El movimiento sindical impulsa el Mecanismo de Acción de Belém ante el riesgo de un acuerdo poco ambicioso en la COP30

El movimiento sindical presiona en la Cumbre de las Parte sobre el clima para que el Mecanismo de Acción de Belém (BAM) sea el eje de una transición justa
La COP30 avanza “entre tensiones e incertidumbres” y con un temor creciente: que los textos de consenso acaben siendo “no ambiciosos en los contenidos”. En este marco, el movimiento sindical internacional establece su posición en la defensa del nuevo Mecanismo de Acción de Belém (BAM), concebido como pieza clave para garantizar una transición justa ante los vetos y bloqueos que frenan compromisos esenciales.
Tras una primera semana cargada de encuentros técnicos y políticos, las delegaciones reconocen que aún está lejos “un acuerdo sólido para cerrar con éxito la Cumbre del Clima de 2025”. La presidencia ha querido impregnar esta edición del espíritu indígena de Mutirão, símbolo de esfuerzo colectivo y perseverancia, pero el avance es lento.
El ritmo se acelera ahora con la entrada en juego de representantes de alto nivel, responsables de consolidar los textos finales. Aunque la organización de la cumbre en Belém recibe valoraciones positivas, los avances están bloqueados por “vetos explícitos a compromisos esenciales como la reducción del uso de combustibles fósiles”, la vinculación entre financiación climática y empleo digno o acuerdos más sólidos en transición energética y justicia social.
El BAM, la gran apuesta sindical
Más de un centenar de sindicalistas de los cinco continentes ha viajado a Belém para defender una transición justa. En sus prioridades destaca el Mecanismo de Acción de Belém, presentado por la Presidencia de la COP como respuesta a la “fragmentación actual” y como herramienta para convertir los principios de transición justa en un sistema “coherente y operativo”.
El BAM se articula en tres funciones decisivas: Coordinación de políticas; generación y compartición de conocimientos; apoyo directo a los países mediante financiación no generadora de deuda, transferencia tecnológica y asistencia técnica.
La propuesta incorpora, además, un Plan Mundial por la Salud ante el cambio climático y un Plan de Igualdad de Género.
Aunque cuenta con el respaldo de China y el G-77, se enfrenta al rechazo de la Unión Europea, Canadá y Australia. En este sentido, el sindicato CCOO lamenta que la UE “intente centrar el debate en el Programa de Trabajo para la Transición Justa aprobado en la COP28 –aún sin desarrollar—–” y que haya presentado un plan alternativo centrado únicamente en los impactos laborales y sectoriales.
Los representantes sindicales han trasladado a la delegación española “su preocupación por la posibilidad de un acuerdo final alejado del espíritu del BAM”.
Mitigación, adaptación y financiación
El Global Stocktake [Balance global] –un componente fundamental del Acuerdo de París que se utiliza para monitorear su implementación y evaluar el progreso colectivo realizado en el logro de los objetivos acordados– confirma que “las reducciones de emisiones están lejos de lo comprometido”. Mientras, países con fuertes intereses en los combustibles fósiles cuestionan incluso metas ya fijadas, en un contexto marcado por la presencia de “unos 1.500 lobistas vinculados con los combustibles fósiles”, apunta el sindicato.
La actualización de las NDC –las reducciones previstas de las emisiones de gases de efecto invernadero– revela una incoherencia alarmante: algunos países no han presentado sus planes climáticos, “el 70% los entregaron a última hora” y la UE lo hizo tarde y suavizando objetivos tras intensos debates internos, como el de la reducción del 90% para 2040.
En adaptación, las delegaciones trabajan sobre un paquete de “100 indicadores que coincidan con los 11 objetivos marco del Objetivo Global de Adaptación”, previsto en el Acuerdo de París. También se debate la creación de un fondo específico para sostener estas políticas.
La financiación climática, uno de los puntos más espinosos, sigue empantanada. El nuevo objetivo de la hoja de ruta —“1,3 billones de dólares”— y la meta intermedia de “300.000 millones” encuentran fuertes objeciones entre los países que deben aportar la mayor parte.
La Decisión Global Mutirão
La cumbre negocia también la Decisión Global Mutirão, el borrador político que impulsa la Presidencia de la COP, que podría incluir el reconocimiento de la obligatoriedad de adoptar medidas climáticas conforme a la Corte Internacional de Justicia.
Para el sindicato, el texto final debe “reconocer y comprometerse claramente en el respeto de los derechos humanos”, garantizar la participación de pueblos indígenas y mujeres en la gobernanza climática y “reformular las cumbres climáticas de la ONU para hacerlas más efectivas, transparentes, inclusivas y responsables”.
El resultado de todas estas negociaciones se conocerá al cierre de la COP30, donde se verá si la cumbre de Belém está en condiciones de ofrecer respuestas a la altura de la crisis climática o si, como temen muchas delegaciones, termina aprobando textos sin la ambición necesaria.

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)



