La embarrada dimisión de Mazón

Carlos Mazón se ha despedido de la presidencia de la Generalitat Valenciana como vivió su último año de mandato: tratando de salvar su imagen entre el barro de una tragedia que no ha querido mirar de frente. Su renuncia llega “tarde y mal” –exactamente un año después de su visita a Paiporta, localidad con el mayor número de personas muertas en la dana–, como han expresado los familiares de las víctimas de la riada del 29 de octubre de 2024, y deja un poso de indignación y desconfianza.
“Se ha ido haciéndose la víctima, es indignante”, lamentan las personas afectadas, que le acusan de “escurrir el bulto” y de repetir “otra sarta de mentiras” cuando ya existen pruebas judiciales que desmienten su versión.
La declaración de Mazón, pronunciada sin admitir preguntas, quiso revestirse de emoción y humildad, pero acabó siendo una confesión fallida. Reconoció errores para atribuirlos, de nuevo, a los demás: al Gobierno central, a la Aemet, a la Confederación Hidrográfica del Júcar, a los medios e incluso a la opinión pública. “Ni siquiera su dimisión ha estado clara, como nada de lo que hizo ese día”, denuncian las familias, que consideran el gesto “insuficiente” y “un simple parche”. Lo esencial, repiten, “no es que dimita, sino que haya justicia y reparación”.
La dimensión moral de esta crisis no se resuelve con una renuncia administrativa. Mazón dice irse por agotamiento, pero si fuera una víctima, si todo fuera una campaña orquestada –como insinúa–, se pondría en manos de la justicia. Sin embargo, su dimisión en diferido, sin renunciar a la inmunidad de su escaño –para alejarse de la causa judicial–, intentando controlar la sucesión y mantener el relato de víctima política, desmiente esa supuesta inocencia y muestra una estrategia de supervivencia más que un acto de reparación, embarrando así su propio final político.
Las investigaciones judiciales y las comprobaciones de distintas fuentes periodísticas han desmontado cada una de sus afirmaciones: no hubo falta de información ni de ayuda; sí hubo, en cambio, descoordinación, inacción y posterior manipulación. Los autos califican de “ficción” su versión sobre la ausencia de alertas y constatan que la Generalitat conocía el riesgo del barranco del Poyo más de dos horas antes de la catástrofe.
Los testimonios oficiales, los registros de llamadas y los informes meteorológicos confirman que la delegada del Gobierno ofreció ayuda que fue rechazada; que la Unidad Militar de Emergencias se desplegó esa misma tarde; y que la Aemet y la Confederación Hidrográfica del Júcar alertaron desde primera hora del peligro extremo. El relato victimista de Mazón se ha visto así desmontado por una contraprueba factual: la de los datos verificables frente a la manipulación emocional. Las informaciones publicadas por diversos medios han puesto de relieve que el ya expresident normalizó el peor día de la historia de la Comunidad Valenciana, se ausentó en el peor momento… no gobernó y luego trató de reescribir los hechos, mintiendo y sustituyendo la responsabilidad política por el victimismo personal.
Frente al dramatismo calculado de su discurso en frases como: “ya no puedo más”, “ha sido un honor servir a mi tierra”, las familias de los 229 fallecidos responden con una mezcla de dolor y dignidad. “Él no ha dimitido. Lo hemos hecho dimitir las familias y toda la gente que nos ha apoyado”, señalan. “Se pensaban que nos íbamos a cansar, pero no va a ser así”. En esas palabras se condensa la verdadera legitimidad que Mazón perdió hace tiempo: la de un pueblo herido que no olvida.
Su salida política no limpia el barro, lo confirma. Como recuerda una de las víctimas, “ha sido una declaración dolorosa e indigna; se va mintiendo”. Él y su gobierno son responsables políticos de un fracaso que no puede reparar un ejecutivo autonómico de continuidad, sostenido por el aval de la extrema derecha que niega el cambio climático y sus consecuencias. Sucesos extremos como esta dana exigen tomarse en serio las políticas de prevención y de emergencia, con visión científica y compromiso social.
Ellos han demostrado que no pueden curar las heridas. Es el momento de darle la voz al pueblo valenciano.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)



