Peregrinos y peregrinas de la paz

La paz es un bien común universal, es un valor y un deber. Valor porque es fruto de la justicia y la caridad y construye una verdadera y armónica convivencia social. Deber porque es responsabilidad de cada persona y de toda la humanidad, pero requiere dedicación y esfuerzo.
Para construir una nueva sociedad en paz debemos conseguir que el servicio, el compartir y el estar juntos como seres humanos predominen, que la reconciliación se logre, afrontando el conflicto con un diálogo transparente, sincero y paciente; donde se ha aprendido a perdonar, que no olvidar, pero sí ha renunciado a que la ira y la venganza nos posean.
Como dice el papa León XIV: «Es aquí donde el perdón se revela en toda su potencia y manifiesta el rostro concreto de la esperanza. No es olvido, no es debilidad. Es la capacidad de dejar libre al otro, amándolo hasta el final. El amor de Jesús no niega la verdad del dolor, pero no permite que el mal sea la última palabra. (…) Perdonar no significa negar el mal, sino impedir que genere más mal. No es decir que no haya pasado nada, sino hacer todo lo posible para que no sea el rencor el que decida el futuro».
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Militante de la HOAC de Canarias