Emergencia climática y protección del medio ambiente

Emergencia climática y protección del medio ambiente
La LOC-MTC presta especial atención a la temática ecológica, tanto por su importancia en la salvaguarda de la «casa común», como por los peligros que la amenazan y que afectan a la vida de los trabajadores.

Al ser humano, creado «a imagen y semejanza» del Creador, se le ha ofrecido la posibilidad de «construir el mundo» (Gn 1, 28-30). «Nada es fruto del azar, sino que está pensado según el Verbo» (Ef 1, 10) dado que la Creación está «orientada» y «en proceso». Y «el ser humano coopera en esta obra de la Creación» (GS 34, 36). En este sentido, a la luz del método de la Revisión de Vida, analizamos tres situaciones.

La primera realidad se refiere a los incendios y, por consiguiente, a la destrucción de la «casa común». Cada verano, Portugal se enfrenta a incendios devastadores que destruyen no solo los bosques y la biodiversidad, sino también casas, explotaciones agrícolas e incluso provocan víctimas mortales. Portugal tiene una cobertura forestal compuesta en gran parte por eucaliptos y pinos, altamente inflamables. Está demostrado que muchos de estos incendios tienen una causa humana y criminal. En Laudato si’ se lee: «Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que nunca podremos conocer, que nuestros hijos no podrán ver, perdidas para siempre. La gran mayoría de ellas se extingue por razones relacionadas con la actividad humana. Por nuestra culpa, miles de especies ya no darán gloria a Dios con su existencia, ni podrán transmitirnos su propio mensaje. No tenemos derecho a hacerlo» (33). El Papa también alertaba sobre los intereses económicos y la pérdida de biodiversidad como consecuencia de los incendios (38 y 39).

En segundo lugar, es necesario repoblar los bosques y crear espacios verdes. En Portugal, vemos la necesidad de diversificar la flora para encontrar especies autóctonas más resistentes al fuego y adaptadas al clima. En las grandes ciudades, se observa una preocupación por embellecer el parque urbano de hormigón y cemento mediante la creación de espacios verdes para mejorar la calidad del aire y garantizar lugares saludables frente al calor. También se destacan los programas de reforestación comunitaria en las escuelas y los consejos parroquiales. Laudato si’ alerta sobre el crecimiento urbano y la necesidad de que las ciudades sean espacios saludables y armoniosos: «No es conveniente que los habitantes de este planeta vivan cada vez más inmersos en el cemento, el asfalto, el vidrio y los metales, privados del contacto físico con la naturaleza» (44).

Destacamos la solidaridad con los pobres y los vulnerables, ya que toda esta realidad mencionada afecta especialmente a las personas mayores y enfermas, expuestas a las olas de calor y a la mala calidad del aire, así como a las personas que viven en las zonas del interior de Portugal que pierden sus tierras y sus ingresos. Todo ello afecta a la vida de los trabajadores que dependen directamente de los recursos naturales y se sienten afectados en el sustento digno de sus familias. En las políticas gubernamentales, observamos, una falta de apoyo a la protección de las personas frágiles, de las poblaciones del interior y a una vivienda digna. En este sentido, sentimos la llamada de Laudato si’: «Hoy no podemos dejar de reconocer que un verdadero enfoque ecológico se convierte siempre en un enfoque social, que debe integrar la justicia en los debates sobre el medio ambiente, para escuchar tanto el grito de la tierra como el grito de los pobres» (49).

En resumen, el buen método termina en actuar. Tras constatar la realidad, incluso en el contexto portugués, y juzgarla a la luz del magisterio del papa Francisco en la encíclica Laudato si’, nos queda estimularnos hacia una espiritualidad práctica con gestos locales y una intervención profética en la sociedad.