Una sucesión de conversiones ecológicas

En torno al año 2015 comencé a tener presente el problema del cambio climático y lo fui incluyendo en mis ámbitos de compromiso tradicionales, el movimiento vecinal y la política, pero no era una preocupación prioritaria para mí.
El primer toque de atención importante fue la publicación de la encíclica del papa Francisco Laudato si’. Su lectura me llevó a comprender la gravedad de la situación medioambiental y su relación con las crisis sociales («no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental», LS 139).
Pensaba, principalmente, en mis hijas y mi hijo, aunque tras leer un titular en 2018, «La máxima autoridad sobre cambio climático lanza su aviso: tenemos 12 años para evitar el colapso», descubrí que nosotros también viviríamos las consecuencias graves del cambio climático.
Me hice simpatizante de un partido ecologista, en el partido político en el que militaba fui colocando la dimensión eocosocial en mis planteamientos, en la asociación de vecinos en la que colaboraba fui promoviendo esa sensibilidad medioambiental, en la parroquia leímos la encíclica y profundizamos en ella para que iluminara la vida comunitaria, busqué medios de formación e información (libros, pódcast, artículos en internet, charlas, etc.) que me ayudaran a comprender mejor lo que estaba pasando y qué medidas habría que ir tomando para evitar las principales consecuencias de esta crisis.
En mi diócesis, la proyección del documental La Carta, que trata sobre el viaje a Roma de diversos líderes comprometidos en primera línea con el cuidado de la casa común, para dialogar sobre la encíclica Laudato si’, generó una gran expectación que se tradujo en la creación de la Plataforma Ecosocial Laudato si’ de Málaga.
Se conformó como un grupo de trabajo abierto, entre personas, parroquias, movimientos y colectivos sociales, para tratar de implantar activamente criterios de sostenibilidad y justicia en nuestra comunidad diocesana y desarrollar un esfuerzo conjunto con otras entidades y organizaciones de la provincia con la misma sensibilidad ecológica.
La plataforma participa en actos de calle, organiza mesas redondas sobre temas de ámbito socioecológico, mantiene la colaboración con otras organizaciones y fomenta en las parroquias y en otras entidades diocesanas el espíritu Laudato si’ del papa Francisco.
En la comunidad parroquial de San Juan de la Cruz no entendemos la fe sin compromiso y la comunidad sin la participación de todas las personas, la formación cristiana adulta nos parece fundamental para afianzar el seguimiento de Jesús. Todas las semanas tenemos alguna sesión formativa y entre sus contenidos se incluye la Doctrina Social de la Iglesia.
Dedicamos varias semanas a la lectura de la encíclica sobre el cuidado de la casa común y aprobamos convertirnos en una parroquia Laudato si’. En ese momento, era una declaración más simbólica que otra cosa, aunque asumimos algunos cambios como poner la iluminación led, cuidar el reciclado en las celebraciones, incluir en la liturgia y gestos referencias al cuidado de la creación.
Planteamos que «el calor mata»
y acordamos solicitar al distrito
que aumenten el número de árboles,
la instalación de pérgolas y entoldados
en diversas zonas del barrio, etc.
Más tarde, decidimos unirnos a la Plataforma y aceptamos su propuesta de que nos convirtiéramos en una parroquia piloto de la ecología integral, para lo que se formó un equipo que promueve la conversión ecológica personal, comunitaria y del barrio.
Mensualmente trabajamos un tema propuesto por la plataforma. A la vez que nos formamos sobre esa cuestión, proponemos peticiones que se presentarán en el distrito municipal sobre esa temática o sobre otras cuestiones que consideramos necesarias para mejorar el barrio. También elaboramos guías para enviar a la parroquia y a centros educativos de la zona.
Sin ir más lejos, planteamos que «el calor mata» y tras la presentación del tema, acordamos solicitar al distrito que aumenten el número de árboles, la instalación de pérgolas y entoldados en diversas zonas del barrio, la creación de refugios climáticos, el aumento de fuentes para beber en la calle. A la parroquia, le propusimos convertirnos en un refugio climático del barrio.
Otros temas que tratamos fueron la moda rápida, la movilidad sostenible, la desconexión digital. En todos ellos, se explicaron las causas y consecuencias y se propusieron medidas para aplicar en nuestra vida, en la parroquia y en el barrio.
También les hemos planteado al resto de partidos representados en el ayuntamiento (excepto Vox que niega el cambio climático y, por tanto, entiende que no hay que hacer nada para evitarlo) el envío de nuestras propuestas para que, si les parecen interesantes, las planteen en el pleno municipal.
Quisiera terminar animando a todos y a todas a una conversión ecológica comunitaria y lo voy a hacer con una frase del papa Francisco: «La conversión ecológica que se requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también una conversión comunitaria» (LS 219). •
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Militante de la HOAC de Málaga



