Tres malestares y una defensa del turismo popular

La población trabajadora española ha enfrentado otro verano de récords turísticos con malestares múltiples provocados por la turistificación progresiva que vive nuestro país.
Durante más de una década el debate público sobre el turismo y sus efectos ha ganado relevancia política. A pesar del parón provocado por la pandemia de la COVID-19 en 2020, y aún en 2021, el turismo ha seguido creciendo a un ritmo acelerado y con él las tensiones políticas. Más allá de este incremento en el número de turistas, que puede suponer que este 2025 España llegue a superar a Francia como primer país del mundo en recepción de visitantes extranjeros y de beneficios empresariales que no dejan de subir, ganan fuerza una serie de malestares que afectan fundamentalmente a las clases trabajadoras en una triple dimensión.
En primer lugar, existe una crisis de malestar en los territorios más turistificados por la percepción de desplazamiento que vive su población. Interpretar el cuestionamiento social a la turistificación y las demandas de decrecimiento en términos de turismofobia es un absurdo malintencionado. Los lobbies empresariales y sus aduladores en medios de comunicación y académicos han tratado de situar el debate sobre el rechazo al turismo en ciertos territorios en términos de fobias irracionales.
Contenido exclusivo para personas y entidades que apoyan y cuidan nuestro trabajo mediante su suscripción a Noticias Obreras.
Si ya eres suscriptora o suscriptor, introduce tus datos para seguir leyendo. ¿No los recuerdas? Haz clic aquí.
¿Aún no formas parte de este proyecto de comunicación comprometida? Suscríbete aquí y acompáñanos. ¿Quieres hacer regalar una suscripción? Haz clic aquí