La COP30 cambia de narrativa, pero sigue presa del paradigma tecnocrático

La COP30 cambia de narrativa, pero sigue presa del paradigma tecnocrático
Foto | Imagen de la obra Gaia del artista Lukejerram.
El resultado de la COP30 ha dejado un «sabor agridulce» en el director del Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española, Eduardo Agosta, quien considera que mientras que Brasil dotó a la cumbre de una narrativa humanística, el mundo industrializado y las potencias petroleras acabaron por imponer sus cálculos egoístas.

 El teólogo y experto climático reconoce los esfuerzos de la presidencia brasileña, que impregnó el documento final de una «narrativa humanista», pero lamenta la falta de consenso para avanzar en aspectos claves.

La declaración final se limita a señalar en el párrafo 35 la alineación de las Contribuciones Nacionales Determinadas con el objetivo de alcanzar el «global net zero», sin mencionar directamente el abandono del petróleo o gas.  

El párrafo 41 introduce la expresión «Global Implementation Accelerator» («Acelerador Global de Implementación») en relación con el «Consenso de los Emiratos Árabes Unidos», por lo que la batalla semántica se ha inclinado por los países defensores de los combustibles fósiles.

El resultado es claro: la batalla semántica se perdió y el «elefante en la habitación» se oculta tras el término técnico «net zero», detalla Agosta. 

El acuerdo final es un «contenedor ético con contenido diluido»

En cuanto a las herramientas de financiación, el objetivo se limita a apenas 300.000 millones, muy lejos del montante necesario para abrir un verdadero cambio en la lucha contra el calentamiento global.  

Mientras que el borrador proponía un plan vinculante de financiación y una plataforma contra medidas comerciales unilaterales, finalmente se ha aprobado un plan de dos años, «más burocrático que resolutivo» y un diálogo periódico en órganos subsidiarios. 

«Desde la perspectiva de la Iglesia y su enseñanza social, el documento presenta luces y sombras», indica Agosta. El preámbulo reconoce que las emisiones históricas representan, al menos, cuatro, quintos del presupuesto total de carbono, lo que supone una validación de «la base moral de la deuda ecológica», tal como señala Laudato si‘.

Otro de los aspectos positivos es que el lenguaje utilizado incorpora la perspectiva de los derechos humanos, con especial atención a los pueblos indígenas, sus tierras y conocimientos tradicionales, mientras que sitúa el debate «en el corazón de la Amazonía». 

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«Se evita así un biocentrismo ciego y se integra la dignidad cultural en la protección de la naturaleza, en línea con Querida Amazonia», destaca el religioso carmelita. 

Brasil ha logrado, al menos, introducir en la arquitectura internacional el concepto «Global Mutirão», como esfuerzo colectivo y solidario para acometer grandes tareas inspirado en la tradición indígena de ayuda mutua, que contrasta con el individualismo de mercado.  

«La sustitución del lenguaje sobre combustibles fósiles por la referencia genérica a «Net Zero» (párrafo 35) refleja el triunfo del paradigma tecnocrático, criticado en Laudate Deum», señala Agosta, quien denuncia que «la dilación burocrática, con programas de trabajo y diálogos diferidos hacia 2027 o 2028, constituye una falta de responsabilidad moral ante la urgencia climática». 

En su opinión, el documento se ha convertido en «un contenedor ético con contenido diluido». Es verdad que la estructura, el preámbulo y los principios en cuanto a derechos, historia y el valor de la Amazonía se alinean con la visión de la Iglesia, defiende el director de Ecología Integral  

No obstante, «las decisiones operativas en torno al dinero y los combustibles fósiles reflejan el egoísmo nacional y la hegemonía del paradigma tecnocrático». De alguna manera, se puede decir, añade que si «Brasil logró imponer la narrativa de «mutirão», la Amazonía y los derechos; el norte global, en cambio, impuso la aritmética de los 300.000 millones y el silencio sobre los fósiles». 

El documento consensuado ha sido objeto de «un pulido significativo, en el que las aristas más afiladas, y necesarias según la Doctrina Social de la Iglesia, han quedado suavizadas». Así, de «un borrador de carácter profético» se ha pasado a una declaración «pragmática».