décadas, la UE no ha abordado las problemáticas de vivienda, al considerarlas una cuestión de soberanía interna de los Estados”, recuerdan. Solo de forma excepcional (ante abusos hipotecarios o en la regulación de plataformas de vivienda turística) se había producido una intervención comunitaria. La actual crisis de acceso, marcada por el encarecimiento del alquiler, la falta de vivienda social y la financiarización del mercado, ha forzado este cambio de etapa.
Un paso político condicionado por la correlación de fuerzas
El análisis sitúa el Plan en un contexto político concreto. La creación de una cartera específica de Energía y Vivienda en la Comisión Europea, encabezada por Dan Jørgensen, y la constitución de un grupo de trabajo en el Parlamento Europeo reflejan que la vivienda ha entrado, por fin, en la agenda comunitaria.
Sin embargo, el Observatorio advierte de que la actual correlación de fuerzas, mayoritariamente conservadora, limita seriamente la posibilidad de adoptar medidas que mejoren sustancialmente el derecho a la vivienda.
Desde esta lectura, el Plan es interpretado más como una apertura de debate que como una respuesta estructural. “Se trata de una oportunidad única para ampliar la responsabilidad de la UE en la protección del derecho a la vivienda”, señala el documento, pero también de una ocasión que puede desaprovecharse si no se acompaña de decisiones valientes.
Construir más no basta si no se ponen condiciones
Uno de los ejes centrales de la crítica del Observatorio DESCA es la apuesta del Plan por aumentar la oferta de vivienda sin establecer criterios claros de asequibilidad ni límites a los actores especulativos. La entidad alerta de que una política basada en la construcción masiva “puede ser altamente peligrosa” si no se acompaña de condiciones estrictas.
Entre los criterios que considera imprescindibles, este espacio de pensamiento crítico señala que las viviendas financiadas con fondos europeos deben ser permanentemente asequibles, evitando que se “descalifiquen” y regresen al mercado libre tras unos años. Asimismo, defiende un modelo de vivienda no especulativa, gestionada por promotores sociales y cooperativos sin ánimo de lucro, y no por grandes constructoras o fondos de inversión.
El documento insiste también en que la vivienda social debe destinarse prioritariamente a los colectivos más vulnerables, con precios ajustados a sus rentas, y alerta de que el aumento del parque residencial no puede desligarse de la emergencia climática. En este sentido, propone priorizar la rehabilitación, la eficiencia energética y la compra de vivienda existente frente a una expansión constructiva intensiva, recordando que el sector de la construcción genera alrededor del 30% de las emisiones.
La gran ausencia: regular el mercado inmobiliario
El segundo gran déficit del Plan, según el Observatorio DESCA, es la falta de una apuesta decidida por la regulación del mercado inmobiliario. Aunque el documento comunitario menciona la futura regulación de los alquileres de corta duración, el análisis considera insuficiente este paso si no se acompaña de un marco europeo más amplio.
El centro de investigación defiende que la UE puede y debe establecer criterios comunes que respalden medidas ya existentes en algunos Estados y ciudades europeas, como el control de rentas del alquiler, la limitación de la compra de vivienda para usos no residenciales, una fiscalidad más exigente para grandes tenedores o incluso topes a los beneficios del negocio inmobiliario, “tratándose de un derecho humano”.
A ello se suma la crítica a la ausencia de un fondo europeo específico para vivienda y a la falta de una definición común de “vivienda asequible”. Sin criterios claros –por ejemplo, que el coste de la vivienda no supere un porcentaje razonable de los ingresos del hogar–, la entidad advierte del riesgo de que el concepto quede vacío y las políticas no lleguen a quienes más lo necesitan.
De la oportunidad al compromiso
Para el Observatorio DESCA, el Plan Europeo de Vivienda Asequible abre una puerta que hasta ahora había permanecido cerrada, pero no garantiza por sí mismo el derecho a una vivienda digna. La entidad reclama que la Unión Europea pase “de las orientaciones a las obligaciones” y sitúe la vivienda como una política pública central, por encima de los intereses especulativos.
“La vivienda no puede ser solo una mercancía”, concluye el análisis, sino un pilar fundamental de la dignidad, la cohesión social y la justicia en Europa. El Plan, sostienen, aún está a tiempo de corregirse y fortalecerse. La cuestión es si existirá la voluntad política para hacerlo.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)



