“La siniestralidad laboral debe ser un objetivo permanente de la pastoral del trabajo”

“La siniestralidad laboral debe ser un objetivo permanente de la pastoral del trabajo”
FOTO | Diócesis de Ciudad Real
El obispo de Ciudad Real y responsable de la Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española, Abilio Martínez, pide que el derecho al cuidado de la vida sea una prioridad de toda acción pastoral en el mundo obrero

Durante su homilía con motivo de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, monseñor Abilio Martínez, obispo de Ciudad Real y responsable de la Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española (CEE), señaló que “la siniestralidad laboral debe ser un objetivo permanente de la pastoral del trabajo”, recordando que “no hay derecho si falta la vida, porque la vida es el primer derecho sobre el que se fundamentan todos los demás”.

La eucaristía, presidida en la parroquia de Santa María del Prado (La Merced), puso fin al acto público convocado por Cáritas, HOAC, CONFER y JOC en la plaza de la Constitución de Ciudad Real, donde se realizó un gesto público y se leyó el manifiesto de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente con el lema “Trabajo decente, derecho, no privilegio”.

En su intervención, el obispo lamentó el reciente siniestro ocurrido en una obra de Madrid, en el que fallecieron varios trabajadores, y reclamó un compromiso firme de toda la sociedad para acabar con esta realidad. “Al trabajo se va a ganarse la vida, y no a perderla”, subrayó.

“No más muertes en el trabajo”

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social, donde se enmarca la Pastoral del Trabajo, reclamaron en abril de 2023 un compromiso sostenido frente a la siniestralidad laboral. En una reflexión, presentada en el marco de la 121ª asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Española y con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, insistieron en que “no son números, son personas” y que “normalizamos lo que no puede ser normal”.

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Inspirándose en la parábola del buen samaritano, los obispos proponían una actitud activa ante esta realidad. “Necesitamos fijarnos en la realidad para descubrir, visibilizar y denunciar situaciones de sufrimiento; para concienciar a la sociedad, combatir la indiferencia y acompañar a las víctimas para que sientan que no están solas”

El texto invitaba a cambiar mentalidades, recordando que “la inmensa mayoría de los accidentes y enfermedades laborales son evitables si se cumple la normativa”, y pedía escuchar a las víctimas, fortalecer el asociacionismo, apoyar a sindicatos y organizaciones empresariales comprometidas, y reclamar a las administraciones que velen por el cumplimiento de la ley.

“Como Iglesia, debemos promover la defensa de la vida en el trabajo, creando conciencia en nuestras comunidades, implicándonos en la denuncia de esta injusticia y apoyando las campañas de Iglesia por el Trabajo Decente”, afirmaban.