¿Vas a creer a FOESSA o a tu “influencer” favorito?

El nuevo Informe FOESSA vuelve a ofrecernos un espejo incómodo: la imagen de la sociedad que somos y la que estamos en camino de ser. Cada edición desata titulares y debates, pero también manipulaciones interesadas y sesgos que nos impiden mirar de frente lo que más nos incomoda.
Este informe no es solo un diagnóstico: es una sacudida de realidad, que agrieta las fabulaciones ideologizadas, también las de quienes hacen gala de no tener más ideología que la imposición de su propio interés revestido de única verdad.
El estudio nos devuelve una imagen precisa de nuestro modo de habitar el mundo y abre caminos de comprensión hacia el futuro. Detrás hay años de trabajo multidisciplinar, con 140 personas y 51 instituciones empeñadas en ofrecer una radiografía social rigurosa y un vademécum imprescindible para entender nuestro tiempo y mejorar la vida.
En el actual panorama mediático y en el universo digital, una ocurrencia ingeniosa o una frase mordaz puede eclipsar este conocimiento y las propuestas
Sin embargo, tampoco faltan quienes abusan de sus datos o los desacreditan por interés. En el actual panorama mediático y en el universo digital, cada vez más polarizados y deliberadamente enrarecidos, una ocurrencia ingeniosa o una frase mordaz puede eclipsar este conocimiento y las propuestas.
Si de verdad queremos afrontar el colapso social y ecológico que se avecina, necesitamos elevar la calidad de la conversación pública, de la práctica institucional y del clima social.
No bastará con cambiar responsables o reajustar políticas. Hace falta un compromiso más profundo: personas y entidades sociales, instituciones públicas al servicio del bien común, sociedad civil organizada y un tejido comunitario revitalizado por la acción de los movimientos sociales. Solo así podremos cerrar desigualdades, prevenir nuevas exclusiones y cuidar la Tierra que nos sostiene.
Tenemos vacunas contra el odio, antipiréticos contra la fiebre de la violencia y nutrientes para la acción
Gracias a los informes FOESSA no partimos de cero, ni vamos a ciegas. Tenemos vacunas contra el odio, antipiréticos contra la fiebre de la violencia y nutrientes para la acción.
Siendo mucho, no es todo, porque la inercia social es inmensa y la capacidad y margen de la minoría beneficiada para imponer sus intereses corporativos cada vez mayor.
Las familias excluidas y aisladas, las personas trabajadoras precarizadas y extenuadas, los barrios ignorados y agrietados, las zonas vaciadas y esquilmadas exigen el reconocimiento de su dignidad y el cumplimiento de la justicia debida.
Faltan mentes, corazones y manos dispuestas a cargar con –y encargarse de– la realidad en toda su complejidad, de reconocer el clamor que emerge de la población descartada y la Tierra devastada. La esperanza nos está retando.

Redactor jefe de Noticias Obreras



