Desde Jaén, el movimiento obrero cristiano denuncia la migración forzada y reclama justicia

Con motivo del Día Internacional de las Personas Migrantes, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Jaén expresó su pleno apoyo y adhesión al mensaje difundido por el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) en esta jornada, que invitó a mirar la migración con ojos de humanidad, justicia y fe
Este posicionamiento se produjo en el marco del Jubileo del Migrante y del Refugiado en la diócesis de Jaén, con el lema “Migrantes, misioneros de esperanza”, celebrado el domingo 14 de diciembre, que incluyó una peregrinación desde la estación de autobuses hasta la Catedral, donde tuvo lugar una misa jubilar, presidida por el vicario general y episcopal sectorial de Evangelización, Juan Ignacio Damas López. En este contexto, el movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos hizo llegar este mensaje a la Delegación de Misiones como signo de comunión eclesial y de compromiso misionero con las personas migrantes y refugiadas.
Desde la organización mundial se recordó que la migración no es una amenaza, sino un signo de nuestro tiempo que pone de manifiesto profundas injusticias sociales, económicas y políticas, que obligan a millones de personas a abandonar sus hogares en busca de una vida digna. Migrar no es una elección libre para la mayoría: es una huida forzada ante la falta de futuro, la violencia, la persecución o la pobreza extrema.
Poner rostro y nombre al sufrimiento
El mensaje de este año puso el foco en realidades especialmente duras, como la travesía de la selva del Darién, por donde miles de personas (muchas de ellas niñas, niños y jóvenes) arriesgan la vida cada año, expuestas a violencia, abusos, explotación y muerte.
Historias como la de Mónica, madre, refugiada y superviviente de tortura y violencia extrema, recordaron que detrás de cada cifra hay una vida sagrada, una historia concreta de dolor, resistencia y esperanza.
Una mirada cristiana: acoger, proteger, promover e integrar
El movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos diocesano compartió plenamente la convicción expresada por el MMTC y por el papa Francisco de que acoger, proteger, promover e integrar no son solo verbos dirigidos a las personas migrantes, sino una forma concreta y exigente de vivir hoy el Evangelio.
La experiencia migratoria atraviesa toda la historia del Pueblo de Dios: Abraham, Moisés, la Sagrada Familia huyendo a Egipto, y el mismo Jesús, que vivió como extranjero. Por ello, la Iglesia y sus movimientos comprometidos en la pastoral del trabajo están llamados a ser hogar, puente y refugio, especialmente en un mundo que levanta muros y normaliza el rechazo.

Una llamada a las comunidades y a las instituciones
Desde esta organización eclesial, profundamente vinculada al mundo obrero y a las realidades de mayor vulnerabilidad, se hizo un llamamiento a las comunidades cristianas, a la sociedad en su conjunto y a las instituciones públicas para que no permanecieran indiferentes. Defender la dignidad de las personas migrantes es defender la dignidad de toda la clase trabajadora y contribuir a la construcción de una sociedad más justa, fraterna y solidaria.
Como recordó el mensaje del MMTC, la credibilidad del anuncio cristiano pasa por gestos concretos de cercanía, por caminar junto a quienes caminan y por ofrecer espacios reales de acogida, escucha y liberación de la palabra.
En este Día Internacional de las Personas Migrantes, el movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos de Jaén renovó su compromiso de estar al lado de las personas migrantes y refugiadas, reconociendo en cada una de ellas el rostro de Cristo que llama a nuestra puerta.

Presidenta de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Jaén.



